"La ridiculez es la muerte social.
Una muerte dolorosa y cómica
por añadidura."
Bécquer
La inhabilitada tenía la necesidad urgente de salir de los escombros, que van quedando de la oposición y emergió, sin importarle el triste panorama que iba encontrar en medio de su desesperación, hasta hacer el triste papel de una ridiculez extrema, el cual tenía que buscarle de inmediato una excusa para tratar de hacer, como los gatos, tapar con algo, el fracaso visible e insoportable, el cual la llevó a un estado emocional de máxima excitación y para no soltar las lágrimas se le ocurrió culpar la carterita, en el cual parece traía la lámpara de Aladino, para resolver el serio problema de presentar a como diera lugar al maltrecho Edmundo González, en carne y huesos.
Nada de lo que pasó el pasado 9 es extraño, cuando hizo acto de presencia ante una verdadera y escuálida concurrencia en sus querencias naturales –Chacao– donde se van enterrando y consumiendo las esperanzas de los últimos líderes opositores creado por el poder del dinero y los apellidos tradicionales de una clase privilegiada, que no da marcha atrás por recuperar el poder a costa de lo que sea. Lo que deseaba y quería, que se la llevaran presa, no se produjo, ya que, la trampa la han puesto a funcionar, desde el mismo momento de aparecer el Guaidó, y el gobierno la deja para que caigan ellos mismos.
María Corina, se ha paseado por el mínimo rincón de Venezuela, y no es precisamente haciendo turismo. Se ha dedicado a una prédica terriblemente propia de un mercenario y solamente le ha faltado disfrazarse de un soldado estadounidense de esos, que se han presentado en cuanta invasión han ejecutado los gobiernos estadounidenses y por eso a nadie le puede extrañar sus arrebatos por entregarle el país a los mandatarios gringos, sea: Bush, Obama, Biden o el parecido a ella en sus anormales toques mentales, como es el recién electo Donald Trump.
Después de ese episodió, donde prácticamente sacó la bandera blanca y lo único resaltante ante la opinión pública, es la metida de pata del coro de voces dirigido, desde la Casa Blanca, pero todos cayeron no por inocentes, si no por atorados y como estaban preparados para abrir la boca, cuando les dieran el pitazo, salieron a la misma hora, como si estaban dándose el feliz año, anunciando que la protagonista principal del show preparado con antelación, María Corina, había sido secuestrada por el régimen, mandados por el dictador Nicolás Maduro, pero todo se derrumbó.
Ese mismo día, se realizó una extraordinaria marcha en la gran Caracas, saliendo de Petare, en defensa de la paz, de lo más vistoso, alegre y entusiasta de los últimos años, pero a la vez reafirmando el compromiso de apoyar al presidente Nicolás Maduro, el cual no pudieron ocultar ni los propios medios mercenarios, a pesar de su poder mediático y por lógica debe haberle enfriado los ánimos, a los que siguen pensando, que solamente lo apoyan los militares. ¿Qué le queda a la señora de las pantomimas? Por supuesto, seguir respirando por la herida, presentándose, como la propia víctima del "régimen" en su versión femenina, pero ese cuento está más trillado, que seguir repitiendo el bulo de la dictadura en Venezuela y el dictador Nicolás Maduro.