Hugo Chávez en marcha hacia un segundo mandato presidencial

Las elecciones presidenciales venezolanas del 3 de diciembre de 2006 desembocarán probablemente en la victoria de Hugo Chávez. El candidato de la oposición, Manuel Rosales, tiene efectivamente muy pocas posibilidades de vencer al hombre más popular de América Latina. Los sondeos anuncian una ventaja de 20 puntos para el actual presidente que, casi seguro, ganará las elecciones en la primera vuelta [1].

La oposición, consciente de esta realidad, multiplica las acusaciones contra el gobierno bolivariano. La organización Súmate, financiada por Estados Unidos mediante la Fundación Nacional para la Democracia (National Endowment for Democracy), reprocha a las autoridades el aumento espectacular del número de electores, que pasó de 11 millones en 2003 a 16 millones en 2006, después de la campaña que lanzó el gobierno para alentar a la población a que se inscribiera en las listas electorales. La mayor parte de los nuevos electores provienen de las capas populares que se beneficiaron mucho con las políticas sociales del gobierno y es muy probable que otorguen su confianza a Hugo Chávez. Súmate estigmatizó también el sistema de voto automático [2].

Los adversarios del gobierno denuncian también “un desequilibrio en la campaña electoral”. Alejandro Plaz, presidente de Súmate, criticó las subidas salariales de los funcionarios, la modernización del país y las apariciones reiteradas de Chávez en los canales de televisión públicos. No obstante, Plaz omite señalar que los medios privados, que representan el 90% del paisaje mediático venezolano, apoyan al candidato de la oposición [3].

La presidenta del Consejo Nacional Electoral, Tibisay Lucena, rechazó las dudas que emitieron los representantes de la oligarquía venezolana y aseguró que la Junta Electoral “garantiza la integridad del proceso, garantiza los resultados electorales [y] garantiza que son fiel reflejo de la voluntad popular” [4].

Manuel Rosales, gobernador del Estado petrolero de Zulia, abandonó temporalmente sus cargos para consagrarse a la campaña. Declaró su oposición a los programas sociales que ha emprendido Chávez y propuso en cambio crear una tarjeta de débito gubernamental destinada a los pobres con el fin de transferirles el 20% de los ingresos del petróleo. Pero Rosales tiene pocas probabilidades de atraer el voto de las capas modestas que ven en él un representante de la vieja clase política desacreditada. En efecto, su asociación con el sector oligárquico del país y la administración Bush es notoria y suscita un rechazo popular manifiesto. Por otra parte, participó en el efímero golpe de estado contra Hugo Chávez el 11 de abril de 2002 al firmar el decreto que nombraba a Pedro Carmona nuevo Presidente de la República [5].

Algunos grupos radicales ligados a la extrema derecha cubana de Florida, ya elaboraron varios proyectos de desestabilización. Así, Rafael Poleo, director del diaro El Nuevo País, lanzó un llamado a una manifestación el 4 de diciembre de 2006 para protestar contra “el fraude electoral”, confirmando los temores de las autoridades sobre la existencia de un plan B destinado a provocar el caos. El gobierno descubrió un plan elaborado por la organización terrorista New Cuba Coalition con base en Washington que prevé desencadenar una guerrilla urbana en caso de victoria de Chávez. El grupúsculo incita a los venezolanos a que se organicen en unidades de autodefensa, prevean francotiradores y preparen explosivos [6].

El Ministro de Interior y Justicia, Jesse Chacón, garantizó por su parte que el Estado no se dejaría desbordar y que las elecciones se desarrollarían en un clima de paz. “No vamos a permitir lo que ocurrió [en 2002]”, aseguró. También exhortó a la población a que participe votando masivamente y que espere con paciencia el veredicto oficial que emitirá el Consejo Nacional Electoral [7].

Por su parte, el Vicepresidente de la República, José Vicente Rangel, advirtió a la oposición sobre las consecuencias de tales actos: “No aceptaremos bajo ningún concepto comportamientos antidemocráticos. Tenemos el proceso electoral totalmente garantizado [y] ofrecemos un clima de participación a todos los sectores de la sociedad nacional. La oposición no sorprenderá al gobierno bolivariano una vez más”, declaró refiriéndose al golpe de fuerza de abril de 2002. También recordó que el sabotaje del sector petrolero en diciembre de 2002 costó 20 mil millones de dólares a la nación [8].

El Presidente Chávez también fue claro a este respecto. La industria petrolera y las Fuerzas Armadas son instituciones “revolucionarias”, en respuesta a las denuncias que emitió la oposición contra el Ministro de Energía, Rafael Ramírez, a quien acusa de influenciar el voto de los empleados de la empresa petrolera nacional PDVSA. Chávez rechazó inmediatamente las palabras acusadoras: “Son los mismos que desencadenaron el paro criminal y terrorista entre diciembre de 2002 y febrero de 2003”, con vistas a derrocarlo. Aprovechó la ocasión para lanzar un llamado al Tribuna Supremo y denunciar la impunidad de los saboteadores. “Deberían estar en prisión y pagando el daño que le hicieron al país. Casi 20 mil millones en pérdidas. ¿Qué huelga petrolera? Eso fue sabotaje, terrorismo”, señaló. La oposición “tiene todo el derecho a pretender” sacarlo del poder, pero “no tiene derecho a intentar vías distintas a las establecidas en la Constitución”, concluyó [9].

William Lara, Coordinador General del Movimiento Quinta República (MVR), el partido del Presidente, también advirtió a la oposición: “ya se está empezando a generar la idea del fraude, impulsada principalmente por el candidato Rosales y muchos de sus seguidores. Si continúa promoviendo la campaña de la desestabilización incluso después de conocerse los resultados que no lo favorezcan, sería su suicidio político”[10].

Hugo Chávez está convencido de que los resultados del 3 de diciembre constituirán “un aplastante triunfo revolucionario”. Ya fijó los objetivos de su gobierno hasta 2021. “Los próximos 14 años son para construir el gran proyecto nacional de Simón Bolívar”, subrayó al referirse al Libertador latinoamericano [11].

La certeza del Presidente venezolano se explica, en gran parte, por el éxito de su política social. Una de las prioridades del gobierno ha sido mejorar las condiciones de vida de los jubilados. El ingreso medio de un jubilado que era de 32 dólares en 1999 pasó a 232 dólares en 2006. Abandonados durante mucho tiempo por las anteriores administraciones, cerca de 120.000 retirados no habían recibido las prestaciones sociales a las que tenían derecho. El Presidente Chávez decidió entonces pagar las pensiones que sus predecesores no habían pagado a los trabajadores del sector público y dedicó la suma de 60 millones de dólares a este efecto [12].

La educación no va a la zaga. En siete años, 1.121.733 personas han ingresado en la universidad, señaló Samuel Moncada, Ministro de Educación Superior. En los años 90, sólo una minoría de la población tenía acceso a la universidad. Desde 1999, se abrieron siete nuevas universidades en todo el país. Cerca de 68 nuevos programas se elaboraron en función de las necesidades de los nuevos estudiantes, a los cuales se agregan 261 programas doctorales. “Estamos impulsando un proceso de municipalización de las universidades para que los estudiantes [...] puedan contar con una institución de educación superior en su propio municipio”, explicó Moncada. “En Venezuela estamos convencidos de que el instrumento de liberación del hombre es la educación”, agregó [13].

Venezuela también acaba de abrir una Escuela Latinoamericana de Medicina, situada en Ciudad Guayana en el Estado de Bolívar. Fundada sobre el modelo cubano, se destina a formar gratuitamente a médicos de los continentes americano y africano [14].

La Operación Milagro que ha lanzado Cuba y que apoya Venezuela permitió a cerca de 485.000 pacientes, entre los ellos 290.000 venezolanos, que recobraran la vista. Víctimas de cataratas y otras enfermedades oculares, estas personas de bajos ingresos, procedentes de 28 países, fueron operadas gratuitamente por médicos cubanos y venezolanos. La campaña humanitaria y social tiene como objetivo operar a un millón de personas al año. Uno de cada 87 venezolanos y uno de cada 213 bolivianos recibieron una asistencia médica de esa naturaleza. Se abrieron trece centros oftalmológicos en Venezuela para ello. Cerca de 31.000 jóvenes venezolanos estudian medicina actualmente [15].

La economía venezolana va bien, con un crecimiento de un 10,2% al tercer trimestre de 2006. Está floreciente por el tercer año consecutivo. El alza del poder adquisitivo, las inversiones públicas y la expansión de crédito desempeñaron un papel importante en esta mejora. Pero no hay que subestimar el aporte importante del sector privado cuyo papel ha sido fundamental, según el Banco Central de Venezuela (BCV). Las importaciones de bienes alcanzaron la suma de 8,5 mil millones de dólares de enero a septiembre de 2006, o sea un alza de un 30% con respecto al año anterior. La tasa de desempleo bajó en dos puntos para establecerse a un 9,5%. Incluso la inflación, que es el talón de Aquiles de la economía nacional, bajó medio punto para estabilizarse en un 15,5% [16].

El ejemplo que ofrece Venezuela, que se inspira en cierta medida en el modelo cubano, recorre el resto de América Latina. Después de la llegada al poder de Evo Morales en Bolivia y la reelección de Lula en Brasil, Nicaragua acaba de escoger al sandinista Daniel Ortega como nuevo Presidente. Washington está alarmado por estos grandes cambios y ve su margen de maniobra sumamente restringido. En efecto, sus dos medios de presión históricos –el chantaje económico y la amenaza militar– se hallan anticuados. En las Naciones Unidas, Estados Unidos no logró imponer a su candidato de servicio, Guatemala, como miembro no permanente del Consejo de Seguridad, a pesar de 47 turnos de escrutinio, frente a Venezuela y tuvieron que aceptar a Panamá como candidato de consenso [17].

Francis Fukuyama, el famoso ideólogo estadounidense ultraconservador, que había decretado el “fin de la historia” en los años 90 después de la caída del comunismo y la victoria final del capitalismo neoliberal, ha dado marcha atrás. Está subyugado por la importancia que toma la Revolución bolivariana cuyos éxitos, en apenas ocho años, son impresionantes. Para él, Hugo Chávez simboliza “el retorno de la historia” y el fin de la hegemonía estadounidense en el continente [18].

Adepto al “socialismo del siglo XXI”, una ideología emancipatora, Hugo Chávez se ha convertido en uno de los hombres más influyentes de América Latina. En menos de una década, logró consolidar en el seno de la sociedad venezolana un proceso revolucionario que parece ahora irreversible. Inexistentes bajo los gobiernos anteriores, los venezolanos, actores principales del nuevo proyecto de sociedad elaborado desde 1999, no están dispuestos a abandonar su dignidad recobrada.

Notas

[1] Victor Flores, «El desafío de construir una alternativa ante Chávez», El Nuevo Herald, 17 de noviembre de 2006; Agencia Bolivariana de Noticias, «Medios internacionales destacan victoria de Chávez en encuestas», 17 de noviembre de 2006.

[2] Fabiola Sánchez, «Denuncian fallas en proceso electoral en Venezuela», Associated Press, 16 de noviembre de 2006; Rui Ferreira, «Firma de máquinas de votación niega nexos con Chávez», El Nuevo Herald, 31 de octubre de 2006.

[3] Ibid.

[4] Ibid.

[5] Christopher Toothaker, «Venezuela: Rosales, la piedra en el zapato de Chávez», Associated Press, 15 de noviembre de 2006.

[6] Nahilce Martínez, «Descubiertos planes de desestabilización en Venezuela», Agencia Bolivariana de Noticias, 8 de noviembre de 2006. Granma, «Nuevos detalles de plan subversivo en Venezuela», 7 de noviembre de 2006.

[7] Agencia Bolivariana de Noticias, «MIJ garantizó clima de paz para elecciones presidenciales», 9 de noviembre de 2006.

[8] Agencia Bolivariana de Noticias, «No aceptaremos comportamientos antidemocráticos de la oposición», 3 de noviembre de 2006.

[9] EFE, «Chávez admite que PDVSA es sólo para ‘revolucionarios’», 4 de noviembre de 2006.

[10] Agencia Bolivariana de Noticias, «Lara: 3D podría terminar de separar a la oposición venezolana», 16 de noviembre de 2006.

[11] Juan Barreto, «Chávez quiere triunfo que lance el socialismo», El Nuevo Herald, 8 de noviembre de 2006.

[12] Agencia Bolivariana de Noticias, «Ejecutivo aprobó Bs. millardos para Línea 2 del Metro de Valencia», 18 de noviembre de 2006.

[13] Agencia Bolivariana de Noticias, «Gobierno Nacional canceló prestaciones a ex trabajadores públicos», 6 de noviembre de 2006.

[14] Agencia Bolivariana de Noticias, «En siete años 1.121.733 personas ingresaron a universidades», 3 de noviembre de 2006.

[15] Ibid.

[16] Agencia Bolivariana de Noticias, «Más de 485 mil pacientes beneficiados por Operación Milagro» 19 de noviembre de 2006.

[17] Fabiola Sánchez, «Crece economía en Venezuela», Associated Press, 16 de noviembre de 2006. Associated Press, «Baja la inflación en Venezuela», 1 de noviembre de 2006; Agencia Bolivariana de Noticias, «Economía del país mantiene crecimiento a lo largo de tres años consecutivos», 15 de noviembre de 2006.

[18] Diego A. Santos, «ONU: Panamá será candidato de consenso de Guatemala y Venezuela», El Nuevo Herald, 1 de noviembre de 2006.

[19] Nestor Ikeda, «Fukuyama: ‘Hugo Chávez es retorno de la historia’», Associated Press, 10 de noviembre de 2006.

El francés Salim Lamrani es investigador de la Universidad Denis-Diderot en París y está especializado en las relaciones de Cuba y Estados Unidos. Colabora habitualmente en Rebelión. La traducción al español es suya y ha sido revisada por Caty R., de los colectivos de Rebelión y Tlaxcala, la red de traductores por la diversidad lingüística. Esta traducción se puede reproducir libremente, a condición de mencionar al autor-traductor, a la revisora y la fuente.



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Salim Lamrani / Rebelión

Doctor en Estudios Ibéricos y Latinoamericanos de la Universidad Paris Sorbonne-Paris IV, Salim Lamrani es profesor titular de la Universidad de La Reunión y periodista, especialista de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos.

 lamranisalim@yahoo.fr

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