Minutos después que Rosalito lograra vulnerar el Estadio Universitario en el encuentro del campeonato del béisbol venezolano Caracas-Magallanes, conseguimos conversar con susodicho en el propio terreno de juego. Abordamos al candidato presidencial de la Casa Blanca en el círculo de espera, donde -según las encuestas nacionales e internacionales- permanecerá olvidado por siempre. Rosalito llevaba puesto el uniforme deshilachado y descolorido de un equipo que lleva nueve derrotas electorales al hilo. La entrevista con el referido abanderado del oposicionismo giró en torno a los numerosos errores que ha cometido en el campo del juego político.

-Candidato, ¿muchos comentaristas lo han visto realizando jugadas cotidianas como si fuera un novato, como si jamás hubiera estado metido en la Gran Carpa de la política nacional?

-Eso es cierto, porque yo vengo de participar en las caimaneras políticas que se organizan en los terrenos enmontados del Zulia. Por lo tanto, al subir a las Grandes Ligas del mundo político venezolano, todos se dieron cuenta que soy un bate quebrao, al que le falta mucho que aprender para poder conectar el indescifrable lanzamiento “rabo e’cochino” del presidente Chávez. Por eso, me han visto como una burusa abanicando el aire o quedándome con la carabina al hombro, cada vez que me paro en el cajón de bateo.

-¿Qué tipo de jugada intentó realizar cuando dijo: “no hay que pedirle peras al horno” y “no creo en cantos de ballenas”?

-Reconozco públicamente que, en esas erráticas jugadas, las palabras estaban y continúan totalmente desconectadas de mi reducido cerebro. Por eso, los mensajes de mi discurso siempre se me escapan como un rolling o roletazo entre las piernas.

-¿Podemos pensar que lanzó un wild pitch al llamar “parásitos” a la mayoritaria afición chavista?

-Yo diría más bien que ese lance fue un autodesbol, del que aún no he logrado recuperarme.

-¿Qué pretendía hacer la divisa oposicionista cuando puso en juego el video en el que el ministro Rafael Ramírez dijo que Pdvsa es roja rojita?

-En ese caso la oposición quería botar la bola de jonrón con tres hombres en bases, lo que se llama conectar un grand slam. Sin embargo, la jugada se nos revirtió, ya que la novena chavista nos hizo un rápido doble play. En primer lugar, me pusieron out al recordar que yo firmé el decreto de Carmona. En segundo término, hicieron un out de calle al evocar la participación que tuvo el oposicionismo en el sabotaje petrolero.

-¿Por qué firmó el decreto elaborado por la escuadra cuarta republicana dirigida por Carmona Estanga?

-Firmé el decreto porque yo formaba parte del team work del golpismo, y creí que esa disposición carmonista era mi contrato vitalicio para graduarme como gobernador big leaguer del Zulia. Con el decreto quisimos robarnos el jón de Miraflores en una jugada de squeezze play, después que Carmona Estanga tocara inconstitucionalmente la bola, al encabezar la novena del golpe de Estado del 11 de abril de 2002.

-¿Qué opina sobre la derrota electoral que acaba de sufrir George Bush?

-El descalabro político de nuestro manager, aminora las pretensiones golpistas de la ya debilitada divisa oposicionista. Ante el knock out político que sufrió el dueño del equipo opositor, George Bush, ya no podemos batearle ni fouls para atrás al presidente Chávez, quien nuevamente ganará por el voto unánime del soberano el premio Cy Young en esta temporada electoral.

-Estamos entrando al cierre del noveno inning electoral, según su apreciación, ¿qué podrá suceder antes del 3D: continuará jugando o prefiere perder por forfeit?

-No puedo adelantar nada, porque hasta el final del juego estaremos atentos a las señales que el manager nos haga desde el dogout de la Casa Blanca. Sin embargo, creo que Chávez ese día completará su triunfal jugada electoral haciendo un bonito triple play, como son las aplastantes derrotas a las candidaturas oposicionistas de Henrique Salas Römer (1998), Francisco Arias Cárdenas (2000) y la mía (2006). Ante esa terrible realidad, no tengo ninguna burusa de duda que el 3D, así intente salirme del librito del béisbol, quedaré ponchao, ponchaito. ¿Qué más te puedo decir?


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