Este tipo se va, se raja

Espina de Rosales

Dos voceros de excepción de la oposición le acaban de anunciar a Manuel Rosales su inevitable derrota electoral. El día 6 de este nervioso noviembre, el editor Poleo y el moderador Castillo de “Aló Ciudadano”, reconocieron una fatalidad, lanzaron una provocación y aplicaron un chantaje. Lo único que sorprendía era la falta de sorpresa, pues se trataba del mismo libreto aplicado aquel 11 de abril de 2002.

Al anunciar un supuesto fraude el 3D, están reconociendo que al señor Rosales no le dan los números. Queda una salida inconstitucional y aquí surge el chantaje: ese día, dijo Poleo, “vamos a conocer a Rosales”, o sea, que no lo conocen todavía aunque llaman a votar por él. “Ahí vamos a saber el tamaño de Manuel Rosales”, remató. El chantaje es claro, crudo.

La provocación estuvo en los insultos lanzados por Poleo, con anuencia de Globovisión, contra el presidente Chávez y su gobierno. Lo llamaron asesino nazi fascista. El objetivo era provocar el cierre del programa o del canal para armar, como los días previos al 11-A, el berrinche internacional. La presencia en Venezuela de un eurodiputado del derrotado partido de Aznar no era nada casual.

El gobierno no cayó en la burda provocación. Los insultos al Presidente llamándolo asesino por televisión y la instigación por el mismo medio a un alzamiento civil y militar el 4 de diciembre, todo lanzado por Poleo con Castillo en función de organillero, son licencias propias de los que saben que nada les va a pasar. El programa de todas maneras es una “joya” para regalárselo a la CIDH, la SIP u otras entelequias internacionales cuando asomen sus hocicos para averiguar si aquí existe libertad de expresión.

Al candidato Rosales le queda el anuncio de la fatalidad de perder y el chantaje de “vamos a conocer su tamaño”. Para Poleo, el canal de marras y compañía, usted ya perdió, no le dan los números, así que empiece a gritar “fraude”. Se trata de una cínica confesión de parte, sin demasiada exquisitez.

Rosales está en un rollo. Estos opositores extremistas le cantan que ya perdió, pero le exigen que no se vaya ni acepte la derrota. Lo conminan a encabezar la conspiración que ya está en marcha, un atajo bautizado de alzamiento “a la ucraniana o naranja”. Como de cítrico se trata, recuerden a Florentino: “al mismo limón chiquito, me lo chupo gajo a gajo”.

Si el candidato actúa como el 11 de abril, un “error” según su propia esposa; una confusión con una lista de asistencia, según sus palabras, es probable que termine oyendo clases con Pedro Carmona. Por ahora, nadie le va a dar un debate, por más que lo ruegue, a alguien que ya se retiró una vez y lo instigan a volverlo a hacer. El alto mando militar tampoco puede recibir a quien están llamando a desconocer la Constitución Nacional al día siguiente de las elecciones. El hombre tiene que definirse, pero esto, al parecer, es como pedirle peras al horno.

Por la vía de los atajos “ucranianos” o “naranja” –nada de estoes nuevo- la oposición entregó sus posiciones en la Fuerza Armada y toda PDVSA. Si el indeciso Rosales cede al chantaje de Globovisión y Poleo, enterrará su emergente partido Un Nuevo Tiempo, hundirá hasta nuevo aviso a Primero Justicia y hará que el 4D la gobernación del Zulia pase a ser, sin la menor duda, roja rojita.


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Earle Herrera

Profesor de Comunicación Social en la UCV y diputado a la Asamblea Nacional por el PSUV. Destacado como cuentista y poeta. Galardonado en cuatro ocasiones con el Premio Nacional de Periodismo, así como el Premio Municipal de Literatura del Distrito Federal (mención Poesía) y el Premio Conac de Narrativa. Conductor del programa de TV "El Kisoco Veráz".

 earlejh@hotmail.com

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