Quincallería Rosales

El candidato Manuel Rosales ha convertido su campaña electoral en una quincallería verbal y de palabrería imparable de ofertas engañosas. Del modo como se ha comportado Rosalito, a nadie asombraría que antes del 3 de diciembre, cual buhonero del conocido Callejón de Los Pobres de Maracaibo, se ponga a gritar: “Meta la mano, meta la mano, y llévese gratis su oferta electoral”. A esta quincallería de baratijas sólo le falta pegarle un cartelito que diga: “Nos reservamos el derecho de admisión”.

Hasta ahora, todo el protagonismo de su oferta electoral era ha girado alrededor de la tarjeta de débito “My Black”, que presentó a los votantes como un artículo ofrecido como una verdadera ganga a la puerta de entrada de un mall en una tarde de shopping. De tal modo, como si fuera el último autobús destartalado que le quedara al oposicionismo, Rosales montó en “My Black” todas sus desesperadas promesas. Así “My Black” se convirtió en la piedra filosofal del candidato del imperio. De tal manera, una vez más, la oposición demuestra la certeza de la frase bíblica: “Nada nuevo hay bajo el sol del sector opositor”.

Haga una prueba, quítele al oposicionismo la promesa demagógica de “My Black” y se encontrará con un vacío infinito, un silencio lúgubre, profundo. Un nada que decir. Parafraseando una conocida cuña, ante esta terrible realidad política, podemos decir: ¡Qué sería de Rosalito sin la card debts My Black!

Prueba de lo que decimos, es que recientemente, convertido en el necrofílico conde Drácula, dijo que esta cacareada promesa servirá también para que los tarjetas habientes puedan cobrar cierto dinerillo por los familiares asesinados por el hampa. Es decir, pareciera que, subrepticiamente, piensa poner en marcha la Misión Funeraria. ¿Acaso esta misión rosaliana será dirigida por Henry López Sisco? Suponemos que no se trata de una simple casualidad, que el susodicho forme parte del círculo más allegado a Rosalito.

Hemos notado que en numerosas oportunidades el candidato electoral ha resaltado ante el país, sin que nadie se lo haya preguntado, lo siguiente: “No soy un desempleado político”. Según estas preocupadas palabras de Rosalito, al perder las elecciones presidenciales del 3D y luego el referendo revocatorio como gobernador del Zulia, el Gobierno nacional estaría fomentando el desempleo, al sacarlo del juego político.

Pareciera que Rosalito, después de mirarse en el espejo del olvido al que han sido sometidos Enrique Mendoza, Henrique Salas Römer, los meritócratas de Pdvsa y los generales de Plaza Altamira, entre otros, ha presentido que su mundo político se le acaba en diciembre.

No cabe dudas, que Rosalito tiene sobradas razones para preocuparse por su futuro electoral. Sólo le bastaría haber leído esta reseña que publicó el diario El Nacional del día jueves 21 de septiembre sobre su visita a Guatire: “La tercera estación fue Guatire, allí la concentración se desinfló. Se vieron muy pocos seguidores en las dos paradas. (…) En este punto ya sólo lo acompañaban los motorizados, una banda de samba de Primero Justicias y un grupo de partidarios de Bandera Roja. Voceros del comando opositor aseguraron que varios partidos opositores decidieron boicotear el recorrido por Guarenas en desacuerdo con la ruta seleccionada”.

A cualquier candidato, al leer esta nota de prensa, le daría la calambrina y le entraría una temblequera en las piernas. Dicho en palabras de Miguel Thodde: “Señores, Rosalito está mal. Se tambalea Rosalito. Tiene el buche lleno de votos chavistas. Se cayó Rosalito. ¡Knock out! ¡Bush, recoge tu gallo muerto!”.


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Vidal Chávez López


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