Falcón y Bertucci se dan la mano para chillar

El poder por lo general en muchas personas, sobre todo en aquellas que demuestran inmadurez y poco control de sí mismas, desquicia, los perturba, los obsesiona y los hace caer en la testarudez, al extremo, incluso, que se vuelven enfermizos, y tal parece que ese es uno de los males que sufre o padece también, al igual que Enrique Capriles, el candidato presidencial Henry Falcón.

Falcón, al igual que Javier Bertucci se acostumbraron al poder, a la dolce vita, al facilismo y a los placeres. El primero degustó la fama y las comodidades, por mucho tiempo, en el estado Lara, primero como alcalde de la ciudad capital y luego como gobernador.

En el caso de Bertucci lo ha disfrutado a lo largo del tiempo solapado en la religión. Su verbo le ha permitido recoger el diezmo de los incautos para vivir holgadamente, al extremo también que no ha escatimado ningún esfuerzo para exhibir su poderío económico desde su flamante Ferrari.

¿Qué angustia en estos momentos a ambos candidatos?. Simplemente que vieron una vez más esfumarse la oportunidad de llegar de pleno al poder. Quizás olvidan que el poder desde el gobierno no se hizo para darse vida de rey.

El poder, en todo caso, desde el gobierno, es para administrar de manera pulcra y eficiente los recursos con los cuales cuenta la república a favor de las masas vulnerables habidas de que le resuelvan sus problemas.

Falcón ahora, conocido el resultado electoral, se la chilla irresponsablemente junto a Bertucci. Ambos han apelado al “hacha de la guerra” para desconocer las cifras que le dan el triunfo legítimo al presidente Nicolás Maduro, aportadas al país por el Consejo Nacional Electoral (CNE).

Da risa, incluso, ver los argumentos a que han apelado ambos candidatos para denunciar que el proceso electoral estuvo viciado o amañado de ilegitimidad.

Falcón desde un comienzo de la campaña exigió al máximo organismo electoral del país reglas claras del juego. Estas, en su totalidad, llegaron a declarar en anteriores oportunidades los dos candidatos, que fueron corregidas y aceptadas. Una de ellas fue exigir que algunos centros de votación que fueron cambiados por el CNE producto de los actos violentos que generaron las guarimbas, volvieran a su sitio de origen.

Hoy vemos, sin embargo, que Falcón, rechazado incluso por la mayoría opositora, apela una vez que conoció su derrota a un sin número de “gafedades” para montar el show y “llantén”. Desde luego, Bertucci le sigue el juego, como vaga estrategia para pretender “pescar en río revuelto”.

Uno de los argumentos que apela Falcón para quejarse son los afamados puntos rojos. Al parecer nunca los vio en estos 19 años que llevamos de gobierno chavista, pero tampoco llegó a divisar, en todo ese tiempo, los puntos blancos que en todos los actos electorales montaron Acción Democrática, Primero Justicia y Voluntad Popular.

Incluso Falcón nunca vio o no quiso ver a muchas personas pagadas por la oposición haciendo encuestas a escasos metros de las puertas de los propios centros electorales.

Al parecer Bertucci también olvido su afamada sopa, que repartió incluso el mismo día de las elecciones, como método intimidatorio, para buscar votos.

Lo que no se atreven a reconocer tanto Falcón como Bertucci fue su metida de pata, en plena campaña electoral, cuando descaradamente le prometieron al país que una vez que llegaran al gobierno lo primero que harían sería promover la privatización de las empresas del Estado venezolano y establecer negociaciones inminentes con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Se pretendía inclusive dolarizar al país.

Falcón y Bertucci, ante semejante propuesta, por demás insensata, creyeron que el pueblo venezolano había echado al cesto de la basura los actos que se produjeron durante la presidencia de Carlos Andrés Pérez, que derivaron el mal llamado Caracazo, y que dio lugar en esos días aciagos a que se produjeran más de 3 mil muertos a manos de las fuerzas represivas del gobierno, producto, precisamente de la aplicación de las recetas del FMI.

Falcón por igual no reconoce que uno de los factores claves que influyó para que no ganara el proceso electoral fue la clara división que siempre ha prevalecido en las fuerzas opositoras, solo por revanchismo, odio, envidia y apetencias personales.

Bertucci igual cayó en la trampa de Falcón. Alentó incluso que las políticas perversas de los EE.UU hacia Venezuela son justificables, de allí que ve bien y alienta la idea que el país se deje subestimar por el imperio.

Lo más importante que olvidaron tanto Falcón como Bertucci fue la lealtad del pueblo venezolano al comandante Hugo Chávez Frías; llegaron a creer que las enseñanzas que aprendieron del Comandante eterno se habían esfumado.

Subestimaron, incluso, la inteligencia de los electores, que una vez más demostraron con su voto que somos un país libre y soberano, dispuesto a sacrificarse, a pesar del asedio del imperio que pretende mantener un control absoluto sobre nuestro país. De verdad que a Falcón y Bertucci solo les asiste el derecho de seguir chillando….

*Periodista

italourdaneta@gmail.com


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Ítalo Urdaneta

Periodista, historiador y profesor universitario

 italourdaneta@gmail.com

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