Rosalito en su salsa

Adentrarse en la gastronomía del oposicionismo venezolano es empalagarse incivilmente de un mundo de guisos y otras marramuncias culinarias aderezadas con felonía, zancadillas, tramposerías, disfrazarse de Pancho Villa para jugar bingo en los casinos, caminar tongoneado para que no le vean el bojote, utilizar francotiradores, jugar con cartas marcadas o tener debajo de la servilleta un Plan B para intentar cobrar y tragar grueso.

El menú electoral del oposicionismo está ofreciendo como plato del día “Rosalito en su salsa”, comida insípida, inexpresiva, que se atraganta en el guargüero por ser más de lo mismo. Quienes han osado probarlo afirman que “no es para chuparse los dedos, sino para morirse de risa y de pena ajena”. Otros sostienen, que el susodicho plato “tiene el agrio sabor de las películas más esperpénticas de Alfred Hitchcock”. Sin embargo, salvando los peligros de una intoxicación, damos a conocer la receta para preparar el “Rosalito en su salsa”.

INGREDIENTES: 4 afiches de George W. Bush; 2 fotos de Condoleezza Rice; 5 DVD y 8 cassettes de propaganda subliminal; 3 folletos mohosos de la Agenda Venezuela autografiados por Teodoro Petkoff; 2 copias de los discursos de Rosalito; recuerdidtos de la Coordinadora de Democrática; las cejas teñidas de Julio Borges; 2 copias del Decreto de Carmona; partidos políticos en punto de extinción; cartones de bingo; 7 tazas de la tinta del bolígrafo con que Rosalito firmó el decreto el Carmonazo; las armas empleadas por Henry López Sisco en Cantaura y Yumare; 3 fotocopias de los balances bancarios de Súmate; el viejo carné de AD de Rosalito; avisos de la convocatoria de Súmate para realizar las elecciones primarias; aderezo dolarizado marca Casa Blanca y 4 cajas de peras al horno.

MANOS A LA OBRA: De entrada le informamos que, a pesar del esmero que usted ponga en su elaboración, sesudos chef han probado que el producto final de este plato resulta destemplado al gusto, ya que sus ingredientes no son de primerísima calidad. No obstante, sigamos adelante para que usted se persuada de lo dicho. Meta al candidato en una olla mondonguera llena de agua del Lago de Maracaibo. Se recomienda condimentar al aspirante oposicionista con dólares recibidos bajo cuerda en la Sala Oval de la Casa Blanca. De seguidas, haga una pasta de la manera siguiente: Forme un mescalote bien espeso removiendo a los cadáveres insepultos de los partidos políticos de la IV República, los dirigentes de la sociedad civil que fracasaron en el golpe de Estado del 11-A, los meritócratas que dirigieron el sabotaje petrolero, los participantes en las guarimbas terroristas, los paramilitares descubiertos en la hacienda Daktari y los militares retirados que se hospedaron a todo trapo en el Hotel Fours Seasons. Este argamasa, la batimos durante dos horas para intentar disimular el sabor desapacible que provoca al paladar. Al revoltijo le agregamos los afiches de George Bush y las fotos de Condoleezza Rice, que han sido anticipadamente picados en cuadritos. Al potaje déle unas vueltas por la Plaza Altamira para que adquiera el sabor conspirativo de otrora. Luego añadimos ocho cucharadas grandes de la tinta del bolígrafo que Rosalito utilizó para firmar el decreto de Carmona Estanga. Coloque en una cazuela al baturrillo anterior y póngalo a freír durante una hora y siete minutos para que se vaya cocinando en su propia salsa de contradicciones. Cuando el revoltijo comience a tomar un color morado, rápidamente agréguele las armas que López Sisco empleó en Yumare en Cantaura hasta que tome un intenso color rojizo. Como le dijimos al principio, es imposible que un comensal, a menos que esté disociado, pueda digerir este bochornoso plato de “Rosalito en su salsa”. Por lo tanto, dese por vencido y arranque todas las páginas de la fracasada Agenda Venezuela de Teodoro Petkoff y utilícelas para envolver el mazacote. Posteriormente, junto con las copias de los discursos de Rosalito, lance el pegajoso amasijo al pipote de basura. Finalmente, utilice las cejas de Julio Borges para hacerle ojito de cariño a Bush.

Sugerencia: Por ninguna circunstancia, no le agregue la tarjeta “My Black” a la argamasa preparada, porque el plato resultará más chimbo de lo que es.

Diccionario Culinario Oposicionista. El diccionario que presentamos a continuación es una guía descriptiva indispensable para poder entender los términos y los elementos de la gastronomía política que cotidianamente emplea el sector opositor, sobre todo, cuando aplica sus conocidas recetas conspirativas.

Adobar: Acción o efecto de condimentar sus acciones golpistas con dólares provenientes del National Endowment for Democracy (NED).

Buche: Parte del cuerpo donde caben mucho más de 10 millones de votos chavistas.

Bacalao: Candidato que no arranca. Aparece en las encuestas muy por debajo de los candidatos oposicionistas en los comicios de los años 1998 y 2000.

Cacao: Socorrer. Solicitar ayuda a Estados Unidos para que se inmiscuya en nuestra política interna e intervenga militarmente en Venezuela.

Cangrejo: Candidato parecido al bacalao, con la diferencia de que camina para atrás.

Chanfaina: Guiso que las cúpulas podridas de la IV República degustaron durante 40 años.

Carbonada: Este guisado es conocido en Venezuela con la variante de Carmonada. Estofado compuesto por un golpe de Estado y un decreto amargo que eliminó todos los poderes en Venezuela.

Cogollo: Brote caudillista del puntofijismo que se apoderó de los partidos políticos.

Comensal: Venezolanos y venezolanas que durante 40 años nunca fueron invitados a sentarse a la mesa. En algunas ocasiones, lo mucho que podían comer era sal. Por eso, se les conoció como comensales.

Descarnar: Quitar la carne de la boca a los más pobres.

Embuchado: Candidato oposicionista que tiene 10 millones de votos chavistas en el buche.

Endulzar: Lo que hizo EEUU con todos los gobiernos que tuvo Venezuela durante la IV República, con la finalidad de apoderarse de todas las riquezas del país.

Entremés: Manjar que la dirigencia oposicionista financiada por el NED recibe normalmente los 15 y último de cada mes.

Frijolito: Político o candidato presidencial condenado a la derrota. Normalmente los frijolitos han sido gobernadores. Después de ser revolcados electoralmente, regresan a sus regiones con el rabo entre las piernas y, desconsolados, no se le vuelve a ver.

Galleta: Mazamorra, enredo o rollo interno que sufre el sector opositor.

Guiso: Alimento preferido por los funcionario públicos. Uno de los guisos más suculentos y jugosos que se ha preparado en Venezuela fue el de Recadi.

Lapa: Animal político de AD y Copei que, durante los gobiernos del Pacto de Punto se aprovechó económicamente del trabajo del pueblo.

Lenguado: Oposicionista perteneciente a la familia de Marta Colomina y Nelson Bocaranda. Le gusta darle a la sin hueso para atacar al Gobierno durante las 24 horas del día.

Licor: Por razones de espacio, recomendamos consultar a los chef Jaime Lusinchi, Álvarez Paz, Ezequiel Zamora, Pastor Heydra, entre otros, para definir correctamente este tipo de plato, que macerado durante 18 años tiene un sabor fascinante.

Lomo: Parte inferior y central de la espalda del pueblo, que fue mortificada por los gobiernos cuarto republicanos.

Lomito: Contratos muy suculentos y jugosos que se dieron durante el puntofijismo.

Macerar: Estrategia y táctica política oposicionista que se utiliza para madurar los planes de desestabilización política.

Masa: Venezolano que ha sido pilado, cocido, molido y engañado.

Melcocha: Enredo que, muy a menudo, sufre la oposición.

Morena: Medición de tipo político. Dícese de la morena que el presidente Chávez Frías le lleva a Rosalito en todas las encuestas.

Naranja china: Plato que es servido vacío a los comensales.

Paella: Plato guisado que sació las cuentas bancarias de las barraganas. En las grandes comilonas que se sirvieron en Miraflores durante la IV República, era común escuchar decir: “Ese guiso es pa`ella”. Y se señalaba a la barragana de turno.

Pan de piquito: Tipo de pan que sólo comen los vivos, porque siempre se acaba.

Pizca: Porción mínima de conocimiento que tiene el candidato oposicionista sobre los principales problemas nacionales e internacionales.

Pulpa negra: Corte demagógico que tiene la tarjeta “Mi Negra”.

Queso: Alimento contante y sonante que engorda las cuentas bancarias de los corruptos.

Reciclar: Aprovechamiento que se hace de los militantes de un partido oposicionista en decadencia para fundar otro. Ejemplos: Primero Justicia y Proyecto Venezuela son producto del reciclaje de Copei. Por su parte, un Nuevo Tiempo recicló a AD.

Refrigerio: Contrato ligero que en la IV República se asignaba dedo.

Repollo: Candidato oposicionista cuarto de pollo que se reensambla grotescamente para conformar un medio pollo opositor. A Estos repollos oposicionistas el común de la gente los algo que tiene mal gusto.

Sangría: Lo ocurrido con las finanzas públicas durante los gobiernos de AD y Copei.

Torta: La que pusieron los cuarto republicanos durante 40 años.

Untar: Engrasar con dólares la campaña electoral del candidato opositor.

Vainilla y vainitas: La que los gobiernos del Pacto de Punto Fijo le echaron al pueblo venezolano.


Periodista / vchavezlopez@hotmail.com


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Vidal Chávez López


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