El diablo y su frijolito

Mientras el Conde llamado el guácharo reclamaba lastimosamente al comandante Chávez, su derecho a ser llamado Frijolito, Rosalito, tan agresivamente bestia, como es, se puso su propio nombre, el nombre con el cual quiere ser llamado en su opción candidatural: FRIJOLILLO. Claro, en su estilo único de autobautizarse, quiso probarse el nombre llamando con él al gobierno Revolucionario. El FRIJOLILLO, convencido como está de su frijolillez, decidió llamar así a todo lo que él sabe con absoluta seguridad que no tiene nada de esa anomalía de la cual el sufre como si fuera una enfermedad terminal.

El señor Bush, perdón el señor Diablo anda suelto con su FRIJOLILLO amarrado a su trasero. Incasables en sus faenas de apropiarse de las riquezas que les pertenecen a los Pueblos, andan por ahí ahora robándose los colores, y hasta aquello que teníamos por inrobable.

Un imbécil proverbial, curtido en las leguleyerías, para sacarle papeles de propiedad a cualquier cosa concreta o abstracta, susceptible de ser apropiada como suya, propia, de él, y cuyo nombre no vamos a mencionar, sino que diremos que el tipejo es miembro activo de la Logia de la American Wife of Life; siendo como es, un tarugo así, le sacó documentos de propiedad a la Galaxia, en un registro de los EEUU. Sólo que este avaro, no concebido por Moliere, no podía adivinar que le iba a salir un rival, pusilánime y simplón en la resolana maracucha, dispuesto a disputarle sus derechos de Propiedad sobre la Vía Láctea. Tal vez el supremático dueño de nuestro sistema solar, lo cual incluye por supuesto, nuestra vidas y por ende el Planeta que habitamos, no haya previsto la posibilidad que existiera alguien más inocuo que él. Quizás él no lo sepa, pero aquí en Venezuela esta moqueando una bestia que él es el verdadero dueño de la Galaxia. Bueno, al menos eso es lo que percibimos, cuando escuchamos los rebuznos de Rosalito.

Nosotros no estábamos enterados que Rosalito reclamaba para sí la propiedad de la Galaxia; comenzamos a sospecharlo cuando se apropió del color azul del PPT. La primera impresión que nos produjo aquel hecho, fue que se trataba de un vulgar robo, en la línea de conducta habitual de Rosalito. Después, y en atención del reclamo, por parte de los máximos dirigentes del partido Patria para Todos, escuchamos a Rosalito jetear que los colores de su candidatura eran los colores de la Bandera Nacional. ¡Bingo! Ahí si que no nos quedó ninguna duda: Rosalito le había robado la Galaxia a su par gringo, en la imbecilidad más obtusa y aviesa.

Ahora tenemos claro que Rosalito es dueño de todo, porque todo lo que es y todo lo que somos, está dentro la Galaxia. Incluso, Rosalito es dueño de su propia bestialidad, y dueñísimo de su traición. Sabemos que es muy duro acostumbrarnos a la idea de ver a Rosalito vestido de Rojo; pero Rosalito se va a vestir de Rojo, y vestirá de Rojo al mismo grupito de tarifados que lo acompañan a las infelices apariciones que realiza en algunos lugares de la geografía Nacional.

Rosalito se va a Vestir de Amarillo, aunque al Cejúo pupilo de Caldera, no le cuadre. Rosalito se va a vestir de Naranja, así a Teodoro le de un infarto traspolado en el Tiempo. Rosalito se va vestir de Púrpura, aun a riesgo de que monseñor Baltasar bote la piedra, no por el Conde, sino por Rosalito. Rosalito se va a vestir con el Tricolor Nacional, aun a riesgo de que el propio caballo de Bolívar, lo zurre a patadas en su solemne trasero. Rosalito va a querer forrarse con la bandera constelada de su amo imperial, sólo que la CIA, cuyos consejos son más efectivos que los consejos de una mamá, le dirá que no, qué no es conveniente, y si se pone bruto, más de lo que ya es, la CIA le dirá que se baje de esa nube, qué se acuerde que más del 60% de la población venezolana está plus, mega, ultra, hiper arrechísima con todo lo que huela a Imperio norteamericano. La CIA lo sentenciará: que si él sigue en su empeño de vestirse con los colores de la bandera de las cincuenta estrellas, él (Rosalito) va a llegar detrás de la ambulancia; suponiendo que le permitan desde Washington terminar su bufonada.

Nos gustaría avisarle al compatriota Albornoz que está perdiendo su tiempo, tratando de convencer a Rosalito que el Azul es del PPT. Rosalito es el dueño de la Galaxia, y por la tanto dueño de todos los colores. Pedimos un poco de comprensión para Rosalito, hay que entenderlo, hay que situarlo en los dominios de su Adecolandia. Lo demás es inútil, podemos perder a Albornoz en ese empeño estéril, o por lo menos corremos el riesgo de que al compatriota se le caigan los pocos pelos que le quedan en la cabeza.

Las ruinas de Adecolandia, la gran obra de Rosalito, serán llevadas al Gran Cañón para diversión de los muchachos que gustan de los juegos escatológicos. En buena hora, ya hace tiempo que Disneylandia no divierte ni a los Teletubis.

Demás está decir, que hemos develado el submundo en el que vive Rosalito, ahora le solicitamos mucha comprensión para él. Dejémosle pastar placidamente en su bucólica Adecolandia. Dejémosle...


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Eduardo Mármol


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