La Oposición gargantúa

Agitada Caracas en el día por pequeños bandos de la burguesía y de oligarcas que cruzaban las calles del Este, amenazándose mutuamente, creció en angustias por la tarde, ansiosos todos de saber el veredicto del Consejo Nacional Electoral. Fué entonces cando agolpada la multitud con gran gritería contra la Junta electoral. Cuanto habían ganado en todas esferas de la sociedad las nuevas ideas políticas, que la MUD venía inculcando en la conciencia del pueblo por medio de sus arengas y escritos. En los primeros combates eleccionarios los chavistas ganaron por 51% contra 49% de la oposición. Pero los oposicionistas se dieron sus artes de adulterar las votaciones, pues daban a la MUD el 55% sobre 44% del chavismo. Toca al escriba la historia completa de este “bello periodo” de la vida civil de Venezuela, hacer el cómputo de los sufragios en las elecciones primarías de todo el país.

Hay una diferencia grande, inmensurable, entre enseñar al pueblo sus derechos y excitarle a la rebelión. Esto debe desaprobarlo toda persona sensata; pero aquello merece los respetos del pueblo. El Gobierno Madurista, no obstante, envuelto en un torbellino de errores, absurdos é inconsecuencias, ha confundido el elevado ministerio de la prensa, que es la instrucción popular, con los estímulos y provocaciones golpistas de que pueden tenerlo temeroso la conciencia de sus propias infracciones. No hemos visto, como antes se ha dicho, ninguna producción que la marcase el carácter de sediciosa; y sí hemos visto muchas, que tienden al primordial objeto de enseñar al pueblo sus derechos y recordarles su autoridad.

No puede el pueblo, renunciar aquellos derechos que forman como la sustancia de la sociedad; a saber: la libertad, sin la cual el pueblo son como una turba de brutos conducidos al capricho de un dueño. No debe el pueblo dejarse de servir de aquellos medios que conducen a restablecer el curso del buen orden, de la equidad, de la justicia, ni autorizar con su silencio las usurpaciones y crueldades de los poderosos. Si un hombre privado no puede dispensarse, por un principio de razón natural, de aquellos medios sin los cuales no pueden subsistir; si un enfermo de peligro no puede renunciar los medios con que asegurar, en cuanto dependa de él su existencia ¿acaso un gobierno que hallándose oprimido está como al borde del precipio y próxima a perecer bajo la tiranía, podrá dispensarse de encaminar sus pasos a puerto de seguridad y salvamento?

Los disturbios, las riñas, las disensiones, se deben evitar y proscribir, mas no cuando se trata de la utilidad de la patria, porque la sabiduría demuestra que la tranquilidad y reposo que en estos casos se observaría en el pueblo, es semejante al letargo funesto que entorpece las facultades físicas de un paralítico; demuestra que esta paciencia imbécil que tanto se ensalza, es semejante a la muerte que priva toda acción vital, y que es un pretexto especioso de los gobiernos tiránicos para embrutecer a los pueblos y oprimirlos sin estorbo. Témanse las pasiones humanas, más este temor no nos lleve a querer sufocarlas o a no dirigirlas al bien de la patria ni servirse de ellas en pro de la nación.

¡Chávez Vive, la Lucha sigue!



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Manuel Taibo


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