La autodisuelta Asamblea Nacional (AN), declara hoy el supuesto “abandono del cargo” por parte del presidente Nicolás Maduro, tergiversando los artículos 232 y 233 de la Constitución; con lo cual la derecha venezolana, ahora con el diputado Julio Borges al frente, pretende impulsar unas elecciones generales (presidenciales, de gobernadores, alcaldes, etc.).
Ahora bien. La semana pasada, al instalarse la nueva directiva de la AN con el diputado Borges como su nuevo presidente, éste señaló en su primera alocución que el gobierno “pasa del autoritarismo a la dictadura”; lo cual resulta una tremenda contradicción, al luego afirmar “en los próximos días aprobaremos por mayoría de esta Asamblea Nacional la declaratoria de abandono del cargo por parte de Nicolás Maduro”.
¿Por qué concluyo que es una contradicción? Veamos que dice el diccionario de la real academia española sobre el concepto “dictador” que seguramente abraza el diputado Borges cual sumiso colono: “persona que se arroga o recibe todos los poderes políticos y, apoyada en la fuerza, los ejerce sin limitación jurídica”. En otras palabras, una persona que ejerce todos los poderes; o en los propios términos de este imperial diccionario, persona que ejerce o “practica los actos propios del oficio” de adjudicarse todos los poderes. Entonces diputado Borges, ¿de cuál abandono del cargo hablas?
Por otro lado, en el mismo discurso sobre la presunta dictadura de este régimen, el diputado Borges agrega: “hoy la realidad es clara, es una decisión tomada por Nicolás Maduro que en Venezuela no haya elecciones nunca más (¿?). Eso es inaceptable y no lo vamos a permitir, ¡cueste lo que nos cueste!”. Y luego se preguntó: “¿Qué hacer frente a un gobierno que pasa del autoritarismo a la dictadura: sin elecciones, sin separación de poderes y concentrando todo el poder en un grupo?”.
Cuando oí estas frases del diputado Borges, inmediatamente recordé la valiente y digna carta del también diputado Fabricio Ojeda renunciando a su curul parlamentario, en junio de 1962; para irse a las guerrillas a combatir al presidente Rómulo Betancourt. Carta donde denunciaba:
“un ejecutivo prepotente y arbitrario (…) un gobierno al margen de la ley, que no respeta la Constitución, ni respeta el Congreso, ni respeta nada (…) Toda la maquinaria oficialista ha sido desde ya colocada al servicio de los grupos exclusivos que forman la intimidad del actual presidente (…) Consecuencia de esta firme convicción, resultado de ese análisis, es la decisión que he tomado de combatir con las armas en la mano, como lo hace el pueblo cuando quiere conquistar la libertad, y buscar en la acción revolucionaria la solución de nuestros grandes problemas, y lograr para el pueblo una vida nueva, distinta a la precaria existencia que ha llevado durante siglo y medio de República injusta.”
Entonces paré mis orejas por lo que el diputado Borges diría a continuación; pero la realidad se impuso. Este mequetrefe hizo gala de su falta de valor y dignidad, exigiendo: “Dios y la Patria demandan que ustedes, hermanos de la Fuerza Armada (no Bolivariana), sean los guardianes de la Constitución y los garantes de ese pacto, de ese pacto de convivencia que es la Constitución. Nicolás Maduro está fuera de la Constitución y eso es inaceptable. Hermanos de la Fuerza Armada: permanecer en actitud complaciente frente a la tiranía es negar su historia y su razón de ser”.
Diputado Borges, eres un cobarde. ¿Por qué no emulas al camarada Ojeda y emprendes la lucha armada? Asume tu cacareada valentía (¡cueste lo que nos cueste!) y no te escondas detrás de los militares, empujándolos para que den un golpe de Estado. Además, ¡estás meando fuera del perol! Métete de una vez por todas en tu cabeza hueca que nuestra gloriosa Fuerza Armada Nacional Bolivariana es ¡antimperialista, socialista y profundamente chavista. ¡Más nada!
