Para referirse a este cómplice de los horrendos desmanes del puntofijismo, bastaría con solo decir: quien no te conozca que te compre. Entrevistado por Oscar Schemel, Eduardo Fernández no perdió ocasión para chipotear con calculadas mentiras a su entrevistador. Consultado sobre cómo resolver la crisis del país, casi que se ofreció como candidato outsider, sin tomar en consideración su mala racha de ex candidato presidencial. ¿Acaso le pegaron los años y olvido que fue derrotado por Carlos Andrés Pérez (1988); en las internas de COPEI con Oswaldo Alvares Paz (1993); y luego, por Irene Sáez (1998) dentro del mismo partido en el cual milito Fernández desde sus mocedades?
Que quede muy claro, que esos gravísimos problemas que hoy afectan al país, no se van a resolver de manera mágica, con solo despachar a Nicolás Maduro. Tampoco somos tan pendejos, creyendo que la crisis institucional la resolverán aquellos que fueron corresponsables del desastre que dejo el bipartidismo cuartorepublicano. Y como guerra avisada no mata soldado, en vez de perder el tiempo oyendo a falsos mesías, desde ya deberíamos más bien prepararnos de manera anímica para enfrentar los grandes retos que nos planteara la reconstrucción nacional. Eso sí, sin dejarnos sugestionar por farsantes ilustrados que pretenden marearnos con esos discursitos rockolerico que apesta a demagogia barata. Con sobradas razones el Libertador advertía que el talento sin probidad es un azote.