¿Qué le pasa a Ramos Allup?

Parece que el hecho de haber quedado desempleado a raíz del retiro de la oposición de las elecciones parlamentarias del 4D de 2005, ha trastocado política y psicológicamente a Henry Ramos Allup. De allí que, habiendo quedado como un limosnero sin manos para pedir el voto, el secretario general de AD se ha convertido en un grave error sociológico y en una frustración de mala fe.

Que nadie interprete que el susodicho antes era un dechado de virtud, es decir la madre Teresa de Calcuta o un santo de nuevo cuño que hacía milagros sanando uñeros y mal de ojo. Peor que en otrora, en su nuevo look, este personaje oposicionista se presenta con el rostro de un cruce genético de Antonio Ledezma con Oscar Pérez, más células madres de Peña Esclusa, gritos disociados de la derechona de Plaza Altamira y una sobredosis de malacrianza de cardenal retirado.

La mejor muestra de que el secretario general de AD, igual que un Armani ideológico, trata de imponer su averiado look o línea de vestimenta política es que a finales del año pasado pisó la alfombra del CNE para solicitar información sobre el procedimiento para recabar las firmas necesarias, a fin de renovar la inscripción de su organización política.

Desde la sede del Poder Electoral, con un grito destemplado, propio de un petimetre dislocado al que no le han enseñado democracia en su casa de partido, el dirigente adeco retadoramente afirmó: "Atrévanse, tengan coraje, tengan pantalones, háganlo de una vez, ilegalícennos, que les recogemos las firmas en tres días".

Cual jugador acostumbrado a manejar a su antojo el conteo manual para aplicar el acta mata votos, HRA sabe muy bien que su partido ya no es la maquinaria de acuñar firmas, sino una organización esquelética que nadie, ni que le den ñapa el viejo bunker adeco, está dispuesto a comprar a precio de remate en un mall de cachivaches.

Semanas después, el secretario general de AD, haciéndose pasar por una monja carmelita de los pies descalzos, pero luciendo el miedo táctico y logístico que ahora le honra, fijó para el pasado mes de marzo la fecha tope para que el CNE cumpliera con los diez mandamientos que la oposición exige para participar en las elecciones presidenciales del 3D. O sea, que Ramos Allup hizo gala de su verbalización y salivación, porque sabe que la oposición no tiene ni tendrá los votos suficientes para ganar las elecciones presidenciales. Pero al ser desconocido por los nueve precandidatos oposicionistas que están en campaña, el dirigente adeco prefirió hacerse el loco para que la gente se olvide que a su amenazante ultimátum se lo tragó la hojarasca del tiempo.

Ante tantos esguinces mentales y políticos, usted se preguntará: ¿Qué le pasa a Henry Ramos Allup? Violando la Ley Resorte, no le voy a responder después del corte de publicidad sino ahora mismo. Lo que le acontece al dirigente adeco es que descubrió, sin admitirlo públicamente, que AD ya no es el partido del pueblo, sino una organización partidista obsoleta, periclitada, caduca, camastrona y póstuma, en la que sólo se observa desolación, oscuridad, pena y confusión.

Y eso, a Henry Ramos Allup, al comprobar que ya no es el dirigente político todopoderoso de antes, le provoca impotencia, rabia, dolor y ganas de gritar. Lo grave es que de seguir gritando como un loco, Ramos Allup va a largar el buche y el pueblo se lo va a llenar de votos.

vchavezlopez@hotmail.com


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Vidal Chávez López


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