La oposición fabricó su propia derrota

Chávez es la fuerza que nos mueve”

Nicolás Maduro Moros

El panorama electoral de nuestro país llega a una encrucijada de su madurez política el próximo 6 de diciembre en una prueba que tendrá frente a las urnas de nuevo al pueblo como su principal actor y, quien además decidirá como marcar el destino de los próximos años de la Revolución Bolivariana en Venezuela.

En realidad no se estarán midiendo dos fuerzas compactas y unidas por un programa o una propuesta para el manejo del Estado venezolano, sino un gobierno ya probado en gestión pública, con sus virtudes y defectos, y una oposición signada por la fragmentación, el oportunismo y la esperanza de un voto castigo, por los errores del chavismo en su gestión de estos últimos 17 años en el poder.

Nunca antes en la historia de Venezuela, la oposición había recibido tantas derrotas, incluso incluyendo la que se avecina, por su terquedad y falta de madurez y por su ceguera y carencia de liderazgo lo cual la ha llevado de más a menos e incluso, la ha conducido a senderes oscuros y a recurrir al fracasado método de la violencia.

Tratar de anticipar su derrota, como reiteradamente lo ha hecho, al recurrir al argumento del fraude es una negación de sí misma y una contradicción que hasta sus propios militantes - si es que los hay – nunca han podido entender.

La sabiduría del pueblo venezolano se ha expresado en varias oportunidades, de una mil maneras en los dos bandos; sobretodo, atendiendo al llamado de sus líderes.

En la porción de la oposición con rechazo a su propia estrategia de violencia derrotada una y mil veces por el pueblo bajo el liderazgo del Comandante Chávez y, en la segunda, la del chavismo, soportando con estoicismo las más duras pruebas de castigo económico, aplicadas con éxito en otras latitudes como las del acaparamiento, escasez artificial e inflación inducida (caso chileno).

Todos estos métodos de una mano invisible o más bien peluda del imperialismo, han resultado un fracaso en nuestro país, porque la derecha ha utilizado el marketing y sus estrategias electorales, pensando en un pueblo inculto o manipulable a través de la publicidad y de los medios de comunicación, pero ignorando que Venezuela cambió y cambió para siempre con la llegada del Comandante Chávez al poder en 1998.

Por cierto, es bueno señalar que es lo que marca la diferencia con la pírrica victoria alcanzada por la oposición argentina con Macri y sus seguidores, sobre todo para quienes tratan de invocarla hoy, como los desgastados y devaluados líderes de la oposición venezolana, ella es nada parecida con nuestra realidad.

Vale recordar una derrota que pudiera calificarse como histórica y además de positiva para la oposición (si vale el término), porque nunca se había visto más ceguera y falta de visión política, para haberla dosificado y convertido en una opción válida para los venezolanos. Todo ello por la falta de madurez y el acentuado complejo de un liderazgo, salido del sombrero de un mago de circo como Henrique Capriles Radonski.

Ni hablar de liderazgo de hoy expresado por María Corina Machado (la cacatúa), Leopoldo López (el monstruo de Ramo Verde), Antonio Ledezma (el verdugo de los viejitos), Julio Borges(paquete chileno), Ramos Allup (Dorian Gray de la política) o un Chuo Torrealba (cara de tabla).

Todos ellos botaron por la borda un respetable resultado y traicionaron a millones de venezolanos por su conducta sumisa y genuflexa, ante el imperialismo norteamericano, la cual hoy mantienen intacta.

Bastaría sólo revisar aquellos resultados del 14 de abril del 2013 para contrastarlos con el pobre liderazgo que hoy exhiben ante el pueblo venezolano; la verdad es que dan pena ajena. (https://es.wikipedia.org/wiki/Elecciones_presidenciales_de_Venezuela_de_2013)

En aquella oportunidad el actual mandatario, el hijo de Chávez, Nicolás Maduro obtuvo 7.587.532 votos es decir un 50.61% y Henrique Capriles 7.363.264 votos con un 49.12%.

Con un resultado así en cualquier parte del mundo, una oposición seria con los pies sobre la tierra y amor por Venezuela, hubiese contribuido al logro de importantes proyectos y no, dar un triste ejemplo al recurrir a la guarimba y a la negación de todo lo positivo (que con sus errores) ha hecho la Revolución Bolivariana en nuestro país; craso error que se paga bien caro, ante un electorado consciente y nacionalista.

La vergüenza de la oposición no está en su legítimo derecho a reclamar su espacio en el escenario político venezolano, no. La vergüenza de la oposición está en ignorar la conciencia y formación política alcanzada por el pueblo, a quien se le ha querido someter por hambre para estrangularlo y después pedirle a cambio su voto para salvarlo.

Este esquema cínico e hipócrita se lo cobrará bien caro el pueblo venezolano en las urnas y no solamente el chavista, sino el que ha madurado y sabe de dónde viene esa estrategia masoquista y fascista, de castigar a un pueblo y ahora pedirle un voto castigo, ante una situación creada por la propia oposición.

Sólo un ciego, ignorante y tozudo elector podría confundir esta coyuntura ante su legítimo derecho de expresar su descontento contra un gobierno Revolucionario. Lo que está en juego es el futuro de un país soberano e independiente y destinado a ser libre en el concierto de las naciones del mundo.

Una oposición seria y responsable castigaría a sus sesudos líderes impregnados de violencia y además, irresponsables ante el destino y una salida que han tenido en sus manos por la vía electoral, pero que la han embarrado de violencia, al no encontrar una seria propuesta y un programa creíble para ofrecerle al país.

No es con “gallos tapados” y con cartas marcadas como una oposición juega en el campo electoral. El próximo 6 de diciembre estará a prueba nuevamente el Bravo pueblo venezolano; el mismo que bajó de los cerros el 27 de febrero de 1989, el mismo que se iluminó aquel 4 de febrero de 1992; el mismo que aplastó el paro petrolero del 2002, el mismo que rescató al Comandante Chávez aquel 13 de abril, luego del golpe de Estado del 11 de abril del 2002; el mismo que derrotó a las guarimbas (2014) y que ahora derrotará la guerra económica con guerra del voto en las elecciones para la Asamblea Nacional.

El pueblo venezolano defenderá su Revolución y la defenderá por Ahora y para Siempre en las próximas elecciones del venidero 6 de diciembre, porque busca asegurar su futuro (vivienda, salud, educación)y porque dará una lección a la oposición que fabricó su propia derrota.

¡Amanecerá y veremos!

 



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Marco Tulio Arellano

Jubilado en Pdvsa

 arellanomt@hotmail.com      @Homugria

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