La neurastenia opositora

Interpretar las recientes conductas opositoras sobre la Actual situación política del país como un simple descontento popular podría llevar a la revolución bolivariana a cometer errores de cálculo y proyección no solo a nivel electoral, sino también a niveles de la gestión publica en algunas de sus estructura, principalmente la de seguridad ciudadana.

Es evidente que ese patrón de conducta de la dirigencia y militancia opositora obedece a una patología clínica de carácter psíquico que en algunos casos se puede catalogar como agudo, me refiero específicamente a la neurastenia. La persona neurasténica es irritable, intolerable, criticón y atribuye su infelicidad al prójimo (cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia). Entre las diferentes causas que la producen esta la frustración al no lograr cumplir con sus objetivos además la soberbia, el orgullo, entre otras.

Lo preocupante en este sentido no es ganar o perder unas elecciones, hay elementos explicables desde la psicología social que indican la gravedad de un trastorno psíquico agudo generalizado y las temibles consecuencias para la sana convivencia ciudadana.

No se trata de entrar en una polémica de quien está más loco que quien (ojala el más loco sea yo) pero el hilo de la tolerancia esta cada día más templado y en cualquier momento puede romperse. Tal parece que nuestra dirigencia política lejos de mirar objetivamente el clima de la salud psicosocial, se preocupa más en sacar provecho meramente electorero de esta situación.

¿Qué puede pasar si gana la oposición con semejante clima psicosocial? basta oír la opinión publica de la dirigencia y militancia opositora para imaginar ese escenario, pero ¿y si pierde? La repuesta no sería muy diferente a la anterior. Administrar una posible derrota no sería una difícil tarea para el pueblo chavista, por el contrario dada la neurastenia que impulsa a la oposición no solo sería difícil administrar una derrota, peor aún, le seria difícil administrar una eventual victoria. La negativa opositora de firmar un acuerdo de respeto a los resultados electorales aunque parezca un simple juego para generar estrés en su contraparte, es una delicada posición que no se puede perder de vista y como no es la primera vez que se asumen el desconocimiento del árbitro por parte de la ultraderecha, es conveniente estar alerta como el vigía en época de guerra.

Debemos estar atentos y vigilantes evitando confrontaciones violentas que nos puedan atrapar en escenarios como el de ucrania.



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Douglas Donaire


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