El totalitarismo manda en todas las derechas criollas y venezolanas

El simple título debe ejercer reacciones inquietantes entre los “democráticos” seguidores de las derechas, de todas las derechas como bien lo apunta Diosdado Cabello, criollas y venezolanas, porque, sépanlo ustedes, hay una fundamental diferencia entre los segmentos sociales que son criollos y aquellos que son venezolanos sin incluir a los migrantes que disfrutan de los parabienes nacionales desde tiempos memorables. Realidad histórica cual es muy importante mencionar porque el “inconsciente colectivo” en Venezuela no se expresa como, por ejemplo, en la sociedad de los EEUU de América; acá, en Venezuela, tenemos una importante y no estudiada realidad social-sicológica que están, objetivamente, impactando actitudes ideológicas que, quizás, son más heredadas que reflexionadas. Queda de ustedes profundizar en ese análisis, ahora es otro el tema que nos preocupa.

Nos estamos basando para esta disgregación académica e ideológica que trataremos de desarrollar para sus comprensiones por “tirios y troyanos”, será producto de la lectura reflexiva que nos ha propuesto la profesora italiana Simona Forti en su texto: “El totalitarismo: trayectoria de una idea límite” (Herder. Barcelona, 2008, pp. 190) en el cual trata la relación entre ese “concepto”: totalitarismo confrontado tanto con el “nazismo” como con el “estalinismo”. No vamos a sustentar estas ideas con la referencia bibliográfica de otros autores importantes que son de referencia de la autora italiana; nos sustentaremos en sus disgregaciones para tratar de demostrar que las derechas criollas y venezolanas ejercen sus actuaciones socio-políticas, económicas e ideológicas en sus contenidos conceptuales que son, cotidianamente, indilgados a las acciones de Estado de la Revolución Bolivariana en el ordenamiento constitucional y leyes correspondientes que responsabiliza al Gobierno Bolivariano a mantener la paz y la democracia en Venezuela.

Permítasenos comenzar citando a la autora referida. Nos expone que “…el Estado total por “intensidad” es un Estado fuerte, compacto, capaz de distinguir al amigo del enemigo, y de impedir que se formen fuerzas destructivas antiestatales…Es el proyecto de una forma extrema de gobierno, pero que todavía no es una forma totalitaria…” (Idem, pág. 47). Cuando nos atrevemos a caminar globalmente para percibir una posible relación entre las palabras expuesta por la autora italiana y realidades objetivas que se desarrollan en ciertos países, ellos “muy democráticos”, nos saltan, inmediatamente, preguntas inquisitivas sobre algunos de esos “democráticos” gobiernos que por razones de Estado deciden asumir las conducciones específicas de algún que otro país. Es decir y es lo que no nos explica Forti cómo es que esas “fuerzas destructivas antiestatales” no solo pueden ser nacionales sino, también, internacionales y/o no es ese el permanente argumento que utiliza Washington para “acusar y sancionar”, por decir lo menos cuando no los invaden por esas razones de Estado que el propio Adolf Hitler aplicó sobre Checoslovaquia y Polonia, sobre países que no solo expresan sino contradicen conceptos paradigmáticos del sistema capitalista.

En una referencia de Forti del autor Ernsdt Nolte expone que “…el fascismo es caracterizado por el autor como  régimen “anti-marxista”, es decir, “una reacción revolucionaria al comunismo”, “una contrarrevolución con medios revolucionarios” frente a la revolución bolchevique…” (Ibidem, pág. 92). Es decir, sí nos atrevemos a sustituir los vocablos “anti-marxista” por “comunista”, cuando cambiamos “…una reacción revolucionaria al comunismo…” por “…una reacción revolucionaria al castro-comunismo…”, inmediatamente, nos viene al consciente las constantes frases que utiliza y repite la señora María Corina Machado, Leopoldo López y el caballero Ledezma sobre la Revolución Bolivariana y el Gobierno Bolivariano. En lógica formal, ello nos lleva a concluir que las propuestas de las derechas referidas en nombre y apellido militantemente en solidaridad permanente por la MUD y su secretario en actos, nos lleva a concluir que ellas y ellos son fascistas militantes. Pero vayamos un poco más allá. Cuando rescatamos la frase: “…una reacción revolucionaria al comunismo…”, nos que de pendejos no nos hemos graduado aún, quien sabe sí en el futuro después de leer la columna “ElEspejo”, escrita por José Vicente Rangel Vale y publicada los lunes por el matutino madrugador “Últimas Noticias”, logramos titularnos en esa licenciatura, alcanzamos a concluir que la MUD y sus pares referidos están en un proceso continuado de “…revolución contra el castro-comunismo-chavista…”.

Pero vayamos un poquito más allá. Forti nos señala que “…los elementos indispensables para que un régimen sea considerado totalitario son: una ideología suficientemente elaborada para permitir una legitimación que sirva sobre todo de motor a los engranajes del régimen; [que] un partido único de masas que consiga condicionar, integrar y movilizar a gran parte de la población; [que] la concentración del poder en manos de un único individuo o de un círculo restringido de dirigentes…” (Idem, pág. 95). Analicemos cada punto propuesto por Forti.

En primer lugar, la ideología. En este caso que nos atañe es preguntarnos: ¿cuál es realmente la ideología que estaría inmersa en los cuadros de la Revolución bolivariana? Es demostrable que las derechas han exclamado, gritos al viento, que “el régimen chavista” es “castro-comunista”. Bien aceptémoslo, temporalmente. El “régimen” no es “chavista” sino, aceptando el título de “régimen” es “bolivariano” y, ahora, también, “chavista”, por obvias razones. Es decir, las derechas criollas y venezolanas, permanentemente, se niegan a aceptar el “pensamiento de don Simón Bolívar” como “la criollada” sostuvo durante aquellos periodos históricos de la Independencia.

Pero vamos aún mucho más allá. Hugo Rafael Chávez Frías fue un permanente lector reflexivo pero no produjo teoría aunque si puso sobre la mesa enormes ideas revolucionarias cuando las confrontamos con las realidades socio-económicas en curso en Venezuela y allende nuestras fronteras. Además, debemos precisar que en Venezuela se han expresado tendencias marxistas que tuvieron sus bases en los conceptos políticos vertidos por la 3ra. Internacional (Comintern) que fueron mal comprendidas post-Gobierno-de-Pérez-Jiménez cuando se confrontaron la propuesta del “frente unido nacional” con la tesis de la “guerra en guerrillas”; por cierto, propuesta ésta última que nació en las propias filas de ciertos cuadros comunistas que fueron alimentadas por la disidencia social-demócrata de Acción Democrática en el partido político titulado como MIR.

Es verdad que la referencia sería el proceso cubano porque, en última instancia, poco y/o nada se conocían de los desarrollos bélicos en China y Vietnam y mucho menos se estudió con el rigor considerado el proceso bolchevique. El tema: ideología no está desarrollada en su totalidad, por ahora.

El segundo tema referido al partido de masas. Es verdad que el PSUV es un partido de masas pero que está demostrando con el programa de las UBCh que la organización trata de buscar la amplitud de su comportamiento democrático, es decir, de la participación amplia de las bases revolucionarias que están, en nuestro comprender, en “medio-camino” de su conocimiento profundo de lo real-fundamental de la Revolución Bolivariana cual se refiere a la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela; es decir, regresando a la ideología conjuntamente con lo conceptual-significativo de “partido de masas”, la Revolución Bolivariana tiene y se contiene y se sustenta en los contenidos significativos de la Constitución nacional. Ella en si misma es revolucionaria, integradora, participativa e incluyente, por decir lo menos pero, precisamente, esta Constitución significa en su praxis revolucionaria los “cambio profundos” requeridos históricamente por el Estado venezolano para, en su primera etapa significativa, pasar de una “Estado rentista” a un “Estado participativo-nacional” con lo cual, en si mismo, su praxis es significativa en lo excluyente de cualquier injerencia externa al proceso revolucionario bolivariano-chavista-nacionalista en el cual Venezuela es imparable.

El tercer punto a considerar sería sobre la “concentración del poder”. Cualquier crítica y/o comparación, honestamente, nos causa hilaridad continua. En alguna ocasión, en seria conversa con un muy serio político de derechas, nos expresaba que el partido social-cristiano COPEI necesitaba un poco del “centralismo democrático” con lo cual estuvimos totalmente de acuerdo. Creemos recordar que adicionamos a esa propuesta que nunca se hizo realidad objetiva que también requería de un “poquito de leninismo”. ¿Es el PSUV un partido leninista? Esa es la pregunta que inquieta a las derechas criollas y venezolanas, por obvias razones ideológicas y de historia patriarcal precedente tanto nacional como caribeña. ¿Ha desarrollado el PSUV el “centralismo democrático”? por último, ¿es Nico y sus huestes revolucionarias irrespetuosas de las decisiones de las UBCh? Esas serían las preguntas que las derechas criollas y venezolanas se deben proponer para poder, realmente, comprender, políticamente, qué significa el estar sentados en la “mesa de la paz”.

En alguna conversa con algún conocido cubano, acá y a cuyá, siempre hemos expresado las profundas incomprensiones que desde La Habana tienen sobre la antropología venezolana. A título de ejemplo, les hemos preguntado sí habían leído la novela de don Arturo Uslar Pietri: “Lanzas coloradas”. En alguna lectura de un autor venezolano, en su introducción, don Pompeyo Márquez copiaba una cita de Ernesto “Che” Guevara sobre la imposibilidad de un futuro desarrollo de una guerrilla campesina en Venezuela. Además, en ese marco referente, sobre “el dirigente y su gabinete”, cuando mencionamos a Nico y sus huestes gubernamentales, ellos vienen desarrollando dos (2) tesis fundamentales para los “cambios profundos” del Estado venezolano: los cambios estructurales de la economía venezolana no negando las realidades que sobre ella inciden como es la industria petrolera; y, en segundo lugar, vienen desarrollando paradigmas fundamentales para la “horizontalidad” de la “democracia participativa” aun y en considerando las limitaciones que se contienen en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. En Cuba, el señor Presidente, Raúl Castro, viene asumiendo un interesante proceso de “cambios profundos” que ya han impactado los pensares de los “think tank” de los EEUU de América como a los sectores de decisión política de la Comunidad Europea; es decir, son procesos revolucionarios pero profundamente diferentes estructuralmente.

Como “gran finale” de la profesora Forti trasladamos la siguiente cita: “…estamos frente a una especie de “banalidad del mal” que contribuye al mantenimiento del régimen tanto como la ideología inculcada y los mecanismos represivos. El objetivo sigue siendo totalitario: adaptar al poder político todos los aspectos de la vida, de la realidad y del lenguaje; reducir, hasta la destrucción, cualquier espacio de libertad…” (Ibidem, pág. 112). Interesante cita.

Un análisis de la “guarimba terrorista”, de la simple “guarimba” titulada como “manifestación estudiantil” podemos percibir que en el campo de las ideas que están inmersas en esa “masa alienada”, está en consonancia con lo que esa masa y sus líderes se califica como “…la banalidad del mal…”; es decir, es necesario “tumbar” no solo al Gobierno Bolivariano-chavista-nacionalista sino también “acabar de raíz sus real-significados ideológico-perfectibles”.

Conocemos por obvias vías públicas que esa masa contrarrevolucionaria se caracteriza en dos (2) fundamentales realidades: aquel sector de la masa que son, porque sí, anti-chavista; es decir, desde lo antropológico hasta “lo alienante heredado”; y, el segundo aspecto que caracteriza a esa masa terrorista es su calificación como “soldados de fortuna”; pero sí ustedes así lo prefieren, “mercenarios”. Con esa militante masa terrorista, las derechas criollas y venezolanas buscan alcanzar el establecimiento de un verdadero régimen fascista más civil que militar; es decir, proponen una profunda diferencia entre aquel régimen fascista que se instaló en Chile con la propuesta “inquisitorial” que nuestras “amadas derechas”, criollas y venezolanas, tratan de instalar en toda Venezuela con los claros objetivos de dividir la geografía nacional en sectores geográficos precisos.

De ustedes queda tomar partido, así de simple. “La Guerra y la Paz”.

 



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Miguel Ángel Del Pozo


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