Espejo del odio

La brutalidad física es una característica primaria de descerebrados quienes la ejercen, y la indulgencia para con tales puede ser peor.

Llevarse en los cachos la legalidad institucional es grave pero es peor que eso intimide y en consecuencia sea perdonado por la sociedad y por todas las instituciones a quienes compete enfrentar esa situación y someter a las bestias sueltas de que se trate, en este caso, los tales Locoldo López, María Madonna Machado y Antonio El Vampiro Ledezma, entre otros que como Capriles, por ejemplo, andan circunstancialmente agazapados.

Si no se le pone una vacuna urgente a ese mal éste terminará en pandemia y destrucción; lo menos que puede pensarse es que desemboquemos, para empezar, en una confrontación entre blancos y negros puesto que uno de los primeros pasos del fascismo es la segregación racial, el odio de clase, y los blancos de orilla que se crean a salvo que se bajen de esa nube.

Extraña ver a negros y a negras en las manifestaciones de esa gente, es mi conclusión que esos uno que otro negro o negra ahí, son las consecuencias de cincuenta años de televisión -RCTV, VENEVISION, TELEVEN, ETC- pregonando el consumismo y desarrollando la “falsa conciencia de clase” de la que Marx habló tan acertadamente.

¿Cuántas cosas dejan de lado quienes apedrean un muro, o queman una patrulla policial o un árbol o una bolsa de basura?

¿Darle patadas a una piedra es de persona mentalmente sana o equivoco? ¿Cómo se puede justificar eso, quien se atreve y bajo qué argumentos?

Pero, dispararle a un ser humano al que no se conoce y hacerlo a cambio de dinero sucio ¿qué es eso?

Y, quien no reflexione ante esa terrible realidad debe revisarse porque ello es síntoma de que está enfermo y que, en consecuencia, es sin saberlo, “…instrumento ciego de su propia destrucción” (Simón Bolivar).

Yo creo que hace falta mucho amor en el mundo, lo que deriva en brutal malignidad, para muestra un botón: he ahí la trilogía del mal.

Ante tal bestialidad os digo mi parecer: no hay competencia más sublime que recrear a los niños en la ternura, eso para empezar, entre otras cosas de la misma signatura.

La MUD es un espejo de odios, de tanto verse ahí quienes se han visto, ya parecieran no tener remedio alguno.

La MUD es un organismo sin corazón, es un enfermo incurable, la MUD es un espejo del odio u espejo de odios; hay odio y hay odios, pareciera en este caso que en la MUD se reflejan mil y más odios, odio de clase que es racismo, odio a Simón Bolivar Padre de la patria, odio a los pobres, odio al pensamiento político con el que no comulga, la MUD odia a la placita de Caracas donde el parroquiano se sienta a disfrutar la tarde y por eso manda a sus hordas a destruir sus banquitos y a quemar sus arbolitos, la MUD odia a las instituciones del Estado y no sólo eso sino que odia a quienes la detentan, odia a Maduro, odia a Tibisay Lucena, odia a Luisa Ortega Díaz, odia al CNE, odia a la Fiscalía Nacional, odia al Tribunal Supremo de Justicia, al Poder Moral, odia a la Defensoría del Pueblo, al Poder Legislativo del que inclusive forma parte de manera hipócrita, odia a Diosdado Cabello de tal manera que es imposible ser más desgañitada en su odio, la MUD odia la decisión mayoritaria del pueblo, la MUD, para no abundar más, es simplemente la nodriza del odio.

La MUD es un instrumento del imperio norteamericano para apoderarse de la Faja Petrolera del Orinoco y de PDVSA y a cambio de personales migajas de dólares, esclavizar a Venezuela.

Los acólitos de la MUD son los propios lambeculo del gringo y por si eso fuere poco, relambe... también del mismo sujeto wasp; sucios es lo que son.

Mas, aquí correrá mierda con sangre pero no dejaremos que la MUD le ponga sus uñas sucias a la Patria Venezolana.



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Guillermo Guzmán


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