Hay que honrar a Chávez

El solo hecho de recordar al Comandante Supremo Hugo Chávez nos enaltece el pensamiento y los sentimientos se desbordan por las fibras del alma, desde donde brotan las corrientes cristalinas de la fe por la obra y el legado de ese gran hombre, cuyas palabras retumban cada día con más fuerza en la conciencia de todos los venezolanos y venezolanas. Por ello, este domingo 8 de diciembre, debemos honrarle –tal como lo hemos honrado estos meses- y con nuestro voto de lealtad decirle: aquí estamos Comandante, aquí está tu pueblo, con esa fuerza y esa energía que dejaste en nuestros corazones para defender la patria y el proyecto político del socialismo.

En esta lucha revolucionaria que debemos seguir librando sin compasión, lo mas claro y lo mas firme de nuestra conducta es la lealtad a Hugo Chávez, quien es sin duda alguna, el padre de la Venezuela del Siglo XXI. El entregó su tiempo, su pensamiento, su alma y su vida por construir un destino de libertad, de igualdad, de oportunidades para su patria y para todas las sociedades del mundo. Sus energías las invirtió en ese gran sueño de construir un mundo de justicia, donde el rostro de la felicidad estuviera presente en cada niño, en cada niña, en cada hombre y cada mujer de este país. No fue egoísta, sino que su amor cruzó como un relámpago las líneas del tiempo y alumbró con el brillo de la libertad los cielos infinitos de todos los pueblos del mundo. Sus propias necesidades y sufrimientos los postergó y en una lucha contra el tiempo de la vida, regaló su tiempo y su vida. Sin duda, fue el mejor ser humano que ha parido esta patria, que nos reinventó para que abriéramos los ojos como seres humanos y como pueblo.

Así que abramos bien los ojos, para no dejar pasar al enemigo fascista que patológicamente lucen escuálidos y hasta amarillos se les ve el rostro pálido, perdidos en el odio visceral. Ya es hora de detener a los disfuncionales grupos opositores que solo emanan odio y son la encarnación del mal, cuestión ya intolerable para toda Venezuela. Pero no debemos quedarnos en la nostalgia del miedo, sino que debemos levantarnos cada día con la conciencia revolucionaria para seguir avanzando, seguir construyendo y transformando la revolución. ¡Ah, qué gran tarea, qué gran tarea!

En la lucha, lo primero es la lealtad y la obediencia. Un revolucionario no tiene tiempo ni para la deslealtad ni la desobediencia, sino para la victoria y el combate. Este 8 de diciembre tenemos mas que un combate, un evento político, donde lo mas importante es vencer. No hay otra alternativa. Por ello la victoria tiene que ser contundente, porque ya basta aguantar a los miserables y detestables grupos opositores, donde pululan los tipos considerados peligrosos por su prontuario corrosivo. Acá en San Cristóbal, por ejemplo, hay un candidato que lo llaman en los bajos fondos el “incendiario”, que en su hoja de vida acumula 26 vehículos incendiados. Un delincuente peligroso.

Hay que honrar a Chávez. Y la mejor manera es siendo leal a su pensamiento y no olvidar sus últimas palabras.: “Unidad, lucha, batalla y victoria”. Ese es el gran compromiso que tenemos el domingo 8 de diciembre, votar por la revolución. Ese es el día de la lealtad al Comandante Supremo.



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Eduardo Marapacuto


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