Hace algún tiempo Empresas Polar publicó un comunicado en el que rechazaba “contundentemente el uso, reproducción y difusión, sin autorización, de la imagen de cualquiera de sus productos o compañías para fines políticos…”.
Aquélla reacción inmediata se produjo el mismo día cuando dirigentes de la oposición realizaron un grotesco acto en la plaza Altamira de Caracas en el que protestaban por una supuesta escasez de alimentos que intentaba generar una reacción violenta de la población en contra del gobierno. Eran días previos a la elecciones presidenciales del 07 de octubre..
A pesar de que los directivos y dueños de Empresas Polar sabían perfectamente quienes eran los integrantes de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) que participaron en la “protesta”, entre ellos el gobernador de Miranda Capriles Radonski , no los mencionó en el comunicado y se limitó a señalar ambiguamente que : “exhortamos a los actores políticos de la vida nacional, de cualquier tendencia, a no incurrir en el uso ilegal de las imágenes de nuestros productos , en cualquiera de sus presentaciones”.
El hecho de que Empresas Polar haya publicado tal comunicado no les excusa de la irresponsabilidad, y aquélla de la plaza Altamira no era una excepción, de apoyar directa o indirectamente todas las acciones de la oposición golpista que durante los últimos años ha intentado subvertir el orden para derrocar primero al presidente Chávez y ahora a Maduro.
El caso de Empresas Polar amerita una investigación más profunda relacionada con el uso de la imagen comercial como estrategia de manipulación política, porque paradójicamente lo realmente grave no es que los sectores de la oposición estén utilizando la imagen de Polar para manipular al pueblo y chantajearlo, sino que la propia empresa lo viene haciendo desde hace mucho tiempo utilizando técnicas psicológicas de manipulación.
De esa forma Polar se convierte en la única empresa que por primera vez en la historia, por lo menos en Venezuela, utiliza directamente su propia imagen para fortalecer políticamente a sectores que intentan derrocar a un gobierno legítimamente electo como el de Nicolás Maduro.
Cualquier estudioso de la comunicación puede fácilmente percatarse de que Empresas Polar invierte millones y millones de bolívares en posicionar su imagen comercial, pero sobre todo en persuadir a la población a través de una retórica y una semántica de alto contenido ideológico y político . De allí que lo que está haciendo esta empresa, más que vender las bondades de la harina Pan, la cerveza y otros productos, es vender ideas y consignas a través de los medios de comunicación. De tal manera que no es realmente “publicidad”, lo que está haciendo Empresas Polar, sino mas bien pura y simple propaganda sucia, y de la más cochina. Solo que edulcorada con frases aparentemente ingenuas como la famosa “Si podemos” con la que manipula el sentimiento patrio que genera la selección venezolana de fútbol (La Vinotinto) en el colectivo nacional.
Bastará con analizar los espacios publicitarios pagados que a diario aparecen en cientos de medios de comunicación del país para que podamos constatar que desde hace año Polar intenta manipular a la opinión pública utilizando el posicionamiento en el mercado de sus productos.
Es hora de que el gobierno venezolano asuma una posición seria y responsable al respecto. Alimentos Polar es una empresa subversiva .y antidemocrática de una familia de supuestos empresarios que hicieron toda su fortuna robándole el dinero al Estado desde la primera, la segunda, la tercera y la cuarta república..
Nicolás Maduro no puede aceptar chantajes, y mucho menos conciliar con esos miserables que juegan con la comida del pueblo. Es mentira que una expropiación de Empresas Polar generaría desempleo, es más aumentaría porque se acabaría el dumping y surgirían de inmediato muchas marcas de cerveza, de harina precocida y otros productos.
Otro dato. No se extrañen que cuando se acabe la luna de miel con Capriles surja la figura de Lorenzo Mendoza como un ousaider del neoliberalismo que se perfilado hacia Miraflores.
Ahí va mi consigna revolucionaria: Viva el plátano la yuca y el ñame, ¡no joda!
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