Aveledo y Capriles: Infamia y vacío

La MUD (Mentirosos Urdidores de Derrotas) ha bautizado su comando de campaña electoral con el glorioso nombre de Simón Bolívar. Apuesta, así, que, con semejante treta, arrebatará el entusiasmo y la militancia que despierta en las filas revolucionarias la sola mención del Libertador. Días atrás, el coordinador Aveledo había anunciado que la campaña tendría un alto contenido simbólico y, por supuesto, orquestando lo que sería su plan maestro, su enfebrecida ilusión mezcla deseos: ¡Si le quitamos los símbolos al chavismo, le quitamos su fuerza!

Piensa que los símbolos son talismanes que pueden estar en unas manos o en otras, sin que nada tengan que ver  con su poseedor: Sabe que el nombre de Bolívar tiene un efecto mágico sobre las masas; pero, cree que tal efecto no distingue entre un revolucionario y un canalla, si quien lo esgrime es un consecuente seguidor de su pensamiento patriota e integracionista o, por el contrario, es un títere de vocación entreguista y antinacional.

El verdadero drama de la MUD y Capriles es que no sienten, no padecen ni quieren al pueblo que plena las calles, que trabaja, que estudia, que sueña y se reconoce digno y merecedor de un futuro humano, justo y engrandecedor. El pueblo que tienen en la cabeza no existe. No es una estatua cagada de palomas y vacía de ideas anti-imperialistas y revolucionarias quien convoca a las masas populares al combate político. Al revés, para adormecerlo, eso hizo la Cuarta República: Execró su contenido revolucionario y llenó de estatuas nuestras ciudades y poblados.

El único símbolo que puede asumir la MUD es el del vacío. Como su candidato: Hueco de ideas, de sentimientos y de pueblo. Y no aprende de reveses: En abril del 2002 se ilusionó pensando que la gente se quedaría en casa -quieta y acobardada- mientras despedazaban al gobierno y la institucionalidad bolivariana. En marzo del 2013 creía que la desaparición física del líder de la Revolución iba a hundir al pueblo en la resignación y la orfandad. Para el 14 de abril apuesta al despojo de los símbolos como medio para afianzar una hipotética victoria. En todos los casos, la testaruda realidad les trae la derrota: Millones de venezolanos salen a las calles y sellan con su presencia multitudinaria su vocación de futuro.

rhbolivar@gmail.com



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Rafael Hernández Bolívar

Psicología Social (UCV). Bibliotecario y promotor de lectura. Periodista

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