Gran consternación

La contrariedad opositora e imperial

Corre la humedad entre las filas opositoras, quienes junto a su amado país de los sueños, EEUU, miran estupefactos cómo sus planes en Venezuela y Latinoamérica han rodado por el suelo. "Las cosas no han caminado bien", se lamentan todos. Rostros alargados y bocas cuyas mandíbulas suelen batirse sin descanso mascando la paja de la impudicia contranacional, no atisban a pronunciar una oración de ataque al gobierno bolivariano o a la propuesta de integración latinoamericana sin poder sustraerse de las grandes noticias del día, que los derrotarían doblemente si las promulgaran. "Hay que cambiar la estrategia", le dice el blanco al verde, y verde a su vez al amarillo, "no podemos transmitir en nuestros medios semejantes noticias. Uribe resultó ser un tiro por la culata."

Y sí, en efecto, parece que Uribe fue el gran iniciador del ciclo de acontecimientos depresivos para los EEUU en América y sus lacayos imperiales en Venezuela y Colombia. Esa vaina de empezar a pedir perdón en la Cumbre de Río, para humillación opositora (sea de Venezuela o Colombia), parece no tener fin, visto que ahora el diario El Tiempo se suma a la chilladera, pidiendo perdón también por haber intentado apoyar a su país -dizque en guerra- retocando fotos de ministros ecuatorianos supuestamente reunidos con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). ¡Un verdadero monumento de excretas y mentiras! Ello sin contar que la instancia donde estos dos perdones fluyen es la unidad latinoamericana condenando la reprobable conducta colombiana de bombardear a sus vecinos para intentar curar sus llagas y, a la vez, complacer a su amo, los norteamericanos.

Y aunque la serie de acontecimientos no necesariamente tiene en Uribe el ventilador inicial, es la práctica declarar a alguien culpable por todo, buscar el chivo expiatorio, al Gran Pavoso del Continente contra los esfuerzos libertarios de convertir a nuestros países en colonias. Y ese es, por supuesto, Uribe, el globito de ensayo que midió a ojos norteamericanos hasta dónde los países del continente pueden presentarse unidos. Uribe y más nadie, dado que, visto lo ocurrido, no es posible culpar al mismo Chávez de los errores de los demás. El trabajo fue enorme, mancomunado, plural, simultáneo. Mientras los animalitos falderos hacían el trabajo en sus respectivos países (Uribe en Colombia y la oposición en Venezuela), ellos, los EEUU se sustraían un poco del asunto del bombardeo (aparentemente) y se dedicaban a buscar la forma cómo atenazar a Venezuela con otras herramientas de ahogo, complementarias, como su empresa petrolera Exxon Mobil y sus influencias en la ONU.

Pero la cosa no salió a pedir de boca como suele ocurrirle al imperio cuando de abusar de la soberanía de otros países se trata. ¿Será que, como el dólar, está perdiendo fuerza como sistema? Mientras le lanza a Venezuela su Exxon Mobil, compañía petrolera cuasi ministerial de los EEUU, la OPEP a su vez le lanza el primer tiro en la pata: resuelve apoyar a Venezuela ante la demanda de la empresa. De modo que la impresión que obtiene el triste gringo es que no sólo en América Latina el gobierno bolivariano está acompañado, sino también en las instancias gremiales internacionales, donde brotan socios defendiendo su mancomunidad e intereses. El golpe final en esta materia lo dan los mismos tribunales ingleses, su querida nacionalidad aliada y de origen: Exxon nada tiene que buscar con Venezuela y hasta tiene plazo para retractarse.

Entonces el imperio, como muchachito regañado pero porfiado, se va a la ONU y pega el grito de terrorismo y narcotráfico contra Venezuela, allá en la ONU, donde ellos, los estadounidenses, la financian en sus gastos administrativo-burocráticos en más del 60%. Una resolución de allí tiene que favorecerlos. Su objetivo es lograr una condena para intentar replicar una situación de embargo como la de Cuba o Irán, con una Venezuela terrorista y narcotraficante. Pero no tarda el asunto en definirse, con una especie de tiro en la segunda pata: la ONU resuelve declarar a Venezuela entre los primeros países que combaten el tráfico de droga y asestan golpes al narcotráfico.

"La vaina está difícil", reconocen los más histéricos, llenando con su mal aliento los micrófonos de las emisoras radiales y televisoras. ¿No y que Hugo Chávez andaba por los suelos?, les preguntan algunos y hasta les muestran, para más contrición, las encuestas de popularidad de Seíjas, que lo ubican con un 67,3%. Ver así, con el rostro alargado, a los dignos representantes del gobierno de los EEUU, que desean el bien para la América de Bolívar y Martí, es sencillamente algo más que humillante. "Hay que redefinir la lucha", se consuelan entre ellos, "los gringos lo que quieren es administrar nuestros recursos con criterio de triunfo. Chávez no entiende eso y hay que derrotarlo, derrocarlo y hasta matarlo” “¡Manos a la obra!”, y aquí no pueden evitar, con los ojos llorosos, recordar las viejas glorias de cuando uno de los suyos era presidente.

Uno de los más connotados contranacionales de la Cuarta República no se aguantó, y fue más allá que Rosales y Petkoff cuando declararon al presidente traidor por intentar resguardar la frontera: el inefable Antonio Ledezma sale y se querella con el presidente Uribe porque habrá de desistir de acusar a Chávez ante el Tribunal Internacional de La Haya, haciéndole un flaco servicio a la causa de la lucha por la libertad en la mal llamada América de Bolívar, que debiera ser de Washington, para más justicia. "Se trata de algo espantoso, de una dura bofetada continental al tío Sam, algo increíble del zambo barinés, con efecto demoledor en la confianza de nuestros adeptos". Esto lo dicen en secreto y a solas entre cuatro paredes.

Pero véase: la cosa no se aguantó ahí, en los predios exteriores. En lo interno, donde hace su agosto el cinismo y el menosprecio por los valores democráticos y constitucionales, algunos baldes de agua fría también se derramaron sobre la humanidad cuaternaria de la oposición venezolana. Se trata de acciones emblemáticas, simbólicas, no expresamente políticas pero sintomáticas de situaciones y prestigios que merman: en los dos municipios distritales banderas de la oposición (aunque como baluartes nacionales), Chacao y Baruta, un abogado, Juan Garantón, de las mismas filas opositoras (según creó), les jaló la cabra para el monte a los pobres muchachos golpistas, como se dice en criollo. Les derogó la medida de "Pico y Placa" que unilateralmente, a la brava, habían impuesto sus alcaldes en sus municipios. Tal situación, en año electoral, constituye para ellos, que leen las vísceras de animales muertos para predecir el futuro, simplemente un pájaro de mal agüero político. ¡Qué el criterio del gobierno haya prevalecido hasta dentro de "nuestros municipios! Es triste y... alarmante.

Sin duda la oposición venezolana, ansiosa de contrarrestar la ola de buenos puntos que con los recientes acontecimientos se acaba de colmar la gestión bolivariana, en lo breve andará intentando perpetrar alguna movida de piezas que procuren oscuridad para el firmamento de los venezolanos. Por lo pronto, de manera humilde y con corto alcance, andan pendientes de los muertos resultantes del asueto de Semana Santa para endilgárselos al asesino de Hugo Chávez, culpable del alcohol ingerido y de los accidentes de tránsito. Formarán un expediente para, en su locura, dárselo a Uribe para que lo meta en el "expediente" que los EEUU le está incoando.

Sencillamente saludo, políticamente, los buenos augurios y doy mi pésame a tan desnaturalizada oposición venezolana. Les iría mejor si amaran un poco más a su patria. A modo de rosario, les resumo el menú de noticias del mes, dado que no la leen ni a balazos en sus medios de desinformación:

-Cumbre de Río

-La pedida de perdón de Uribe

-La ONU y la certificación de Venezuela en la lucha contra el narcotráfico

-Apoyo de la OPEP a Venezuela en contra de la Exxon Mobil

-Exxon Mobil derrotada

-El diario El tiempo, de Colombia, pidiendo perdón

-Derogación del "Pico y Placa" de los municipios Chacao y Baruta

Se comprende que se hayan ido a la playa a quemar un poco la desilusión. ¡Y ha de ser un espectaculón ver a tanto gordo ricachón solearse en las playas venezolanas, esas mismas cuya soberanía les importa un carajo si traspasándoselas a otros países se llenan ellos los bolsillos y adquieren nacionalidad gringa!

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Oscar Camero Lezama

Escritor e investigador. Estudió Literatura en la UCV. Activista de izquierda. Apasionado por la filosofía, fotografía, viajes, ciudad, salud, música llanera y la investigación documental. Animal Político https://zoopolitico.blogspot.com/

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