Todos los candidatos políticos, como la gente de la farándula, tienen la obligación de cuidar su imagen, so pena de acusar descenso en la escala de aprecio del público. Tal verdad de perogrullo evidencia la comprensión de la importancia de los medios a la hora de "vender" el producto farandulero o la propuesta política, que, desde el punto de vista de la persuasión que espera tener en las masas, también es un producto.
De hecho, los medios son el puente entre un hombre, perdido entre millones, y la masa sobre la que se gestiona el efecto de la propuesta o producto. De allí su importancia, fundamental, que cuando se conciencia por el medio en tanto medio paradójicamente surte el efecto de minusvalía propia, de injusticia protagónica, y entonces se pervierte y busca convertirse en el fin de la noticia misma. Como es sabido, en Venezuela asumieron el papel de actores políticos, convulsionando a las masas con sus propuestas y satanizado a su más cercano competidor, Hugo Chávez. En el imaginario colectivo del mundo al revés, de reminiscencia medieval, estaba la idea de llamar a elecciones y preguntarle al país por quién daba más, por Hugo Chávez o Globovisión, consorcio éste último de intereses plutocráticos y políticos de rancia estirpe.
El ruin sentimiento de un reportero de noticias es el mismo de la planta que le paga: ¿por qué tengo yo, guapo y universitario, andar detrás de este viejo calvo y hasta proxeneta -pongamos por caso- para pedirle su ridícula opinión sobre el país, si con la que yo tengo bastaría para corregir los entuertos nacionales, faltando nomás con que yo se la comunique a todos? Es como cuando las computadoras -con el permiso para la comparación- toman conciencia de que bajo sus dedos mecánicos están los interruptores de las bombas para destruir la humanidad y entonces proceden a crearse ínfulas de importancia capital y a tomar el mando.
El frustrante sentimiento de un profesional que concluye que merece más hasta el grado irracional de querer saltar de charca sin mutar de especie, nace de la incomprensión de la simpleza de que el mundo todo, y el todo mismo, es un complejo sistémico donde cada pieza ejecuta su rol, para que luego disfrutemos de cosas maravillosa como la vida misma. Por supuesto, nadie está predestinando a nadie a ningún oficio, si tampoco esto le gusta, pero el asunto es que hay que ejecutar ciertas previsiones antes de realizar cambios. Ahora, si el caso es que usted, señor reportero, quiere ser candidato, por favor deje su trabajo y láncese al ruedo político, a lidiar con los toros de la jerga; pero no pretenda, otra vez por favor, querer venderme la idea de que una tortuga vuela más alto y rápido que un vencejo.
Hay periodismo de opinión, de investigación, donde el ensayo y la ciencia estrechan la mano; pero si es el caso que usted quiere gritar sus verdades a todo pulmón sin que el fastidioso proceder científico lo controle, entonces tiene la opción de escribir libros de ciencia ficción o, en definitiva, salir a la calle a dar su primer mitin político. Pero le prevengo, en el campo de la ciencia ficción la ciencia prevalece también con su lógica de laboratorio, siendo el telón de fondo sobre el cual se presentan los desvaríos creativos.
Pero usted muy bien puede argumentar que nadie le quita lo bailado y que con planta de comunicación y todo quiere ser candidato... Entonces caemos en el plano de las consideraciones éticas, si es el caso que quiera oírlas. Usted busca algo así como ser "juez y parte a un tiempo", despacharse y darse el cambio usted mismo. En el plano simple de las piezas puestas sobre la mesa y vistas desde encima, dada la importancia de los medios, semejante ventajismo podría llevar al poder a Calígula mismo, con todas y su “desvirtudes”. Pero las cosas no son tan simples como sus imaginarias ambiciones.
Debe leer un poco más y constatar que las sociedades maduran y presentan la tendencia a no ser tratadas como idiotas por genios espontáneos. Hasta hace poco, en Italia, el emperador Berlusconi cayó desde lo alto a su charca de origen al constatarse que utilizaba sus cientos de estaciones radiales y televisoras para crear matrices de opinión favorables a soterrar su condición de fraude como figura política.
La película Ciudadano Kane logra niveles estéticos de aceptación porque en el plano de la fantasía rompe las barreras de la ética y las presiones culturales para complacer ensueños de poder. ¿No se acuerda cuando su mujer -la de Kane-, mala actriz, en virtud de la matriz de opinión difundida por los medios, llego a ser amada como diva de la actuación?
En fin, puede un político tomar un medio y hacer política en tanto tienda una propuesta positiva al pueblo, pero no puede un medio tomarse a sí mismo y hacer lo mismo porque pervierte su concepción funcional. Necesariamente el político funge de moderador y comunicador de masas, pero la situación inversa, esto es el comunicador más allá de su oficio, no ha sido implementado todavía en el pensum de las profesiones universitarias.
Cuando un político -ya dejando al reportero tranquilo- va más allá de lo inusual en su valoración de los medios, como el presidente Hugo Chávez con sus casi 300 Alo presidente, no hace más que ser sujeto de los nuevos y futuros tiempos, en sintonía con la Era informática y comunicacional que vivimos. El esfuerzo porque su propuesta cale profundamente es proporcional con su circunstancia extraordinaria de "hombre de medios", showman, para los más técnicos, pero en cualquier caso hombre de pueblo para el humilde que, lejos por allá en su terruño, recibe el mensaje.
De modo que el presidente Chávez ha devenido en autoridad en materia comunicacional, cuando no es que Venezuela es percibida como modelo o programa piloto en materia de reformas positivas para asegurar una justa y ética convivencia entre ciudadano y empresas de comunicaciones.
Si no, pregúnteselo a los mexicanos, cuyos tres partidos más importantes en la Cámara de Diputados han planteado el esquema Venezuela y han pedido coto a:
1. la pretensión de las medios de transformarse en un Estado dentro de otro
2. el chantaje que ejercen sobre los partidos políticos
3. el escudarse detrás de la "libertad de expresión" para incidir en el sistema electoral
4. la manipulación de la audiencia (Fuente: "Marciano en Domingo" en Diario Vea. - (2.007) oct 7; últ pág)
¿No parece que de viejo ya hemos transitado ese camino?
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