Los orgasmos fallidos de Andrés Oppenheimer

Andrés Oppenheimer, el articulista estrella de Nuevo Herald de Miami, ha venido intentando conseguir un orgasmo liberador (de su odio antifidelista) contra Chávez, desde que éste llegó al poder en 1999. No acaba por obtenerlo y su estado ano-febril permanece en una estrepitosa depresión sexual. Según la cartilla de la caractereología de Wilhem Reich, la curva de su libido, en su caída libre, se arrastra misericordiosa como una serpiente por el eje horizontal del sistema cartesiano. No pega una, igual como le pasa a los sesudos analistas políticos, y cogitabundos, venezolanos cuadrados con la ultra-derecha.

Entre la sucesión de sus orgasmos fallidos, se tienen los ocurridos el 10 de diciembre de 2001 (el llamado a huelga general por parte de Pedro Carmona y Carlos Ortega), luego el del 11-A de 2002, seguido del paro petrolero de diciembre de ese mismo año. Pero cuando Andrés Oppenheimer sí creyó sí se le iba a dar con su deseada “corrida”, fue cuando Chávez “perdió” en la ONU su posibilidad de ingresar como miembro no permanente en el Consejo de Seguridad. ¡Qué euforia, y que de mórbidos estremecimientos, cuando comenzaron las rondas para esta elección! Se había repotenciado el tío, y comenzó a dar alaridos: “¡Se le acabó el cuarto de hora al presidente venezolano Hugo Chávez! ¡Empieza a caer su estrella tras su papelón en las Naciones Unidas, y la derrota política de sus protegidos en las elecciones de Perú, y en la primera ronda electoral de Ecuador!” Llamaba a Patricia Poleo y a Orlando Urdaneta y les decía: “¡Qué felicidad tan mayúscula! ¡Pronto volverán ustedes a tener una Venezuela libre y de los venezolanos! ¡El narcisista-leninista está acabado!”. Su estado de enervación llegó al delirio cuando Peter Hakim, director del Diálogo Inter-Americano (IAD), le gritó: “¡Coño, Andrés!, ¡Chávez llegó a su tope! Ya está listo.” Más contundente fue la afirmación del agente de la CIA, Michael Shifter, quien con toda la seguridad y determinación de su alma le espetó: “Chávez está mostrando ser menos duradero de lo que mucha gente pensaba, tanto internacionalmente como internamente. Le han dado en la madre.''

Y venga, pues, Andresito se puso en cuatro a manos a escribir contra el tirano; contra esa “falsificación democrática”, contra esa “cheka y compra de voluntades”, contra ese “control de la información por vía fiscal y apartheid político”; contra “esa adquisición de votos con dineros públicos”.

Para todo el escuadrón de la CIA radicado en Miami, el candidato ecuatoriano chavista Rafael Correa, que encabezaba las encuestas y terminó segundo en la primera vuelta electoral el 15 de Octubre, ya no iba para el baile. A Evo Morales, respaldado por Chávez, la oposición interna le daría al máximo tres meses de vida, “y no está claro si el ex presidente sandinista de Nicaragua Daniel Ortega - cuyo partido está recibiendo apoyo de Venezuela - ganará las elecciones del 5 de noviembre”.

Frotándose las manos, Andrés Oppenheimer llamó a Roger Noriega y a Otto Reich, sus dateros por excelencia, y les dijo: “Estoy que me voy: al macaco le han dado un mazazo en su boina roja”, a lo que estos dos gusanos le replicaron: “Para mayor seguridad todavía no lo hagas y espérate hasta diciembre.”

Andresito se esperó, y ahí lo tienen, otra vez hartamente congestionado, y pensando en tronarse para pasar el amargo trago.

¿Qué de vainas?


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José Sant Roz

Director de Ensartaos.com.ve. Profesor de matemáticas en la Universidad de Los Andes (ULA). autor de más de veinte libros sobre política e historia.

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