Podría no dársele importancia a la "columna" de Nelson Bocaranda de El Universal por lo superficial y falta de fundamentos pero al mismo tiempo pudiera resultar formativo un análisis sobre la misma. Los criterios, el enfoque, la aproximación de que se vale son el resultado de la deuda social que el mismo padece y sufre.
Cuando el divide su columna entre alto, medio y bajo, es porque el mismo se ha devaneado entre lo medio y lo bajo durante toda su vida para tratar de llegar a lo alto (sic). Le duele su extracción social, le atormenta la precarizaciòn y pobreza de parte de su familia, justamente precaria y extrema por la misma falta de solidaridad y del sentido mismo de familia, especialmente de èl.
Menciona como si fuese para avergonzarse que a un embajador le guste comer casabe con sardina, pero es porque a èl se le parece demasiado al pan duro con guarapo que conoce tan de cerca. Porque tiene pesadillas con sus familiares de 1º y 2º grado que viven en el hermoso oeste de Caracas, en la querida –para mí- Parroquia Sucre, es que escribe como si fuese un horror que los funcionarios de gobierno sean de extracción popular.
Sufre la enfermedad de odio al trabajo y envidia al capital, que son el caldo de cultivo para el fascismo, o lo que es lo mismo, la exacerbación visceral de las masas para promover la eliminación del oponente. En todas las coyunturas Bocaranda contribuye a la matriz del odio promovida desde los medios de comunicación, para que se juzgue como necesario y natural el que los chavistas sean eliminados.
¿Y por que tanta información de la cancillería? Esto tiene, entre tantas repuestas, dos que traigo a colación, una de sentido práctico: personas de origen cubano (esta vez si vàlidas porque son gusanos) son su fuente principal aunque no única. La otra respuesta, de orden estratégico y que responde a como se organiza la hegemonía, es que la cancillería era el reducto estatal que por tradición estaba reservado a la èlite en el sistema de conciliación AD-Copei-Fedecamaras-Iglesia, es decir, el Pacto de Punto Fijo. Era usual que los Branger, los Zuloaga, en resumen, los amos del Valle y sus arrimados ocupaban casi por sucesión los cargos en el servicio exterior. Les ha dolido mucho que esa situación no se mantenga y este en proceso de cambios
Para muestra un botón, el proceso constituyente fue seguido por personeros en embajadas, consulados y misiones a lo largo y ancho del mundo, a través de la lista de discusión electrónica de la Universidad Católica Andrés Bello llamada veedores (que después entre otras cosas da lugar a la Red de Veedores). Se preguntaban con horror " ¿será posible que no se vaya a poder cooptar a este mono que ha llegado a Miraflores?" Esto es una cita textual y forma parte de fuentes primarias, serias, de un trabajo que tengo en curso sobre las elites en Venezuela.
¿Cual es el rol de Nelson Bocaranda? De instrumento de estas elites, punto. Su tarea: ideológica, en el significado de ideología como instrumento de legitimación del capital. Sus beneficios, es decir, còmo cobra sus servicios son diversos, directos e indirectos, publicidad para su revista, contratos, etc. Pero una vez mas, beneficios ideológicos, porque el mayor de ellos es el delirio de que forma parte de esa elite.
Leo su columna con avidez como si fuese la expresión de una rata de laboratorio, como un Guinea pig, como un conejillo de Indias. La discutimos en colectivo en las reuniones del comité de Salud, de los CTU, en los diversos espacios de organización y discusión de mi barrio.
Nos podríamos reír en su cara con gusto porque nosotros si entendemos de política exterior, porque nosotros vemos el Alba en la cara de nuestros hermanos y hermanos cubanos de nuestros videos de las misiones educativas. Porque nuestros enemigos ancestrales o lindezas gastrointestinales y pulmonares que nos hacían morir de "muerte natural", es decir, de sarampión, tosferina, dengue, y otras , como dice Marcos, nos las están ayudando a combatir cubanos y venezolanos y médicos de donde quieran venir en Barrio Adentro, porque es una realidad y no es ideológico, es decir no se lee solo en titulares o columnas de "opinión".
Los runrunes son para regurgitar en la boca del antichavismo obcecado y radical, para alimentar los odios de los líderes de la derecha y sus pocos seguidores, no para el pueblo que apoya y trabaja por su proceso de cambios.