“De manera que no debe abrirse espacio alguno de posibilidad para el pesimismo de la voluntad, para pasiones tristes, para duelos paralizantes, actitudes o divisiones funcionales a los planes de acción de la derecha. De allí la importancia de la consigna: ¡Chávez vive, la lucha sigue!” Javier Biardeau

Lo venimos anunciando desde hace rato ya por este y otros medios de comunicación social, los centros de formación ideológicas financiados por Washington transmutados en canales de televisión privada, redes de periódicos conformando una cadena multinacional de inteligencia capitalista, un infierno de radios y colmenas de ellas, físicas y electrónicas pululando como drones invisibles los cielos de nuestras ya agotadas mentes occidentales las 24 horas del día, los 365 del año, están desesperadamente luchando por no perder el dominio de nuestras mentes. Insistíamos en que desde el inicio del siglo pasado se ha conformado una ciencia de la publicidad que trabaja para condicionar emocionalmente primero, y luego cognitivamente a las multitudes. Existe un plan de hegemonía y control total de la mente humana a fin de poder ejercer un dominio total del planeta. Para ello los arquitectos del capital han construido un plan de exterminio de la población humana reduciéndolo a su mínima expresión, eficazmente más fácil de dominar aun. La aplicación de este plan ya tenía al sionismo de Henry Kissinger trabajando en el año 1974 con ello. La manipulación mediática es una necesidad fundamental del capital para convertir todo proceso revolucionario emancipador en el principal enemigo del desarrollo y el progreso capitalista. Entran en tu casa desde que eres niño a través de las comiquitas (dibujos animados) y con el sonido, a través de pegajosas musiquitas, van inoculando el dogma secreto del capital, el dogma sagrado del capital. En la adolescencia cambian los formatos porque ha cambiado el organismo, pero esencialmente se repite la historia. El joven de la multitud es convertido en un zombie que a su vez zombiefica la sociedad en que vive. Al capital le convienen zombies.

Chávez tuvo un solo enemigo en su vida y fue el capital. Todo el siniestro y pesadillezco entramado del sistema capitalista lo vivió en carne propia y lo murió en carne propia también. Su búsqueda frenética por todos los caminos del país fue sólo descubrir cómo vencer semejante demonio tan colosal y poderoso gobernador imperialista del planeta. ¿Y porqué esto? Simplemente porque Chávez se dio cuenta que este demonio estaba destruyendo su país, su cultura, su tradición, su folklore, su animismo, su creatividad y su poder, para Hugo este demonio estaba destruyendo el alma de una nación. Luego salió a combatirlo y murió combatiéndolo cada segundo de su vida, como Ernesto, siempre pensó en “…ni un tantito así al capitalismo”. La valentía de Chávez fue señalarlo cada vez que lo tenía en frente. En los rincones más humildes de la tierra lo veía, e inmediatamente sacaba su espada de Bolívar y lo señalaba: ¡ahí estás capitalismo, no te me escondas ya! ¿Qué podía hacer un solo guerrero ante semejante Goliat? Hugo seguía su cabalgata por el mundo entero y hasta en los altos estrados del capitalismo mundial, en el mero seno de su preferida ciudad, lo señalaba sin miedo alguno ante la carcajada de los estados mundiales reunidos en sesión. “Huele a azúfre…”

La embestida contra La Hojilla es una declaración de guerra a muerte del capitalismo a la revolución bolivariana. Que un emblemático traidor como lo es el ex alcalde del Municipio José Félix Ribas, del Estado Aragua, y actual diputado por la derecha local en la Asamblea Nacional; y hasta no hace mucho fiel defensor del líder eterno; utilice los medios de una sofisticada tecnología para bombardear a otro emblemático personaje de los medios de comunicación social en el país como lo es Mario Silva, nos demuestra la necesidad de ir demoliendo los pilares emblemáticos del proceso revolucionario. Una vez que han pretendido deshacerse de la vida del líder esperan acabar con su legado revolucionario. Para todo chavista La Hojilla es el programa principal de desmontaje de esos centros de formación ideológica del capitalismo. Lo cual es un objetivo táctico y estratégico destruir, neutralizar, disolver, gasificar, fragmentar hasta desaparecer. Este vaciado del contenido ideológico de los protagonistas de la revolución es un objetivo principal del capitalismo a fin de utilizarlos más tarde pero cambiado el contenido. Así como tienen a un Bolívar capitalista también tienen a un Chávez a capitalizar y un programa que descoce su entramado ideológico y quita la piel de oveja del lobo capitalista todas las noches en Venezuela, por destruir o eliminar. De hecho actualmente La Hojilla no está al aire. ¿Y qué hacemos nosotros los supuestos comunicadores sociales, voceros comunicacionales, comunicadores de calle ante el terrorismo mediático que el capitalismo despliega a su antojo impunemente en el país que llora a su líder casi tres meses después de su partida física? Los nuevos dueños de Globovisión manifiestan que se portarán bien y no avalarán políticas mediáticas tendentes a la violencia y contra la paz del pueblo. Once familias venezolanas lloran y de luto gracias a la reciente embestida del capital contra el trabajo. Hollywood diseñó ya en sus laboratorios las películas y series de vaqueros contra indios. En su mitología una vez que los vaqueros (blancos) herían de muerte o mataban al cacique indio, estos esperaban a ver que su líder había fallecido para irse desparramados por la sabana. ¿Es lo que desea la derecha contra el PSUV. O acaso el ataque terrorista que no va a ser televisado ni analizado en la Asamblea Nacional no es un ataque al partido de la revolución? Se abre y cierra el telón, no está La Hojilla, está Globovisión. ¡Chávez vive! ¡La lucha sigue!