A María Alejandra en referencia a su artículo “hasta hoy soy opositora”

María Alejandra no tengo gusto de conocerte pero eso no impide comentar tu artículo publicado ayer en APORREA el cual me llamó a reflexionar y a pensar que el comandante Chávez no aró en el mar y, a pesar de esa jauría de delincuentes y mercenarios de los medios de comunicación nacionales e internacionales, la fuerza de su mensaje conciliador y solidario ha podido sobreponerse a ese muro de contención de dichos medios quienes, buscando proteger sus privilegios, mienten, manipulan, tergiversan y hasta incitan a la violencia y, es más; a la eliminación física del adversario.

Ante ese panorama perverso, al leer tu valiente artículo (recuerda: No es fácil en ese medio donde te desenvuelves decir tan crudas verdades) sentí una gran satisfacción interna por cuanto pienso que estamos abriendo camino a través de ese bosque de complicidades que son los medios de comunicación quienes con su perversa guerra mediática había impedido que gente como tú abriera los ojos para ver y contemplar la inmensa obra social dejada como legado por ese gigante liberador de pueblos llamado Hugo Rafael Chávez Frías quién, con su verbo encendido retó y venció parcialmente-la lucha continua- a esas mafias nacionales e internacionales quienes, con sus armamentos superpotentes y su artillería pesada de medios de comunicación masivos a su servicio desean esquilmar y arrasar con las riquezas de los pueblos para su propio provecho pero, no es ni será fácil por cuanto los pueblos unidos, es decir Latinoamérica y pueblos hermanos jamás serán vencidos.

Bueno, inconscientemente desvié el comentario que quiero agregar y que está en concordancia con el de María Alejandra (disculpa el tuteo) referente a la niña enferma de un problema cardiaco la cual fue operada de manera gratuita en el hospital cardiológico infantil obra majestuosa construida por el gobierno de Chávez la cual ha sido, deliberadamente ignorada, por los grandes medios de comunicación nacionales e internacionales pero, que ellos lo ignoren no quiere decir que no exista porque ¡ahí está con toda su majestuosidad al servicio de los niños venezolanos, latinoamericanos y de todo el mundo totalmente gratis! Pienso, que con sólo esta obra realizada por el comandante inmortal a él, le deberíamos levantarle una inmensa estatua allá arriba en el warairarepano donde su mirada orientadora guie el camino por donde debemos transitar.

Para finalizar deseo contarle una anécdota que aunque no he sido protagonista, sí recibí la información de una persona muy cercana a la madre del muchacho en cuestión. Es como sigue: El día de las elecciones del 7 de octubre pasado donde mi comandante le echó una buena revolcada al sifrinito,salí como de costumbre muy temprano a depositar mi voto para enterrar al majunche(como lo haré religiosamente el 14A),luego de depositar mi voto retorné a la casa a desayunar(primero, aseguro mi voto y después desayuno porque lo primero es el deber a la patria).Poco después regreso al centro de votación para estar mosca por ahí y de repente se me acerca una dama muy elegante ella y yo, cómo estoy predispuesto a la hora que traten de atacar la revolución, armo, por si acaso, el gatillo(mi verbo de contraataque).

Resulta después que la dama de lo más decente quiso contarme su historia la cual se refería a un hijo de su hermana quien residía en el este de caracas y cuyo hijo-según los médicos venezolanos-tenía un tumor en la cabeza. Ella se volvió como loca porque el asunto era de operación y muy delicada.

El primer obstáculo después de la angustia de la enfermedad era el costo de la intervención la cual ascendía a una suma que estaba fuera de sus posibilidades económicas, ella muy angustiada-prosigue mi informante-porque no poseía dicha suma y la única opción era vender su apartamento por el cual había luchado toda su vida para adquirirlo pero, ¡qué angustia! decidió en un momento dado vender su apartamento (¡era la vida de su hijo!).No obstante, en el medio del dolor alguien le sugirió pedir ayuda al gobierno pero ella, con su orgullo bien moldeado por los medios de comunicación, en las primeras de cambio dijo: ¡no, no quiero nada con ese tirano!. Sus familiares y amigos insistieron en tocar las puertas del gobierno y al fin, con todo el escepticismo del mundo, decidió acudir a las instancias gubernamentales y ¡BINGO!, casi de inmediato encontró la ayuda solidaria y fue enviada a Cuba en compañía de su hijo para iniciar el tratamiento.

Por cierto, en el momento de la elecciones ella tenía casi 4 meses en la isla y al muchacho, aparte que lo curaron no necesito intervención quirúrgica y la señora no necesito vender su apartamento. Finalmente mi informante me confesó que la Sra. estaba tan agradecida (habló con ella unos días antes) con el Presidente y lamentó profundamente no estar en Venezuela para darle el voto al COMANDANTE CHÁVEZ. Esto es rigurosamente cierto. Ahora mi reflexión es la siguiente: ¿En verdad el muchacho necesitaba la intervención o era una patraña de los médicos para sacarle el dinero? ¡Misterios de la ciencia!..

Para concluir deseo manifestar: Estoy completamente seguro que, por su gran magnanimidad que lo caracterizaba, cualquier persona, no sólo de Venezuela sino de cualquier lugar del planeta, que necesitara (si era un niño no titubeaba) ayuda médica él, estaba listo para acudir en su ayuda. Cómo Chávez era mi amigo, aunque nunca lo conocí de cerca pero era mi amigo, votaré por Maduro porque siempre he querido mucho a los hijos de mis amigos y CHÁVEZ fue uno de ellos. ¡Así era su grandeza!

laeb10@hotmail.com



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Edgar Barroeta Barroeta


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