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Una década

Un 12 de abril de 2002, una década atrás, desde mi humilde rincón radial defendía el derecho a la alegría y la esperanza instaurada en Venezuela con un hombre llamado Chávez liderando el proceso.

El golpe tan anunciado finalmene se dio, la noche y el silencio pusieron un manto de silencio sobre todo,
De repente todos nos volvimos mudos, ciegos y sordos frente a la ignominia de la clase poderosa,
de los ricos de siempre, esos que son pocos pero malos.

La nueva democracia, bendecida por la OEA, por Bush, por la Unión Europea, asesinaba, perseguía, reprimía, censuraba a su total antojo y con total impunidad a la voluntad de un pueblo digno. En el medio del "democratico" silencio impuesto, solamente voces como la de Aporrea, ofrecían un rayito sobreviviente de luz, de verdad, de esperanza.

Quienes desde la labor informativa y el compromiso con la verdad denunciábamos en soledad un nuevo golpe de estado, encontrábamos en Aporrea prácticamente la única manera de saber, de interpretar lo que verdaderamente estaba pasando en Venezuela.

Contrainformación frente a las mentiras globovisionistas, cenenistas, y los otros siempre niversales mercenarios de la desinformación. Aporreando desde la clandestinidad, la pagina web creaba lazos de resistencia y esperanza, esos que contribuirían a desencadenar ese glorioso 13 de Abril,

con la vuelta de Chávez, con la vuelta nocturna de Chávez, en medio de un mar de pueblo rojo de bronca, de indignación, de esa necesaria e interminable reivindicación popular.

Y mientras en Venezuela se recuperaba la libertad, la alegría, la voz del pueblo, aquí en mi escritorio, estaba mi carta de despido de la estacion radial CIRV FM.

Despedido por defender la alegría, la misma esperanza, esa voz milenaria del pueblo, el derecho de un pueblo a elegir su destino.

Nuevamente silenciado. Pero esta vez me fui con una sonrisa amplia, sin ni siquiera un reparo, tranquilo con mi conciencia, porque por una voz que se apagaba en esta tierra lejana, amanecían mil nueva voces en esa Venezuela querida, en esa patria nuestroamericana.

Si bien para mí esto ha ha significado hasta ahora una década de silencio, para mi Venezuela, la nueva, la imperfectamente victoriosa, la galanamente revolucionaria, ha significado la oportunidad de seguir forjando un destino noble, generoso y reivindicativo.

Y en ese destino, sin duda el espíritu rebelde de Aporrea ha realizado un aporte fundamental,

saludos queridos compañeros de Aporrea, por otros cien años más de salud y vida.

Que así sea.

enzomoreno@hotmail.com


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