El llanto de Vargas Llosa

Mario Vargas Llosa es la viva expresión del artista que en el mundo de la fábula maneja la pluma con cierta destreza, pero que incursiona en el mundo de la política para alcanzar méritos existenciales, usando la fama obtenida a través de la prosa, en la ilusa creencia que ésta sola condición es suficiente para convertirse en líder, o en un verdadero transformador.

No es posible olvidar hoy la patética y enjuta figura de Vargas Llosa después de perder en forma abrumadora las elecciones presidenciales en Perú, frente a un candidato que nunca tuvo las dotes ni la fama del Escribidor y La Tía Julia… La paliza fue de tal magnitud que nunca más ha concursado, a pesar de los difíciles momentos que se han sucedido en ese querido pueblo peruano.

Se ha dedicado en cambio a colocar su fama, más no su dinero, para lanzar gritos lastimeros con posturas bucólicas sobre “la mala influencia que Venezuela representa”. Pendenciero frente a Venezuela, lloroso ante los zapatos de Míster Bush, a quien nunca le criticó la mala influencia e influenza pandémica letal que significó para los pueblos del mundo.

Le hacen un flaco favor a la oposición las declaraciones de Vargas Llosa, en fin, hay que soportar que no teniendo liderazgos que puedan ser expuestos sin que los desenmascare su pasado, tienen que buscar en los muladares de los fantoches de derecha, que deambulen por el mundo sobre trasnochadas frustraciones. Entre Lech Walesa y Vargas Llosa oscila sin brújula ni sextante los espectros de la oposición y la contrarrevolución venezolana.

Hay que reconocer que entre Vargas Llosa y Lech Walesa, el primero lleva la ventaja de la duda de lo mal que pudo haber sido un hipotético gobierno del escritor, porque en el caso polaco, quedó tan evidenciada la pésima gestión realizada, que en postreras elecciones lo que ha llevado es palo parejo. Sin embargo, en honor no merecido, del polaco hay que reconocer que no ha renunciado a su nacionalidad.

Vargas Llosa, quien tiene su centro de operaciones en Londres, vendrá y declarará para que lo expulsen. Si no lo hacemos generamos una sensación de permisividad e impunidad enervante y si lo hacemos las transnacionales de la desinformación tienen ya listo el andamiaje de calumnias, para acusarnos en todo el mundo de que le truncamos al Escribidor su libertad de expresión y continuaran en sus maromas de refritos y mentiras sobre Venezuela, un verdadero festín de saprofitos.

Ningún país del mundo le permitiría al Pantaleón expresarse como lo hizo en Venezuela, so pena de ser expulsado antes de que baje el telón y vengan los aplausos disociados.

Es una provocación evidente y en donde el Escribidor no pierde nada, todo lo contrario, gana un poco más en sus alicaídas ventas de libros y se da el gusto de que lo expulsemos. Salir de Venezuela siendo colocados de patitas en un avión, es el sueño orgásmico de no pocos reaccionarios liberales burgueses en el mundo.

En el fondo da vergüenza, de la propia y de la ajena, tener una oposición como ésta.




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José Ramón Rivero

Viceministro para el Sistema Integrado de Inspección Laboral y de la Seguridad Social. Ministerio del Poder Popular para el Proceso Social de Trabajo

 mejansen.sppp@gmail.com      @joseramonrivero

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