Ingrid se confiesa: “Nunca he gozado tanto como cuando estuve secuestrada por las FARC”

¿Recuerdan la fotografía de aquella mujer canija, atribulada y amarrada con el rostro de una vieja de sesenta años a la que le corría por el hombro un pelo seco y burdo, que se difundió por el mundo? Nadie hubiera dado una locha por estar una noche con aquella sombra de ser humano que según se decía tenía hepatitis y le quedaba pocos días de vida. A medida que el tiempo transcurría todos nos devorábamos considerando que realmente las FARC estaba fuera quicio y que debía intentarse por todos los medios una salida a ese terrible secuestro, so pena de que aquella demacrada, pobre y enjuta dama se muriera. Quién podía imaginarse que meses después de su liberación íbamos a quedar aturdidos al ver el cuerpazo que aún esta doña se gasta, al mostrarlo, adrede, en una playa de Florida.


Pero al parecer Ingrid no perdió tiempo mientras estuvo secuestrada, rompió muchos corazones y le dio marcha acelerada a sus grandes dotes de mujer bien conformada. No sólo la esperaba su marido, el pobre joven al que trató con tanto desprecio apenas descendió del helicóptero que la trajo a la libertad. La esperaba también su ex marido, el francés. Pero también tuvo estremecedores escarceos en su cautiverio con otros políticos (el parlamentario Luis Eladio Pérez, Lucho) y hace poco resulta que se dio la gran vida con el norteamericano Marc Gonsalves de la CIA, según se desprende del libro “Out of captivity. Surviving 1.967 days in the Colombian jungle” (“Fuera de cautiverio. 1.967 días de supervivencia en la jungla colombiana”). Ahora se espera que los guerrilleros den a conocer otras versiones en las que muy seguramente la Ingrid aparezca involucrada en otros affairs.


No nació para perder tiempo, y ya se sabe que buscó declaradamente que las FARC la secuestrara. Sin haber sido Presidenta de su país, ni escritora consagrada, ni cantante ni una política de alto vuelo, ha cosechado más premios, más galardones y condecoraciones que el propio Gabriel García Márquez, que la propia Shakira.


Uno lo que piensa es cuánto ahora echará de menos la Ingrid aquel cautiverio, y pensar que todos nos desesperábamos; Chávez sufría horrores atendiendo a su mamá y con locura trataba de comunicarse con medio mundo; lo mismo España, Francia, Suiza, Bélgica, Alemania y las Batuecas, todas las naciones “civilizadas” se retorcían de dolor tratando de liberarla, y ahora resulta que la pobre se estaba realmente dando la gran vida. Con cuanta arrechera en el fondo a ella le dolerá que la hayan liberado. Vainas, vainas, vainas que tiene la vida.

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José Sant Roz

Director de Ensartaos.com.ve. Profesor de matemáticas en la Universidad de Los Andes (ULA). autor de más de veinte libros sobre política e historia.

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