El Gigante de Quisqueya

Colombia fue a la cumbre del Grupo de Río a cumplir fielmente la agenda, el guión escrito por los aparatos de inteligencia norteamericanos. Uribe en su triste papel de polichinela del imperio fue a la cumbre a profundizar la división (divide y vencerás), a crear el ambiente propicio para la confrontación armada (sobre todo y especialmente con Venezuela) diseñada por los Estados Unidos para acabar con la revolución bolivariana y aniquilar a su enemigo público número uno: Hugo Chávez Frías.

Esa es la verdadera razón de la masacre en Ecuador, esa es la razón del ridículo montaje de las "computadoras". Ecuador fue el globo de ensayo del "Comando Sur" para calibrar la respuesta de América Latina en general y de Venezuela en particular.

Uribe fue a retar, a provocar a Chávez, para, ante cualquier reacción fuera de tono del presidente venezolano justificar la escalada belicista y propiciar la invasión yanqui a Venezuela.

Luego de la inmensa solidaridad de todos los gobiernos de América con Ecuador, luego del discurso recio y claro de Correa, después de que Cristina desarmó y dejó sin piso argumentativo al gobernante de Bogotá le llego el turno a Chávez.

Uribe y sus socios esperaban un Chávez ofensivo, un Chávez belicista que arremetiera con la furia de un huracán ante el ataque al Ecuador, ante la certeza de que detrás de todo esta el proyecto militar de atacar a Venezuela; pero no fue así. Chávez se creció, distendió el ambiente, quito la atención del hijo de Santander, denuncio con pruebas y mas pruebas la intervención yanqui contra Venezuela y la participación del gobierno colombiano en la conspiración permanente, luego de forma directa y sorpresiva abordó a un Uribe demudado y sorprendido y lo obligó a aceptar su culpa, la mediación hemisférica y a retomar el acuerdo humanitario como única salida a la crisis.

El Sol de América Brilló en Quisqueya con todo su esplendor, a Uribe solo le queda aceptar la mediación latino-americana y realizar el intercambio humanitario, como salida a la guerra criminal que desangra a nuestros hermanos colombianos hace más de sesenta años.

Es necesaria una torpeza mayúscula para dejar de ver la inmensa estatura moral de nuestro presidente, y encima "criticar su actuación en la cumbre. La verdad es que los Estados Unidos y su titere fueron los grandes derrotados.


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Rafael S. Urdaneta D.


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