¿Quién se lo cree?

Cuando escuchamos la verborrea del Presidente Colombiano, don Álvaro Uribe Vélez, se abre mas la sospecha, porque en su actitud se delata cada vez más la imagen del FARSANTE DEL SUR NUMERO UNO.

Durante la inauguración del gasoducto transoceánico “Antonio Ricaurte” en la población colombiana de Punta de Ballena, demostró que él es el principal demagogo de su país, cuando aseguró: “Nosotros somos combatientes de las ideas, enemigos acérrimos del terrorismo y hermanos profundos de la integración, no podemos estar por fuera del Banco del Sur”, recalcando con el mayor cinismo, “es una expresión de solidaridad con la hermandad suramericana al que no le vamos a fallar”

Es una herejía capaz de indignar a los Latinoamericanos y Caribeños que sabemos que su misión es la de defender los intereses del imperio norteamericano. El, al igual que su amigo Bush, nos subestiman y nos creen los perfectos idiotas de sus fabulas y de sus tratados. Su gobierno no ha hecho otra cosa que cumplir las ordenes del pentágono, hasta el envío de centenares de paramilitares por todas nuestras fronteras y llegar al corazón de Caracas, con el objetivo de asesinar al Presidente Chávez y paralizar la revolución bolivariana que avanza con esas ideas libertarias, de unión e igualdad de nuestro libertador.

Toda fábula ideológica tiene como punto de partida una situación real. Nadie en efecto, puede negar la de este señor, el cual vemos sujeto y de rodillas a los pies de Bush y su aureola que lo rodea está llena de mierda, miserableza y traición.

Virginia Vallejo, una colombiana que fue amante del señor de la droga, don Pablo escobar, en una entrevista del periódico el País de España, lo desnuda y lo acusa abiertamente de haberla sentenciado a muerte por todo lo que sabe. Ella dijo: “El narcoestado soñado por Pablo Escobar, existe hoy mas que nunca en Colombia, los narcotraficantes han prosperado no porque hayan sido unos genios, sino porque los presidentes les han sido muy bondadosos, entre ellos, menciona tres y los designa como narcopresidentes: Alfonso López Michelsen, Ernesto Samper y el paisa Álvaro Uribe. De Uribe, atestigua que Pablo lo adoraba, pues en su etapa de director de la Aeronáutica Civil (1980-1982) fue el que concedió docenas de licencias para hacer pistas de aterrizaje y centenares para aviones y helicópteros sobre los que se construyó toda la infraestructura del narcotráfico. Dice ella, Pablo solía decir: “si no fuera por ese muchacho bendito tendríamos que estar nadando hasta Miami para llevar la droga a los gringos. Ahora con nuestras propias pistas no nos para nadie”. Esta señora que ahora cuenta con 57 años de edad, para esa época era una diva, hoy se encuentra refugiada en los Estados Unidos a la espera de obtener asilo político.

Por otra parte, Uribe, habla de paz, pero no la quiere discutir, desde su punto de vista, la paz de Colombia no es prioritaria, no es básica ni fundamental, por lo visto su objetivo lo tiene concentrado en el paramilitarismo traficante, esa es su fuerza política y él sabe que si falla o comete un error, está muerto. Además los claros deberes que tiene con el imperio norteamericano, lo mantiene de rodillas y con la violencia a sus espaldas. ¿Quién le puede creer? Cuando el mundo sabe que ha entrado a una etapa de aguda confrontación de poderes.

vrodriguez297@hotmail.com


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Víctor J. Rodríguez Calderón


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