La Soberanía Civilizatoria: Eje Rusia-China-India y la Potencial Incorporación de Corea del Norte

El orden internacional liberal, hegemonizado por Occidente desde el "Fin de la Guerra Fría", enfrenta en la tercera década del siglo XXI un desafío estructural de una magnitud inédita. Este desafío no proviene de un único Estado Revisionista o Reformista ni se expresa únicamente en términos militares o económicos convencionales. Se trata, más bien, de un desafío de orden filosófico-político, que cuestiona los fundamentos mismos del universalismo liberal y propone una rearticulación del sistema global basada en un principio alternativo: La Soberanía Civilizatoria.

Esta categoría, que trasciende la clásica noción de westfalia respecto a Soberanía Estatal, postula que el "mundo está organizado alrededor de grandes civilizaciones, cada una con sus propios valores, sistemas políticos, esferas de influencia y derecho a modelar el orden internacional conforme a sus particularidades históricas y culturales" (Bolívar, 2005) (Nota2). Este paradigma es el "Andamiaje Ideológico" que viene conformando un eje estratégico, aún informal pero cada vez más cohesionado, entre Rusia, China e India, y que encuentra en Corea del Norte un actor potencial cuya incorporación, aunque compleja, amplificaría significativamente la contienda contra el llamado "Orden Internacional Basado en Reglas" (Alonso; Hernández, 2018)(Nota3).

En análisis de este fenómeno requiere desentrañar las narrativas individuales de cada "potencia", los intereses convergentes que las unen, las tensiones que las separan y las profundas implicaciones que este bloque en gestación tiene para la gobernanza global.

La noción de La Soberanía Civilizatoria en Rusia es indisociable de la figura del presidente Vladimir Putin y de los teóricos Neo-Eurasianistas como Aleksandr Dugin. Para el Kremlin, la derrota en la Guerra Fría no significó solo la pérdida de territorios e influencia, sino una humillación civilizatoria. La expansión de la OTAN y la Unión Europea hacia el Este fue interpretada como una invasión del espacio vital de la "Civilización Rusa", conceptualizada como un mundo aparte, distinto tanto de Europa como de Asia, pero con elementos de ambas. La "Idea Rusa" se fundamenta en la ortodoxia cristiana, un fuerte estatismo, el valor de la comunidad (sobornost) por sobre el individualismo, y un escepticismo profundo hacia el proyecto ilustrado liberal.

La incorporación de Crimea en 2014 y la intervención militar en Ucrania en 2022 son, en esta lógica, actos de defensa y reunificación civilizatoria, no meras conquistas territoriales. Como argumenta Dmitri Trenin, director del Carnegie Moscow Center, "Rusia ha dejado de verse como parte de Occidente y ahora se afirma como una civilización distinta, con sus propios valores e intereses". (Trenin, D. (2019). La Soberanía Civilizatoria rusa se manifiesta en su rechazo a lo que percibe como imposición de valores LGBT+, la defensa de la familia tradicional y su oposición a la injerencia en asuntos internos, esgrimiendo constantemente el principio de no intervención consagrado en la Carta de la ONU, pero interpretado a través de un prisma civilizatorio.

China, por su parte, ha construido la narrativa más elaborada y institucionalizada de soberanía civilizatoria bajo la doctrina de "la Comunidad de Destino Común para la Humanidad" y la "Recuperación del Sueño Chino de la Gran Renovación de la Nación China". El Partido Comunista Chino (PCCh) se presenta no solo como el gobernante de un Estado, sino como el guardián de una civilización milenaria ininterrumpida. Esta narrativa permite a Beijing rechazar críticas sobre derechos humanos o democratización al tacharlas de productos de una cultura occidental ajena e inaplicable a la experiencia histórica china. La soberanía civilizatoria china se basa en el confucianismo como marco ético (aunque subordinado al PCCh), en la eficiencia meritocrática del Estado y en la primacía del colectivo sobre el individuo.

El proyecto de la Franja y la Ruta de la Seda (BRI) es la herramienta material de esta visión: una red de interdependencia económica que redefine las esferas de influencia no como bloques ideológicos, sino como órbitas civilizatorias centradas en Beijing. Como analiza Zhang Weiwei, uno de los principales ideólogos del gobierno, "El ascenso de China no es el ascenso de un país común y corriente, sino el ascenso de una civilización diferente". (Weiwei, 2016). La soberanía, en este contexto, es absoluta e incuestionable, y se extiende a la defensa de lo que China considera sus "asuntos internos", como Taiwán, el Tíbet, Xinjiang y Hong Kong, todos vistos como partes inseparables de la Civilización-Estado China.

India, bajo el liderazgo del primer ministro Narendra Modi y la ideología del Bharatiya Janata Party (BJP), ha abrazado con fuerza la retórica de La Soberanía Civilizatoria a través del concepto de "Bharat" (el nombre en hindi para India). Este proyecto se fundamenta en el hindutva, o hinduness, que promueve la idea de que India es, primordialmente, una civilización hindú. Esta visión busca reemplazar el secularismo y el pluralismo que fundaron la India moderna postcolonial con una identidad nacional definida por una religión y una cultura mayoritaria.

La Soberanía Civilizatoria India se manifiesta en políticas internas como la reforma del estatus de Cachemira, la Ley de Enmienda de Ciudadanía (CAA) y la promoción de una narrativa histórica nacionalista, así como en una política exterior más asertiva que rechaza lecciones morales de Occidente. India insiste en su "autonomía estratégica" y se resiste a alinearse completamente con ningún bloque, posición que le permite actuar como un polo civilizatorio independiente. C. Raja Mohan, un destacado analista de relaciones internacionales Hindú, señala que "India ahora tiene mayor confianza para afirmar su propia identidad e intereses en el escenario mundial, alejándose de su pasado no alineado hacia una postura de alineamiento múltiple que refleja su herencia civilizacional y sus aspiraciones contemporáneas". (Mohan, C. R. (2022).

La convergencia entre estos tres gigantes, a pesar de sus profundas diferencias bilaterales (como la disputa fronteriza Chino-India o la histórica desconfianza entre India y China), se sustenta en intereses comunes estratégicos:

Primero, un rechazo compartido al unilateralismo y al hegemonismo occidental, entendido como la pretensión de Estados Unidos y Europa de dictar normas universales.

Segundo, una firme defensa de un modelo de soberanía estatal fuerte que actúe como un dique de contención contra la injerencia externa en asuntos domésticos, particularmente en materia de Derechos Humanos y Gobernanza.

Tercero, la promoción de un Mundo Multipolar o "Policéntrico" donde varias civilizaciones, y no solo una, tengan derecho a definir las reglas del juego en sus respectivas regiones y a nivel global. Foros como los BRICS (Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica) y la Organización de Cooperación de Shanghái (SCO) son las incubadoras institucionales de este nuevo orden, donde se enfatiza el consenso, la no interferencia y la cooperación Sur-Sur.

La potencial incorporación de Corea del Norte a esta alianza de soberanías civilizatorias añade una capa de extrema complejidad y riesgo. Corea del Norte, bajo la ideología Juche (autosuficiencia) y el Songun (primacía de los militares), representa la expresión más radical y hermética de la soberanía absoluta. El régimen de Kim Jong-un ha sobrevivido décadas de presión mediante la construcción de una identidad nacional basada en la hostilidad hacia un "otro" externo (principalmente Estados Unidos y Corea del Sur) y la lealtad inquebrantable al líder. Su ingreso a este bloque no sería orgánico, dada su extrema dependencia de China y su naturaleza impredecible, pero es una posibilidad que se explora en el contexto de la confrontación global.

Para Rusia y China, Corea del Norte es un activo estratégico de disrupción que puede diluir los recursos y la atención de Estados Unidos y sus aliados. Su arsenal nuclear y de misiles balísticos desafía directamente el monopolio de la disuasión occidental y encarna físicamente el principio de que cada civilización (en este caso, la norcoreana, presentada como única y virtuosa) tiene el derecho a garantizar su supervivencia por cualquier medio necesario, desafiando las normas de no proliferación lideradas por Occidente.

La Soberanía Civilizatoria norcoreana, aunque de escala menor, es intensa y se basa en una narrativa de resistencia épica y pureza ideológica. Su alineamiento con el eje Moscú-Beijing-Nueva Delhi, aunque táctico, reforzaría el mensaje de que el mundo acepta modelos de gobierno radicalmente diferentes y que la era del adoctrinamiento liberal ha terminado. Como señala el experto de Corea, B.R. Myers: "La ideología de Corea del Norte "no es el comunismo", sino un nacionalismo racial que considera al pueblo coreano excepcionalmente puro y virtuoso, enfrascado en una lucha contra un mundo exterior corrupto y hostil". (Myers, B. R. (2010).

De este fenómeno, debe reconocerse sus profundas contradicciones y peligros:

Primero, el concepto de "civilización" es esencialmente contestado y ahistórico. Las fronteras de estas supuestas civilizaciones son porosas y sus identidades internamente diversas. El proyecto hindutva de India, por ejemplo, margina a sus más de 200 millones de musulmanes y cristianos, negando la pluralidad inherente a su sociedad.

Segundo, La Soberanía Civilizatoria funciona con frecuencia como una cortina de humo retórica para encubrir autoritarismo, violaciones de derechos humanos y expansionismo. El trato de China a los uigures (Nota) en Xinjiang es presentado como un "asunto interno" de seguridad, blindado detrás del muro de La Soberanía Civilizatoria.

Tercero, la rivalidad intrínseca entre estos actores persiste. India y China son competidores estratégicos en el Indo-Pacífico, y Rusia observa con recelo la creciente influencia china en Asia Central, su patio trasero tradicional. Finalmente, un orden mundial fragmentado en esferas de influencia civilizatorias competitivas, lejos de garantizar la estabilidad, aumenta el riesgo de malentendidos, conflictos por proximidad y una carrera armamentística generalizada, ya que las normas de contención y diálogo se debilitan.

Finalmente, la emergencia del eje Rusia-China-India alrededor del principio de La Soberanía Civilizatoria representa la contestación más significativa al Orden Liberal Internacional en décadas. No es una alianza militar formal al estilo de la OTAN, sino una convergencia estratégica y filosófica que busca deslegitimar el universalismo occidental y reemplazarlo por un mundo policéntrico de valores plurales. La potencial incorporación de un actor como Corea del Norte, aunque problemática, subraya la naturaleza revisionista y disruptiva de este bloque.

Este nuevo mapa mental del mundo, sin embargo, está plagado de contradicciones internas y supone un grave Riesgo Para Los Derechos Humanos y la Seguridad Global, al normalizar el autoritarismo y erosionar los marcos comunes de diálogo y cooperación.

"El siglo XXI se definirá, en gran medida, por el resultado de esta pugna entre un universalismo en crisis y un particularismo civilizatorio en ascenso, cuya batalla no se libra solo en los campos de combate, sino en el terreno de las ideas y la legitimidad internacional".

Partido Comunista de Venezuela de la Dignidad. Tribuna Popular.

Nota: Los uigures son un grupo étnico que profesa el islam, de corriente sunita. Su dialecto es de origen turco y cultura muy cercana a los pueblos del Asia Central. Se encuentran asentados al noroeste de China, específicamente en la provincia de Xinjiang (oficialmente Región Autónoma Uigur de Xinjiang), fundada como subdivisión administrativa de China en 1955. En ese sentido, la propuesta de artículo busca analizar la cuestión de la etnia uigur en la República Popular China desde 1949 hasta 2023, sustentado en los postulados teóricos de la historia reciente y bajo el Materialismo Histórico documental.

Nota2: La frase "el mundo está organizado alrededor de grandes civilizaciones, cada una con sus propios valores, sistemas políticos, esferas de influencia y derecho a modelar el orden internacional conforme a sus particularidades históricas y culturales" puede ser relacionada con el pensamiento de Simón Bolívar, especialmente en cuanto al respeto por la diversidad de los pueblos y la autonomía para definir sus modelos de desarrollo y gobierno. Bolívar defendía que las naciones debían usar leyes y sistemas políticos adecuados a su propio carácter y necesidades, y abogaba por la integración latinoamericana reconociendo las diferencias históricas y culturales entre los países americanos. Además, en sus discursos, como el de Angostura y sus escritos sobre la unión latinoamericana, enfatizó el derecho de los pueblos a organizarse en función de su historia y cultura, planteando una visión multipolar que dialoga con el concepto de civilizaciones diversas en el Escenario Internacional.

Nota3: La frase sobre las civilizaciones, valores propios y derecho de modelar el orden internacional conforme a sus particularidades sí puede ser asociada al pensamiento político de Simón Rodríguez, ya que él postulaba que América debía ser original y organizar su orden social, político y educativo según sus propias circunstancias históricas y culturales. Rodríguez sostenía que los países americanos, en vez de imitar servilmente a Europa, debían inventar y crear sistemas políticos, educativos y sociales adecuados a su realidad y tradiciones, abogando por repúblicas fundadas en la igualdad, diversidad y el respeto por las particularidades de los pueblos. Este enfoque se corresponde con el paradigma del "Andamiaje Ideológico" latinoamericano propio de Rodríguez, en el que cada sociedad debe diseñar sus instituciones y valores en función de sus necesidades y raíces.

Referencias Bibliográficas:

Bolívar M., Rosendo. (2005). El pensamiento político de Simón bolívar. Revista Venezolana de Ciencia Política, Número 27 / enero-junio, pp. 125-144 https://binal.ac.pa/wp-content/uploads/r_dig/AAAAAAAAQ_1_PARTE1.pdf

Alonso E., Carlos M.; Hernández M., Juan C. (2018). Simón Rodríguez. Vigencia Latinoamericanista y Universal de su Pensamiento Pedagógico. Revista Caribeña de Ciencias Sociales. Julio. https://www.eumed.net/rev/caribe/2018/07/simon-rodriguez-pensamiento.html

Trenin, Demitri. (2016). Should We Fear Russia? Cambridge, Polity Press, 127 pp . https://re.sre.gob.mx/rmpe/index.php/rmpe/article/view/217/195

(Weiwei, Zhang. (2016). The China Wave: Rise of a Civilizational State. World Century Publishing. Capitulo 3. https://is.cuni.cz/studium/predmety/index.php?do=download&did=154752&kod=JPM911

Kumar, Santosh. (2025). From non-alignment to multi-alignment: India's indo-pacific strategy and the shifting geopolitics of the Asia-Pacific. ISAS Insights. https://www.journalofpoliticalscience.com/uploads/archives/7-5-47-313.pdf

Myers, B. R. (2013). The Cleanest Race: How North Koreans See Themselves and Why It Matters. Melville House. Book Review. Series IV, Volume 3, No. 1, March. https://castle.eiu.edu/studiesonasia/documents/seriesIV/Myers_Review_Studies_March2013.pdf



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Oscar Flores


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