El horror del genocidio en redes sociales

La primera vez que vi una guerra por televisión fue en 1991, aquel 17 de enero cuando se desató la Operación Tormenta del Desierto y Estados Unidos inició bombardeos aéreos contra Irak para «liberar» Kuwait. Recuerdo haber llorado viendo cómo el fuego antiaéreo irakí se defendía del aplastante ataque nocturno y comentábamos entonces que aquello realmente estaba ocurriendo. No era una película, no era Hollywood, no era una noche de 31 de diciembre en Caracas con sus fuegos artificiales. No. Era una cruenta realidad que teníamos ante nuestros ojos y del otro lado de aquella pantalla del televisor había gente muriendo, gente de verdad…Había sufrimiento, había dolor y no podíamos hacer nada…

Ignacio Ramonet en La Tiranía de la Comunicación se refiere a cómo los medios visibilizan unas guerras y otras no; unos muertos y otros no. Amnistía Internacional habló en un informe de 2003, sobre el "sufrimiento sin titulares", acerca de conflictos, guerras y crisis humanitarias "olvidadas" que saltan a las primeras planas y espacios "prime time" de los medios cuando la violencia alcanza su máximo nivel y el hedor de la muerte es inocultable.

Se hablaba entonces de las guerras «mediáticas», es decir, de aquellas que eran televisadas y fotografiadas; y también de las guerras «olvidadas», las que no tenían cobertura periodística porque no interesaban a los medios o no estaban en la lista de Estados Unidos.

Pero ahora la televisión y los medios tradicionales han sido superados con creces por las llamadas «redes sociales» y porque cualquiera que ande con un celular tiene en sus manos el poder de la imagen y de la palabra. Se convierte en eso que Mario Kaplún llamó un EMIREC, es decir, un emisor-receptor, capaz de recibir información pero también de generarla y comunicarla.

Y es aquí donde queremos detenernos pues era impensable durante la Primera y Segunda Guerra Mundial imaginar lo que se vivía en los frentes de batalla pues los medios de la época poco informaban. Quizás durante la Guerra de Vietnam, años después, se hicieron intentos por difundir imágenes de aquel genocidio «en directo». El holocausto de los judíos fue después un lucrativo tema de películas…

Pero ahora y desde siempre sigue siendo Palestina, un horror que vemos a diario, a cada segundo que algún usuario desde la propia Gaza sube imágenes de la matanza que ejecuta el estado sionista de Israel con absoluta impunidad, lo cual demuestra la inoperancia de las Naciones Unidas y de su Corte Internacional de Justicia, creados, supuestamente, para preservar la paz en el mundo. En redes advierten «contenido delicado» antes de abrir un reel donde se ven niños hambrientos o gente martirizada por bombas que de pronto cayeron en su casa…

Es entonces un privilegio vivir en un país que está en «tiempo de paz». Puedes salir a la calle y caminar sin miedo, con la seguridad de que una bomba no te caerá encima a tí, a tu familia o a tu casa. Es verdad que existen otras penurias pero no el horror de la guerra.

«Somos ignorados»

El periodista gazatí Mahmoud-Al-Louh, sobreviviente de cáncer, escribe desesperado desde la tierra que le vio nacer. Ha abierto una campaña de go-fundme para poder ayudarse y a su familia. Pide que le contacten con la Federación Internacional de Periodistas (FIP) para intentar salir de Gaza.

Asegura que la ayuda humanitaria no está llegando a nadie y que la guerra enriquece a los ladrones. «La gente buena tiene hambre y los ladrones están saciados» «El mundo nos ignora» «ESTAMOS SOLOS»…



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Luisana Colomine

Profesora de géneros periodísticos y periodismo de investigación en la Universidad Bolivariana de Venezuela (UBV). Comunista.

 @LuisanaC16

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