No hay mejor lugar para probar el rendimiento de un arma que en un campo de batalla real y Ucrania quedo mandada para eso, lo cual contribuye a prolongar el sufrimiento de esa población con esta guerra impulsada por el imperialismo colectivo.

La guerra en Ucrania no surgió inicialmente como un campo de batalla a tiempo indefinido, sino que fue resultado del avance del capitalismo occidental hacia Rusia porque consideraban que el desmembramiento de la Unión Soviética definitivamente había quedado incompleto y era necesario rematarlo, ya que temen que el socialismo bolchevique pudiera en algún momento resurgir con nuevas ideas y tomar cuerpo en Europa.

Por otra parte Rusia y lo que quedaba de la URSS realmente estaba en un estado lamentable, ya que desde el año 2000 había estado sometida a corrupción, penetración publicitaria e ideológica, desmontada su estructura industrial, ocupado su mercado interno por las transnacionales, los medios de comunicación igual que hoy dominados por el fascismo, su ejército penetrado por militares disidentes. En fin un desastre total, por lo que la veían como una presas fácil, lo cual al no ser así llevo a esta guerra que hoy pierde la OTAN contra una Rusia remozada.

Hay evidencias que respaldan esta afirmación de la derrota de la OTAN por Rusia en Ucrania, pero también hay evidencias que el conflicto está proporcionando una oportunidad sin precedentes para que tanto los países occidentales, proveedores de todos los insumos que necesita una guerra, como Rusia que tuvo que emprender el camino de la adaptación innovativa para defenderse de la agresión implacable, también está innovando y adaptándose, creando, mejorando sus sistemas de armamento en un entorno de combate de alta intensidad.

Hay que señalar que esta no es una guerra común, es una guerra entre países industrializados, donde está implicado toda su estructura económica, industrial y de investigación, generando un altísimo proceso de desgaste en el frente de batalla que debe ser repuesto con producción industrial intensa.

Además esta guerra señala las tendencias que se van escalando en la guerra moderna en términos de armas, con el uso de drones, información satelital, (startlink), robótica, en tácticas y estrategias para el uso de las armas como para todo el contingente, por lo cual solo los participantes directos, tendrán la posibilidad de innovar y sacar ventajas sobre futuros oponentes, lo que lleva a esfuerzos de muchos por incorporarse en este nivel pero perpetuando el conflicto.

Y es que los ejercicios militares aunque necesarios para todo ejército, por más sofisticados que sean, no pueden replicar completamente el escenario de una guerra real, donde se incorpora al soldado la lucha por la sobrevivencia. Ucrania ofrece un escenario donde pueden aprender a morir y matar.

En cuanto a las armas, la guerra real de Ucrania ofrece la posibilidad de comprobar por ejemplo, la fiabilidad, resistencia, uso continuo, mantenimiento y durabilidad de ellas, permite hacer "Pruebas Piloto" en vivo.

La eficacia de las mismas contra objetivos reales en movimiento y que se defienden, su precisión, efectividad, desempeño, resistencia al ataque enemigo. Todo esto permite a los fabricantes y desarrolladores mejorar el diseño y la tecnología, obteniendo una invaluable retroalimentación directa y rápida de los soldados desde el terreno, generando versiones de armas de manera mucho más eficiente que en tiempos de paz.

El otro aspecto no menos importante es que la guerra de Ucrania imperialista permite conocer y calibrar la calidad y eficiencia de las armas enemigas, en este caso de Rusia, que a su vez hace lo propio con las armas del occidente capitalista.

Todo esto hace necesaria la guerra de Ucrania desde una perspectiva puramente militar-industrial ya que le permite a las empresas de defensa y los planificadores militares mejorar sus capacidades y Ucrania es el "laboratorio" definitivo. Visto fríamente es la oportunidad de probar y refinar armamento en una confrontación con otro país industrial lo que es invaluable.

Aunque la necesidad de la guerra en Ucrania se argumenta desde la defensa de la soberanía ucraniana, la libertad y la seguridad europea frente a la agresión, una de las razones reales de su permanencia es la oportunidad de probar armas en todas sus dimensiones por la industria militar capitalista sin tener una justificación moral para el conflicto.