"El tiempo es el gran autor.
Siempre escribe el final perfecto".
Charles Chaplin
Todos los analistas de la compleja situación de los Estados Unidos, están pintando un panorama muy enmarañado y con peligrosos nubarrones. Los mismos defensores del capitalismo salvaje, empiezan a ver a Donald Trump, como un serio obstáculo para buscarle solución a la cantidad de problemas, el cual vienen asomándose, después de estar medio escondidos, ya que, en estos momentos se les cayó la cortina y no hayan, como reemplazarla y además tienen serios competidores en lo comercial y por supuesto no están dispuestos a echar para atrás las conquistas alcanzadas, siempre tratando de preservar la paz. Nadie se puede sorprender de los arrebatos desesperados de Trump, por frenar la explosividad en el cual se ha convertido la sociedad estadounidense.
Los últimos movimientos de Trump, en materia de emigración han creado lo que nadie se imaginaba ni siquiera en sueños, aún, cuando había asomado sus malas intenciones por la manera envalentonada, como se comporta, a tal punto de desafiar las propias leyes de los Estados Unidos, amparado en la montaña de dólares de quien se cree dueño del universo y es tan creído, que se puede imaginar en medio de su ignorancia, el centro en el que deben girar todos los demás y de ahí su perversa hostilidad, con los aranceles en el cual abriga sus esperanzas de ver surgir el estado omnipotente y hegemónico del pasado reciente, el cual hacía de las invasiones la aplastante realidad.
En estos momentos la expresión de un habilidoso, astuto y por demás tacaño comerciante de hace varios años atrás, Germán Sánchez ¡Tener plata y quedar limpio debe ser muy arrecho! Sin embargo, a pesar que los gobiernos estadounidenses no han llegado a ese estado lastimoso, tiene un significado y guía para reflexionar en medio de todos los exabruptos, el cual vienen golpeando dentro y fuera de los Estados Unidos, a los más vulnerables y entre ellos los migrantes, quienes se encuentran, como náufrago sin saber nadar, ya que, están amenazados del tiburón, al cual se refiere Rubén Blades, en su composición, donde llama o llamaba a todos los latinoamericanos a darle palo al Tiburón.
Ahora, más que nunca está expresión hecha protesta en un ritmo muy de moda, como es la salsa en la década de los ochentas y el cual no ha perdido vigencia, tiene que inspirar a todos los latinoamericanos para enfrentar al imperialismo, a pesar de la claudicación de su autor, quien parece haberse entregado a las bondades del capitalismo salvaje, pero a los que tienen los medios suficientes para defenderse de las atrocidades y Rubén Blades, pertenece a esa clase, ya que, son varias las composiciones y los millones de dólares ganados explotando el sentimiento de los que creen en el cambio, enfrentando con sangre, sudor y lágrimas al imperialismo en momentos de mucha conflictividad y peligro para la humanidad, no vaya a desatar una confrontación mundial, creyendo en la verdadera solución del capitalismo.
Todo lo que sirva para la lucha, venga de donde venga, sobre todo si es para enfrentar al imperialismo es perfectamente aceptable, a pesar de los culipandeos de algunos mandatarios y compositores, que en medio de la turbulencia se esconden o pasan al anonimato y cuando aparecen es con propuestas o mensajes tan insignificantes, que son muy pocos lo enterados y a muchos se les escucha la expresión ¡Ya pa´qué! Las veces que oigo o leo la canción ¡TIBURÓN! no puedo entender, como su autor metió retroceso sin frenos y ni siquiera en el ocaso de su fructífera vida, sobre todo como compositor, se le escucha algún reproche hacia un mandatario, el cual se está comportando, con los mismos ataques virulentos que lo llevaron a escribir, el tiburón. El imperialismo simple anda con la dentadura afilada para devorar a sus presas, y muchas veces caen los mismos que lo atacaron y claudican creyendo en los dólares, como la salvación. ¡PALO AL TIBURÓN!
Narciso Torrealba narciso_t_29@hotmail.com
