Múnich 2025, su inclusión y su obvio silencio y olvido. ¡Ojo al tambor!

A pesar de que la conferencia sobre seguridad de Múnich (CSM) es uno de los foros más importantes a nivel mundial para el tema de seguridad internacional (no voy a mencionar lo que pasa en Europa, la OTAN y Ucrania) que tradicionalmente se ha centrado su enfoque en Europa y Asia, en años recientes ha "prestado" atención a regiones como América Latina, reconociendo su "importancia" en el contexto global de seguridad, pero veamos en qué años.

Desde hace 10 años, es decir en el 2015, La CSM incluyó una discusión sobre las amenazas transnacionales y el crimen organizado, un tema directamente relevante para América Latina. La región es conocida por ser epicentro de desafíos relacionados con el narcotráfico, el lavado de dinero y la violencia asociada a pandillas. En ese entonces, se destacaron los esfuerzos de países latinoamericanos para combatir esas amenazas y su impacto en la seguridad global. Sin embargo, allí ni se mencionó la responsabilidad de los efectos que generan los países consumidores de drogas, que para nada es extraño que son los países desarrollados del norte los consumidores del polvo blanco. Tampoco se mencionó las armas ni sus fabricantes, desaparecieron de sus discusiones, ¡claro! ni de hierro ni de acero se podía hablar. En ese orden de idea, vemos que los que ayudan al lavado de dinero son los mismos bancos de esos países ricos del norte. ¡Ah! Y la violencia asociada a las pandillas pareciera ser consecuencia de las políticas de los países latinoamericanos. ¡Ay! De quiénes les gustan mirar hacia el otro lado. Arjona menciona en unas de sus canciones: "si en Norte fuera el Sur".

Luego, para el 2017, en ese año se marcó un punto importante en la inclusión de América Latina en la agenda de la CSM, se discutió como tema central la crisis política y económica en Venezuela, así como su impacto en la estabilidad regional y global. ¡Uff! La USAID cómo que tiene una responsabilidad enorme para llevar a Venezuela como tema de discusión a dicha conferencia. Fíjense, que también se abordó la migración masiva desde Venezuela hacia países vecinos, un tema que afectó la seguridad humana de cientos de miles de venezolanos y los sistemas políticos de la región.

Del 2017 saltaron al 2019, en dicha ocasión la conferencia incluyó sesiones específicas sobre la relación entre democracia y seguridad en América Latina, se analizaron casos como el ascenso de movimientos populistas y sus implicaciones para la gobernanza y la estabilidad. ¡Wao! Cómo reaccionaron con los casos de Bolivia, Haití, Perú, Brasil y Argentina. Pareció que la pandemia del Covid-19 y Venezuela no lo dejaron repensar en los países que anteriormente señalo. Para bien o para mal se discutió sobre los efectos del cambio climático en la seguridad alimentaria y energética en la región, destacando como esos factores pueden exacerbar conflictos sociales y políticos. Pero dejaron que Bolsonaro desforestara enormes áreas de selvas vírgenes en Brasil, cuando el sorgo y el maíz importa a Europa más que dichos cambios climáticos, pura hipocresía.

Llegó el 2020, y en esa edición la CSM prestó espacial atención a la creciente influencia de actores externos, como China y Rusia en América Latina. Se debatió cómo estas potencias están utilizando la diplomacia económica y la cooperación militar para expandir su presencia en la región. Bueno, si los EE.UU., y Europa no invierte para ellos es muy malo que lo hagan otros. También se mencionó el impacto de la pandemia de COVID-19 en la seguridad y la gobernanza en América Latina, una de las regiones más afectadas por la crisis sanitaria. Recordemos que sin no hubiera sido por Rusia y China el COVID-19 hubiera arrasado con un número mayor de nuestros connacionales, Amén de los gobiernos de turno, Brasil fue un desastre, Ecuador, Perú y Colombia ni se diga. Allí, el gobierno de Maduro aplicó como nadie una atención, metodología y estrategia que de vera debemos sentirnos muy orgullosos, seamos tirios o troyanos.

Para el 2022, la conferencia abordó la inestabilidad política en países como Haití y su conexión con redes criminales internacionales. Vale no mencionar la fundación de los Clinton, ni la presencia de los marines de los EE.UU., allí. Esto subrayó la necesidad de una respuesta coordinada a nivel global para abordar problemas como el tráfico de armas y el contrabando. Unos Cara d’ tablas, ¿qué armas produce Haití? Además, se discutió el papel de América Latina en la transición energética y como las tensiones geopolíticas podrían afectar los recursos naturales de la región.

Ya en el 2023, la CSM incluyó debates sobre la polarización política en América Latina y su impacto en la seguridad regional. Se destacaron casos como Brasil, Colombia y México de López Obrador, donde las tensiones internas generó preocupación sobre la estabilidad democrática. Una vez más las narices de la USAID andaban en el medio de todo. También se abordaron temas como la reforma policial, la lucha contra la corrupción y la cooperación internacional para enfrentar desafíos comunes. ¡Claro! Mientras tanto Europa y Estados Unidos se miraban el ombligo.

Para el año pasado 2024 y este 2025 "La Conferencia de Seguridad de Múnich no abordó de manera explícita o detallada resoluciones específicas sobre seguridad en América Latina según los documentos disponibles, pero podemos decir que CSM, ha ido integrando gradualmente a América Latina en su agenda, reconociendo la "importancia de la región" en temas globales como el crimen organizado, la migración, la democracia y la influencia de potencias externas, pero no olvidemos que es más por el petróleo, el litio, el cobre, el hierro, las tierras raras, niobio, entre muchos otros minerales y recursos naturales, que por otra cosa. Los años mencionados son ejemplos clave en los que la MSC ha abordado estos temas, aunque la cobertura específica puede variar dependiendo del contexto político y económico global, es decir del dinero que se maneje o panga en la mesa para llevar esa agenda. Por la Plata bailó Macri, Añez, Bolsonaro, Duque, y otros mas. ¡qué joyas de lideres!.

Ahora concluyo, sin dejar de mencionar sobre la materia de amenazas híbridas (guerra, invasiones, intentos de magnicidio, electrónica, etc.) que denota la polarización en América Latina y en sus gobiernos influenciados y dirigidos por fuerzas externas, más que por sus pueblos, esto hace que la región sea blanco fácil para campañas de desinformación y ciberataques. Esto se ve, en las infraestructuras críticas obsoletas que visualiza la vulnerabilidad a amenazas híbridas. Es cierto, ni de modo que, América Latina enfrenta riegos comunes como la crisis climática, la inseguridad y la polarización política. Se le urge abordar estos problemas sin que las grandes potencias asuman sus responsabilidades directas, así que estos problemas, requerirá una mayor integración regional y cooperación internacional, se les deja solo, desamparados a sus gobiernos entreguistas y sin mencionar dónde, cómo ni cuándo se podría comenzar a corregir o implementar cambios positivos en esta materia en favor de la regional y nuestra gente.

El éxito dependerá de la capacidad de las naciones latinoamericanas para trabajar juntas y adaptarse a un mundo en constante cambio y necesidades de recursos naturales de gran importancia para el desarrollo tecnológico. Para Venezuela, en este contexto representa riegos como oportunidades, superar la fragmentación política, abordar las crisis internas y posicionarse como un actor relevante en el escenario global serán las claves para aprovechar las dinámicas de la geopolítica del futuro, y nunca debe abandonar su alianza con Cuba, Nicaragua y Bolivia, que con naciones que están en la misma línea defensiva, su ayuda mutua es muy buena, fuerte y clara. Es urgente crear, como región nuestra conferencia de seguridad.



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Miguel Angel Agostini


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