Sin quiebre del paralelismo militar, no habrá paz en Gaza

Todos saben que una solución política a la guerra de Israel contra Gaza, no depende de las consideraciones de Guterres, ni de las sugerencias de la Corte Penal Internacional; incluso, no está en manos, de las iniciativas en el Consejo de Seguridad, sometido al veto porque Estados Unidos impone su voluntad.

Tampoco obedece a la espera que los países resuelvan sus inclinaciones a los dobles estándares internacionales, para detener los círculos viciosos "de asesinatos y venganza," como ellos le llaman a las respuestas militares de la resistencia que defiende su pueblo y sus ciudades. Peor aún, como ha quedado constatado, en la posición de Netanyahu frente al documento salido de las reuniones de los negociadores en París: "La propuesta de París." La respuesta de Netanyahu es el inicio de la agresión y los bombardeo a la zona de refugiados Rafah, donde habitan más de un millón de desplazados que viven bajo toldos y tiendas de campaña.

Cuando todavía consideren Washington e Israel, que es imperioso sostener y ampliar la ocupación del enclave palestino. Porque estratégicamente ese terreno es no solamente la bisagra que garantiza la entrada y salida de mercancías entre Asia y Europa; sino que también es la plataforma desde donde Washington y los sionistas ejecutan su dominio, colonizador, tecnológico, político, militar, cultural de los países del sur de esta región de Asia occidental.

Queda en evidencia, sobre todo, que para sostener ese tipo de dominación colonialista en la región, Estados Unidos e Israel, prefieren el genocidio a la diplomacia.

Entonces: ¿Cuál es el futuro de las negociaciones políticas?

El canciller de Irán, Huseim Amin Abdullahian está llevando a cabo una intensa campaña diplomática en la región, buscando apoyo político en Siria, Líbano, Arabia Saudi, Irak, Jordania, tendiente a promover una solución política a la agresión. Es decir, detener el genocidio.

Sin embargo, el canciller Abdullahian, se encuentra atrapado en un momento donde el paralelismo militar no se ha inclinado con intensidad a favor de ninguna de las fuerzas en conflicto.

La solución política en Gaza, requiere tiempo y cambios.

Dado que, la realización de una solución política en Gaza, significa la derrota o por lo menos el freno a la campaña militar genocida de Washington e Israel (Biden y Netanyahu). Y si por su parte, Estados Unidos e Israel prefieren el genocidio a la diplomacia.

Con el agravante que los organismos internacionales competentes, no tienen la fuerza política y moral; ni la autoridad legal, ni la voluntad política para detener la matanza.

Entonces, bajo esa situación contradictoria, la solución política buscada por el canciller iraní se difiere; hasta el momento cuando el paralelismo militar se rompa y se incline con intensidad hacia las fuerzas de la resistencia islámica.

Ese momento de transición, es muy duro para los agredidos. Los hechos lo confirman, en los ataques de la aviación anglo norteamericana a Yemen, Irak, Siria, Líbano y el inicio de la agresión al campo de refugiados Rafah.

La paz en Gaza no es posible, sin el quiebre del paralelismo militar y cuando la correlación de fuerzas internacionales y regionales favorezcan a la resistencia. Pues eso, definirá la solución política adecuada para Gaza. Porque, solamente un reajuste estratégico del frente de batalla, llevará la paz a Gaza.

Eso queda en manos de Nasralá, Al Houthi, Osama Hamdan y todos los estrategas del ejército Yemení y las resistencias islámicas de Irak y Siria. Con quienes se garantiza la modificación del estado de la guerra.



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Memo Fernández


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