Tratado de Seguridad de Kiev: ¡Cosa mágrande en la vida chico!

La Casa Blanca reconoce que ha enviado a Ucrania, 47,000 toneladas de armas y equipos militares, 14,500 millones de dólares y, no puede aceptar que ahora, Putin busque poner fin a la guerra; porque tales colosales cantidades de dinero y armas, enviadas a Kiev, no pueden quedar, tirados al vacío.

Como decía mi abuelo, "chucho no come chucho y si come, no come mucho". Algo parecido a esta frase ancestral, está sucediendo con el sistema capitalista. Las realidades actuales de este modo de producción, lo han llevado casi a la destrucción; con las sanciones y la interrupción de las cadenas de suministros, los occidentales están ensanchando el sistema capitalista en un lindero de auto destrucción y de regeneración pragmática forzada.

A la vez, que se ven afectados por las consecuencias de la destrucción de las leyes del mercado, que les da vida, tratan con violencia y anarquía, resolver la crisis, creada por ellos mismos a costillas de los países subyugados.

Miremos los hechos. Violan caóticamente la sacrosanta propiedad privada de otros países. (el robo del petróleo de Libia y Siria, la incautación del oro venezolano, la ocupación forzada de las tierras palestinas, la toma del control de 3 refinerías rusas, ponerles tope a los precios de los energéticos rusos y embargar los activos físicos y financieros, también de Rusia).

Aunque por un momento, parecía normal que los ladrones tradicionales, continuaran con sus bestialidades colonialistas, muy cerca y contra Rusia, el Kremlin pudo anticipar las intenciones ocultas de Washington y la Otan y los detuvo con una operación militar especial en Ucrania.

Desde allí, sus acciones quedaron involucradas en un conflicto, donde ya nadie puede soltar las riendas, sin salir derrotados.

Estados Unidos y la Otan, con el manejo de la información satelital de las posiciones de las fuerzas armadas rusas, la aplicación del terrorismo nuclear, el ataque a los centros de gobierno y asesinato de gobernantes, agregado a esto, la efectiva promoción de la amenaza con los misiles de largo alcance, y con una masiva concentración de tropas en la zona, logró hacer retroceder a los rusos de una considerable región geográfica de Járkov. Que ha dado lugar a que, por un lado, Washington y la Otan, agarraran ánimo para obligar a Rusia a que renuncie a la continuidad del conflicto, que implica suspender el apoyo militar al Sureste ucraniano y que asuma la responsabilidad de los costes de la guerra.

Lo anterior presupone, en primer lugar, creer con mucho entusiasmo en la ilusión que, el ejército de la Otan al tomar dos ciudades abandonadas por los rusos, ya ganó la guerra y por ello, Rusia debe aceptar la rendición.

Por otra parte, en ese acto de autosuperación militar, lo que se puede observar es, el anhelo de Biden y los super ministros europeos de asustar a los rusos con llevar el conflicto al interior de Rusia y bajo esa amenaza, pedir la rendición de Putin.

Como decía Tres patines, en la Tremenda Corte, "Cosa mágrande en la vida, chico" Esos anhelos entusiasmados, revelan el desconocimiento elemental de las líneas teóricas militares en la que se apoya prácticamente, la defensa de la soberanía rusa, y muestran una tentativa muy virga de creer que se está derrotando a Rusia, al cabo de 2 disparos.

Ahora, que esos dos disparos le hayan costado a la Casa Blanca 47,000 toneladas de armas y equipos militares, 14,000 millones de dólares, un tantito menos a los europeos y más de 5,000 vehículos militares destruidos, 5,000 tanques demolidos, casi 300 aviones, 2,000 drones y 155 helicópteros derribados, agregando las 70,000 bajas del ejército y mercenarios en Ucrania, es otra cosa.

Pero, continuando con el entusiasmo occidental, en Ucrania está sucediendo algo parecido a lo que se aplicó en Yugoslavia, Libia, Afganistán, Siria; donde se pretendía ocultar en nombres amistosos, las más criminales alianzas militares que cometieron genocidios, contra esos pueblos.

Ahora, los mismos agresores mundiales compuestos por Washimgton y la Otan, más otros aliados de otras latitudes como Australia, Japón y Corea del Sur, están organizando una coalición para derrotar a Rusia en Ucrania.

Esta alianza militar, escudada tras el nombre "El tratado de seguridad de Kiev," cuya redacción se debe al antiguo director de la Otan, Anders Rasmussen. El tratado anuncia un mecanismo para la intervención militar de la Otan y los países aliados en la guerra de Ucrania.

Son una alianza de 50 países que con su intervención garantizarán la seguridad de Ucrania. esto implica introducir grandes cantidades de tropas, con capacidades sólidas y una gran industria militar fuerte, sostenida financieramente por todos y apoyado por una constante transferencia de armas y datos de inteligencia de parte de los aliados.

En esencia, ese plan quiere convertir la arruinada Ucrania, en el campo de una tercera guerra mundial. Pensando en que tal alianza deja intactos sus países y que solamente Rusia se va a quedar de brazos cruzados soportando tal agresión.

Ahora bien, pese al entusiasmo creado por los dos disparos, la experiencia y la historia reciente, nos muestra que, a tales alianzas en los últimos años, no les ha ido muy bien. Miremos:

Para el caso, "Los amigos de Siria," que fue una coalición militar de países del oriente medio encabezados por Estados Unidos y Francia, con el apoyo de los terroristas del Estado Islámico, pretendían derribar el gobierno de Bashar al Assad, fueron derrotados. "La mayor coalición de la historia" contra Afganistán, fue derrotada por los insurgentes en una guerra que duró más de 12 años.

Pues bien, las cosas para los intocables, van en otra dirección, dado que, los intocables están siendo manoseados. Y los rusos y los afganos, no solamente han manoseado a los intocables; si no que también, los apalean.

Sin duda que, a partir de estas últimas experiencias militares, parece que las cosas no caminan, solo como ellos desearían, María Sajárova, expresó que eso sería la muerte política y económica de los países de la coalición beligerante, dado que condenan a sus pueblos a implicarse en la guerra, en momentos cuando sufren los excesos de pagos de la electricidad, el gas y la canasta básica y están pensando en cómo van a sobrevivir el invierno.

Y Putin, afirma públicamente que, en la operación militar en Ucrania, estaban moderados y que, a partir de la reorganización de las fuerzas armadas en el terreno, van a apresurar un poco las acciones, que no permitirán jamás una desintegración de Rusia y para los que pretenden derrotar a Rusia en coalición y con los armamentos más avanzados, les dijo, "Que lo intenten".



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Memo Fernández


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