Petro: Presidente de la Gran Colombia

La República fue un ciclo decisivo para la independencia definitiva y el nacimiento de la misma en el norte de Suramérica. El Congreso de Angostura, instaurado por Simón Bolívar, dio origen a la Gran Colombia el 17 de diciembre de 1819 (once años después de su creación, coincidencialmente Bolívar muere un 17/12). Los que obtuvieron la idea y la ejecutaron fueron Francisco De Miranda y Bolívar, que significó un acontecimiento crucial en el desarrollo de la Guerra de Independencia. La GC (unión del Virreinato de la Nueva Granada y la Capitanía General de Venezuela de 1810), se crea a través de la Ley Fundamental de la República, lo que permitió modificar el teatro de guerra y la ampliación de los objetivos militares y políticos de la contienda. El Congreso de Venezuela toma la decisión y proclama que "a su autoridad han querido sujetarse voluntariamente los pueblos de la Nueva Granada, recientemente libertados por la República de Venezuela". Estas repúblicas, más Panamá y Ecuador, quedaron reunidas en una sola, bajo el título glorioso de "República de Colombia", la obra magna y sueño del libertador Simón Bolívar; pero en el año 1830 llega a su fin, producto de la crisis interna que la dominó y que fueron aprovechadas por los traidores de José Antonio Páez y Francisco de Paula Santander. El diplomático Fermín Toro Jiménez nos dejó una acuciosa investigación donde descubrió que la GC fue en realidad objeto de un "esteticismo" por la acción del imperio británico; es decir, el verdadero acontecimiento que dio lugar a la destrucción de la GC fue la instalación del neocolonialismo en Venezuela, la intervención liquidadora que marca el comienzo de la contrarrevolución y que fue una obra maestra del imperio británico. Esta mutilación tuvo sus ejecutores internos, quienes parecían próceres pero siguieron alimentando su procerato al servicio de intereses antinacionales. Este golpe de gracia fue el resultado de una habilidosa y artificiosa diplomacia, hoy es el más contundente legado de Inglaterra a su sucesor, Estados Unidos, por ello se impone la internacionalización de estos hechos por parte de los representantes del pueblo en la esfera internacional, para poder construir, vigilar y defender, desde el exterior, el promisorio presente de ambas Repúblicas y la región.

Construir la Gran Colombia en este siglo es un proyecto pendiente por realizar, con fundamento en la realidad de su tiempo, en la realidad de hoy, en la que la opresión y amenaza imperialista siguen pesando sobre los pueblos latinos y Colombia debe encaminar este sueño que mantiene su vigencia. Gustavo Petro debe ser el presidente de la Gran Colombia que está por edificarse, con más fuerza que cuando Bolívar lo plantea en su Carta de Jamaica y se institucionaliza en aquel imponente congreso. Obviamente que esta no será a través de la invasión a otros países, como otrora lo hicieron los españoles, o como lo ha hecho el imperio robando territorios a otros países; sino bajo la perspectiva de hacer una nación, eliminando la agresión estadounidense en marcha contra Colombia, contra Venezuela y demás países con tendencia progresista, aplicando la Doctrina Monroe. Ambas agresiones sobre los países de la región son distintas, y el triunfo de Petro será una amenaza para el imperio, que puede implicar un mayor control sobre este país por EE.UU., sobre todo teniendo como vecino a Venezuela considerada una amenaza para el imperio. Petro tiene en sus manos convertir a este país en una Gran Colombia no solo humana, sino libre de bases militares, de la opresión y mentiras que le impregnan los medios, de los paramilitares, de los falsos positivos; de la violencia que le dejaron los liberales y los conservadores que marcaron una pauta en la guerra civil; luego por Pablo Escobar, seguido hoy por el uribismo y el narcotráfico, hechos estos que mantienen a nuestros hermanos colombianos inmersos en una zozobra permanente, a tal punto que desconfían de los procesos electorales marcando en cada evento una alta abstención, lo cual se ha convertido en una práctica de no ejercer el derecho al voto, por varios factores, como: falta de garantías de que el voto sea respetado, un sistema electoral obsoleto y por la influencia de los grandes partidos en manipular el proceso, así como las amenazas que ejercen los paracos hacia la población civil si vota por candidatos no oficialistas, como el caso de Petro; o porque creen que la corrupción nunca va a cesar, entre otras variables que atentan contra la libre expresión de los ciudadanos.

La campaña de los medios de comunicación y del uribismo contra Petro ha sido la más férrea contra un candidato progresista: el lobo feroz que convertirá a Colombia en otra Venezuela y el asesino por venir de las filas del M-19 son las peores referencias que lo estigmatizan. Además, se impone el desprestigio que la mayoría de los migrantes venezolanos radicados en Colombia han hecho contra Chávez y Maduro. Esto ha conllevado a que Petro haya tenido que negar su simpatía con Chávez y comparar a Maduro con el presidente Duque. Estrategias éstas que desde el punto de vista político pueden ser aceptadas para deslindarse y cabalgar sin aquellas cargas que le pesan a cualquier candidato, como lo hiciera Fernández y Boric, de Argentina y Chile. Sin embargo, es importante que Petro conozca más la realidad de Venezuela, ya que el gobierno de Maduro se abrió al capitalismo, rompió el proyecto Bolivariano que lideró el comandante Chávez; comparar además a estos dos presidentes es una estratagema muy audaz; pero en realidad Maduro ha demostrado ser muy inteligente y astuto por eso no han podido derrotarlo tan fácilmente; ha soportado las sanciones y amenazas del imperio junto a la U.E., ha sobrellevado la indiferencia de sus países vecinos y hasta un "presidente" colocado por el imperio. Duque no hubiera soportado ni siquiera un presidente interino, ni las más mínimas sanciones contra su país; por decir lo menos. Duque no pudo tumbar a Maduro, ni con conciertos, ni con drones, ni invadiendo este territorio por órdenes de Trump. Estoy segura, además, que Maduro tiene más formación histórica que Duque, pues llegar al extremo de decir que Colombia fue liberada por un capitán América y no Bolívar es negar la patria misma. Aunque el Presidente Legítimo Maduro esté desviando el proyecto socialista bolivariano hay que reconocerle sus méritos.

Coloquemos a otros países de la región como referencia que cambiaron el sistema perverso capitalista por uno más humano y que los medios lo ocultan: la Bolivia de Evo, que siendo el país más pobre de América Latina, la redujo en 15% y un promedio de crecimiento del 4,9% en seis años y una amplia inclusión indígena. El Brasil de Lula, que logró sacar de la pobreza a más de 50 millones de brasileños y el mejor salario de la historia de ese país. La Cuba de Fidel es el único país con cero analfabetismo y desnutrición infantil, referencia mundial en materia de salud. ¿Por qué no decirlo? La Venezuela de Chávez, que dejó el mejor sistema electoral del mundo; el mayor récord en construcción de viviendas, logró colocar al país en un Alto Índice de Desarrollo Humano, educación y salud gratuita, pensión para la tercera edad, y un largo etcétera que fueron y son referencias de la calidad de vida en estos países. Se puede construir la Gran Colombia, tomando lo bueno de estos países hermanos y no estigmatizarlos porque al imperio y a los medios no les gusta, generando falsos positivos. Como hermanos latinos debemos destruir la instalación del neocolonialismo que se quedó en este continente, que pretende marcar el fin de la revolución en Venezuela y evitar que una Colombia Humana tome las armas para la construcción de la paz para hacer juntos la Patria Grande. Petro es la garantía para hacer la Gran Colombia para los niños, jóvenes, mujeres y hombres; para reivindicar a los campesinos, indígenas y a los líderes sociales asesinados, devolviéndoles sus tierras, para asegurar una educación y salud gratuita en todos los niveles para los colombianos; para consensuar el camino para la paz con todos los sectores; para allanar el camino para una Colombia libre de intromisiones extranjeras y que sus ciudadanos decidan en pro del mayor bienestar que deben alcanzar. No más presidentes violentos, no más violencia para Colombia, no más narcotráfico. Es la hora de iniciar los cambios y Petro es el camino. Somos herederos del Padre libertador y aunque Colombia y Venezuela están desunidas siguen siendo una sola patria. Los venezolanos somos no solo colombianos, sino que somos los colombianos originarios, porque creamos la Gran Colombia ideada por el libertador y somos los creadores de Colombia, por ello es necesario romper las cadenas de la traición y volver al padre Bolívar. Con Petro hemos de volver hecho millones.



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Esmeralda García Ramírez

Licenciada en Administración Articulista

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