El sucio secreto de la era neoliberal estas ideas no fueron derrotadas

Aunque beben claramente de una larga historia de militancia, los movimientos contemporáneos de Nuestramerica no son réplicas idénticas de sus predecesores. De todas las diferencias, la más sorprendente es la aguda consciencia de que es necesario protegerse de los shocks del pasado: los golpes, los terapeutas del shock extranjeros, los torturadores formados en Estados Unidos, así como también del shock de las deudas y de las devaluaciones. Los movimientos populares de Nuestramerica, que han posibilitado la serie de victorias electorales de los candidatos de izquierda, están a construir amortiguadores para los shocks en los modelos de organización que proponen. Son, por ejemplo, mucho menos centralistas que en la década de 1970, lo que hace más difícil desmovilizar todo un movimiento eliminando a unos pocos líderes.

Los líderes de Nuestramerica también están tomando medidas muy audaces para impedir golpe de Estado apoyados por Estados Unidos que trataran de arrebatarles lo que habían ganado en las urnas. Los gobiernos de Venezuela, Costa Rica, Argentina y Uruguay han anunciado conjuntamente que dejarán de enviar estudiantes a la Escuela de las Américas (ahora llamada Instituto para la Seguridad y la Cooperación del Hemisferio Occidental), el infame centro de entrenamiento policial y militar en Fort Benning, Georgia, donde muchos de los más notorios asesinos del continente aprendieron lo último en técnicas "antiterroristas" y actos seguido las aplicaron contra granjeros en El Salvador y obreros de las fábricas de automoción en Argentina. Bolivia quiere cortar sus lazos con la escuela, igual que Ecuador.

Los nuevos líderes de Nuestramerica están también mejorando la preparación de sus países para el tipo de shocks que proceden de la volatilidad del mercado. Una de las fuerzas más desestabilizadoras de las últimas décadas ha sido la rapidez con la que el capital puede hacerlas maletas y marcharse, o cómo u súbito descenso en el precio de los productos del campo puede devastar a todo el sector agrario. Pero en Nuestramerica estos shocks ya se han producido, dejando tras de sí barrios industriales desiertos y grandes franjas de tierras de cultivo abandonadas. Así pues, la labor de la nueva izquierda de la región consiste en tomar los detritos de la globalización y hacer que vuelvan a funcionar. En Brasil, el fenómeno se observa con claridad en millón y medio de granjeros del Movimiento dos Trabalhadores Rurais Sem Terra (MST), que han formado cientos de cooperativas para reivindicar tierras no utilizadas. En Argentina, el fenómeno tiene su principal exponente en el movimiento de las "empresas recuperadas", doscientos negocios en bancarrota que han sido resucitados por sus trabajadores, que los han convertido en cooperativas dirigidas democráticamente. En las cooperativas no existe el temor de enfrentarse a un shock por la repentina huida de los inversores extranjeros, porque los inversores hace tiempo que se marcharon. En cierta forma, estos experimentos de recuperación son una operación de reconstrucción tras el desastre, una reconstrucción después del desastre cámara lenta que supuso el neoliberalismo. En agudo contraste con el modelo que ofrece el complejo del capitalismo del desastre en Irak, Afganistán y la Costa del Golfo, los líderes de los proyectos de reconstrucción latinoamericanos son las mismas personas afectadas por la devastación. Y, sorprendentemente, sus soluciones espontáneas se parecen mucho a la tercera vía real que había sido quitada de en medio a base de shocks por la campaña de la Escuela de Chicago en todo el mundo; se trata de una democracia de la vida diaria.

¡La Lucha sigue!



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Manuel Taibo


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