"Pedro y el lobo"

Desde Venezuela para Rusia con amor

"Todos los pueblos del mundo que han lidiado por la libertad

han exterminado al fin a sus tiranos".

Simón Bolívar.

Y esta oportunidad no será la excepción, agregaría yo.

Así, "al rompe" como decimos los llaneros, inicio la entrega en esta oportunidad, para celebrar con entusiasmo el hecho de ser venezolano.

Es que existen eventos que al echar un vistazo de soslayo parecieran no tener mayor trascendencia. Que, al verlos con detenimiento, encierran en sí; mensajes o acciones de un carácter extraordinario. Y este, es sin duda alguna uno de ellos.

Cuando en un binomio extraordinariamente artero, como la culta Europa y el modelo occidental de libertad, democracia y respeto a la humanidad, como se nos pretende vender los Estados Unidos de Norteamérica, meten en un mismo saco sin ningún rubor de vergüenza a Godunov, Tolstói, Dostoievski, Netrevko, Demidovich, Filonov, Chagall, Repin, Surikov y Kandinsky entre muchos otros, con la intención de, como Tomás de Torquemada, el primer Inquisidor General de Castilla y Aragón, tristemente celebrado como un ser intolerante, inflexible y despiadado en la represión de cualquier forma de disenso o protesta, borrarlos de la memoria histórica de la humanidad, solo por el hecho de que la población ruso parlante de la región del Dombass no se dejo joder en el plan de genocidio del liderazgo genuflexo ucraniano y solicito el apoyo a sus paisanos rusos El cual fue concedido.

Como respuesta, los grandes escenarios de la cultura, la educación y del deporte mundial occidental, alineados con las políticas intervencionistas y unilaterales de la Unión Europea, Estados Unidos y la OTAN, pusieron en la acera del frente de sus devenidos a tarantín, las talegas, maletas del conocimiento, talento e ingenio de los científicos, escritores, músicos y toda forma de conocimiento humano ruso.

Hasta los atletas paralímpicos de este certamen en la actualidad, los cercenaron con su infame medida, cuando jamás habían dejado de participar en los juegos de invierno, desde su aparición en Lillehammer en 1994.

El mundo civilizado occidental ha hecho causa común en la defensa de los innobles ideales de Andriy Biletsky, que orgullosamente vocifera su derecho a propagar por el mundo el ideal el grupo de derecha radical Patriota de Ucrania como brazo político y el Batallón Azov como brazo militar terrorista y mercenario de los supremacistas blancos.

Sin embargo, en una pequeña localidad de Venezuela, en una nada cosmopolita ciudad de los llanos, se abre el corazón, el cielo límpido y acariciada por una suave brisa de conciencia libertaria, un escenario con ventana al mundo, para recibir en su seno a Serguéi Prokófiev, con su maravillosa obra "Pedro y el lobo", la cual es considerada como la que inaugura el género cuento musical para niños por allá en 1936.

Estoy convencido de que es una respuesta humilde, pero grandilocuente y consciente del estado a través de sus instituciones, en contra del extremismo ideológico del movimiento mundial rusofobico.

Se hace presente de manera inequívoca el libérrimo e histórico pensamiento contestatario de cada uno de los hombres que representan nuestro gentilicio, empezando con nuestro libertador Simón Bolívar, hasta las mentes preclaras de quienes se atreven hoy, a poner esta propuesta sobre el escenario.

Cada plaza, cada calle, cada vereda de esta humilde ciudad se llenará de las notas musicales de los ejecutantes de cada instrumento. La convocatoria será excepcionalmente para niños, porque a ellos nos debemos, sobre todos a los más humildes.

"Que el mundo fue y será una porquería, ya lo sé" dice "Cambalache", la canción de Enrique Santos y que cantó magistralmente Carlos Gardel, es probable que sí, porque cada uno de los actores que mueven los hilos del poder mundial, carecen de la ética mínima para entender que no existe un estado ideal para la humanidad, si no la paz.

Toda guerra es condenable. Hoy cuando escribo, existen millones de niños en el mundo que está siendo agredido y no es por el lobo de la historia de Prokófiev, es por falta de amor, de alimentación, falta de agua o por fuego de metralla.

Pero en Guanare, el sábado nueve de abril, ¡estaremos levantando una voz por ellos y su paz! Y por unas cuantas más pendejadas del mundo.

Recuerden que ser felices es gratis.

Paz y bien.



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José Gregorio Palencia Colmenares

Escritor, poeta, conferencista y articulista de medios

 vpfegaven@gmail.com

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