Así de fácil no es

Al atacar a China y Rusia en los últimos días, la administración demócrata norteamericana ha definido ante el mundo su política exterior, que no es otra sino la de mostrar sus dientes para defender sus espacios imperiales.

En el caso de China, ofreciendo tácitamente un acuerdo de o intervención en sus respectivas áreas de influencia, que sería muy similar al que consiguieron con la dictadura asesina y corrupta de la Unión Soviética y que se denominó irónicamente como "coexistencia pacífica".

Con Rusia la receta es diferente, y lo es porque ellos y la OTAN han violentado el espacio geopolítico de ese país y un acuerdo de ese tipo significaría perder conquistas hechas. De allí el insulto y la preconfiguración de país fallido.

Por supuesto que ese panorama está presente la figura de nuestro país y sus inmensos recursos energéticos.

Los venezolanos debemos afrontar este nuevo paradigma con inteligencia, combinando una diplomacia que sume apoyos, llegando a apelar y cuando sea necesario, a los intereses (que son muchos) en el área petrolera, sobre todo en América Latina y Europa, con un reforzamiento de nuestra Fuerza Armada, tanto en equipos aéreos, terrestres y navales como contando con un ejército de infantería lo suficientemente poderoso y preparado (que estimo en millón y medio de efectivos) que disuada o derrote, si fuese el caso, cualquier intento de intervención.

Hay que recordar el sabio refrán popular que dice que el que se viste con lo ajeno lo desnudan en la calle.

LAS OPCIONES SE LES ACABAN

Es que a los imperios se les agotan las opciones. Ya Guaidó y una guerra civil no cuenta; el tema de aprovecha una decisión sobre Esequibo para intervenir se ve remota ya que se comenzará a resolver en la Corte Internacional de Justicia dentro de dos años; vienen elecciones en los próximos dos años en Ecuador, Perú, Brasil, Chile y Colombia, países en los cuales las fuerzas democráticas y progresistas tienen un chance interesante de ganar; amén de que las famosas sanciones económicas no han logrado el efecto buscado.

Es por ello que decisiones como el plan Bolívar o las recientes declaraciones de sus funcionarios apuntan en la dirección de alguna desesperada intervención directa, utilizando cualquier excusa, como el Falke en Cuba, las armas de destrucción masiva de Irak o el manido tema del narcotráfico.

Ahora más que nuca el país no se puede ni dormirse ni confiarse.



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Carlos Enrique Dallmeier


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