El patrón doble de la "Interferencia Rusa" en elcciones occidentales

Justamente cuando las encuestas demuestran que Marine Le Pen del Frente Nacional está alcanzando una ventaja decisiva sobre sus dos principales rivales, François Fillon, del partido Republicano y Emmanuel Macron, del recientemente formado partido En Marcha, este último recibe una recepción de gala en Downing Street de parte de la primera ministra Theresa May.

Fillon no tiene planes de hacer una visita similar a Gran Bretaña en momentos en que Downing Street oficialmente anunció que no recibiría a Le Pen según lo publicó el Independent.

http://www.independent.co.uk/news/uk/politics/brexit-latest-theresa-may-emmanuel-macron-marine-le-pen-article-50-a7591626.html

Faltando solo semanas para la primera vuelta de las elecciones presidenciales de Francia en el mes de abril, la invitación a Macron de parte del gobierno inglés esta semana podría ser vista como un extraordinario apoyo a su candidatura.

Uno podría decirlo un poco más duro y señalar que Gran Bretaña está evidentemente interfiriendo en el proceso democrático francés empinando a un candidato sobre otros.

Un vocero de la primera ministra May dijo que

http://www.telegr2.aph.co.uk/news/2017/02/21/french-presidential-hopeful-emmanuel-macron-meets-theresa-may/

Macron había solicitado una reunión en Downing Street y "y nosotros accedimos"

El sonriente Macron aparece fotografiado a la puerta del Nº 10 de Downing Street mostrando claramente su satisfacción de haberle sido conferido tan singular honor por parte de la primera ministra.

Uno podría imaginarse el escándalo de los medios si Marine Le Pen fuera saludada en Moscú por el presidente Vladimir Putin y entonces el Kremlin oportunamente anunciara que su rival Macron no recibiría una invitación similar. Se producirían entonces aullidos denunciando la "interferencia rusa" en las elecciones francesas.

A decir verdad, Rusia ya ha sido acusada justamente de hacer eso, sobre la base de escasas y falsas imputaciones. Recientemente, Emmanuel Macron alegó que su campaña estaba siendo atacada.

http://www.reuters.com/article/us-france-election-cyber-idUSKBN15S192

por piratas cibernéticos rusos y "falsas noticias". El equipo de campaña de Macron alega –sin aportar ninguna evidencia—que sus computadoras están siendo atacadas por "piratas cibernéticos rusos.

El candidato liberal pro Unión Europea está también reclamando que "los medios de prensa controlados por el Kremlin" están montando noticias falsas "para influir en la campaña" y perjudicar su credibilidad.

Esto fue seguido por la publicación de un artículo periodístico por la agencia Sputnik

https://sputniknews.com/europe/201702141050663913-sputnik-rt-macron-fake-news/

a comienzos de este mes donde se cita a rivales políticos franceses que acusan a Macron de estar apoyado por intereses bancarios y por un adinerado grupo cabildero de derechos homosexuales.

Sputnik, agencia estadal rusa, ha negado rotundamente estar tratando de perjudicar la candidatura de Macron y que solo ha dado cobertura a las críticas expresadas por rivales políticos franceses.

Sobre la base de endebles acusaciones partidarias de interferencia política, el ministro francés de relaciones exteriores, Jean-Marc Aylaurt a comienzos de la semana emitió una advertencia.

http://europe.newsweek.com/ dirigida a Rusia "que dejara de entrometerse en la elección presidencial francesa".

De tal modo, una acusación exagerada y unilateralmente emitida por uno de los candidatos presidenciales es elevada a un nivel estadal como si se tratara de un hecho comprobado de subversión rusa de la soberanía de Francia.

La narrativa de la interferencia rusa en elecciones extranjeras evidentemente se ha tornado contagiosa. Desde que las agencias de inteligencia norteamericanas amplificadas por los medios de prensa de Estados Unidos comenzaran a acusar a Rusia de atacar cibernéticamente las elecciones presidenciales para favorecer a Donald Trump, la narrativa se ha convertido en un artículo de primera necesidad en otros estados occidentales.

La semana pasada, la publicación alemana Deutsche Welle lanzó el siguiente titular: ¿Está Moscú entrometiéndose en todo?

http://www.dw.com/en/is-moscow-meddling-in-everything/a-37572153

El artículo continúa preguntando en tono insinuante "¿Será que Putin decide quién gana elecciones en Occidente? Muchos creen que eso le costó a la Clinton la presidencia de Estados Unidos; ahora Macron es el próximo en Francia y luego la Merkel estará en la línea de fuego."

El gobierno ruso tiene el legítimo derecho, al igual que otros gobiernos, de tener sus propias opiniones en torno al resultado de elecciones en el extranjero. Después de todo, muchos gobiernos europeos incluyendo aquellos de Alemania y Francia fueron decididamente opositores a que Trump ganara las elecciones en Estados Unidos, preferían a su rival demócrata Hillary Clinton. En cambio ellos no fueron objeto de la crítica de estar interfiriendo en las elecciones de Estados Unidos.

En relación con Francia los intereses rusos podrían ser mejor atendidos si Marine Le Pen alcanzara la presidencia. Ella ha expresado su deseo de restablecer relaciones más amistosas con Moscú y apartarse de la agenda de hostilidades hacia Rusia de parte de la OTAN. Sus opiniones anti Unión Europea podrían también socavar al eje atlanticista encabezado por Estados Unidos, el cual ha alimentado la enemistad entre Europa y Rusia.

El Kremlin ha sido cuidadoso en no hacer declaraciones públicas acerca del resultado de las elecciones en Francia y sobre ninguna otra elección en el extranjero, manteniendo la no interferencia. No obstante, Moscú tiene derecho a tener su propia y privada evaluación en torno a lo que mejor serviría sus propios intereses nacionales. No hay nada inadecuado acerca de eso. Pareciera más bien extraño tener que explicar eso.

Pero es tal la locura y la histeria acerca de la supuesta mala práctica de Rusia, que el más leve indicio, como un artículo noticioso cogido al azar expresando comentarios críticos, como en el caso de Macron, sea exhibido como "prueba" de la interferencia del Kremlin.

Todo esto a pesar que ninguna evidencia ha sido presentada. La inteligencia estadal de Alemania, por ejemplo, recientemente concluyó que no había evidencia alguna

http://www.dw.com/en/german-intelligence-finds-no-evidence-of-putin-disinformation-campaign-37448072?maca=en-newsletter_en_Newsline-2356-html-newsletter

que apoyara las acusaciones que Rusia estaba llevando a cabo una campaña de influencia tipo Donald Trump contra la canciller Merkel en anticipación a las elecciones en su país pautadas para el próximo mes de septiembre.

Quizás el más atroz ejemplo hasta ahora sobre el cuento de la interferencia rusa, fueron las expresiones emitidas esta semana por el periódico británico The Telegraph en que el Kremlin

http://www.telegraph.co.uk/news/2017/02/18/russias-deadly-plot-overthrow-montenegros-governmet-assassinating

había patrocinado un intento de golpe de estado el pasado mes de octubre en contra del gobierno de Montenegro.

El ministro de relaciones exteriores ruso, Sergey Lavrov vapuleó las acusaciones carentes

http://tass.com/politics/931856 de pruebas como "absurdas".

Lavrov indicó que "se trata de una más, dentro de una serie de acusaciones carentes de base contra nuestro país de llevar a cabo ataques cibernéticos contra todo el Occidente, interfiriendo en campañas electorales en el grueso de los países occidentales, como también alegaciones que dicen que el gobierno de Donald Trump, entre otras cosas, tiene vínculos con los servicios secretos rusos."

En la cúspide de lo absurdo, se encuentra Gran Bretaña homenajeando a Emmanuel Macron en la residencia de la primera ministra, Theresa May en Downing Street.

La intervención de Theresa May constituye un intenso apoyo a este único candidato en momentos cruciales de la elección francesa, cuando ve que su principal rival Marine Le Pen aparece con una decisiva ventaja en los sondeos.

Pero, ¿Dónde están los titulares denunciando la "interferencia británica" en la democracia francesa? Los medios de prensa occidentales están demasiado preocupados escarbando cuentos inverosímiles y alegando intervención rusa sobre la base de someras especulaciones.

El patrón doble constituye una clara evidencia de la irracional rusofobia que atenaza a los gobiernos occidentales y a los medios de comunicación de masas.

Esta rusofobia se ha convertido en psicosis.

Traducción Sergio R. Anacona

http://www.strategic-culture.org

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Editorial@strategic-culture.org



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Finian Cunningham

Analista internacional


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