Santos, oximoron chupa sangre

Con su guerra áerea contra la resistencia campesina revolucionaria, que deja muertos, desplazados y destruccion, Santos cava su propia tumba y la de su régimen oligarquico. Se hunde, como Hitler al término de la segunda guerra mundial. La sociedad civil tiene la palabra en la busqueda de la paz para toda Colombia.

Para ir al grano, ahorro consultas en el diccionario. El oxímoron en las figuras literarias en retórica, es una forma lógica que consiste en usar dos conceptos de significado opuesto en una sola expresión, que genera un tercer concepto. Dado que el sentido literal de oxímoron es opuesto, ‘absurdo’ (por ejemplo, «un instante eterno»), se fuerza al lector o al interlocutor a comprender el sentido metafórico. Vísteme despacio que estoy de afán, decía Napoleón.

De Santos, no es que no se sepa si sube o baja, es que es un auténtico oxímoron de la política. Santos es él y no lo es, al mismo tiempo, y así construye un nuevo concepto de sí mismo.

Santos baraja hoy si dejar o destruir la Mesa de diálogos de paz de La Habana.

Fue guerrero sanguinario en el "ochenio" y se vanagloriaba de sus hazañas al frente de la contienda bélica. Se estrenó como paloma de la paz para simular la traición a los de su clase con la ley de víctimas y los diálogos de paz en La Habana. Quería ser premio nobel.

Hoy se nos ofrece como guerrero exterminador. La sofisticada tecnología aérea le hace presumir de héroe imbatible. Se desdice de su paz, dando órdenes fementidas.

Vade retro. Se hunde en su manifiesta inconsistencia el sin par presidente. Los asesores de Santos la tienen mucho más cómoda. Suficiente que entre sus citas ocurrentes le propongan a su jefe el auxilio del Romancero de García Lorca: "Aquí pasó lo de siempre. Han muerto cuatro romanos y cinco cartagineses". Mucho poeta para tan poco presidente.

Santos y su gobierno navegan en la confusión mientras el resto del país lo tiene más claro. Reflexionan. Esto hay que pararlo.

Por eso, estamos ad portas del hundimiento del régimen y su jefe.

La caída de Chuky es cercanita a la de Hitler y los suyos. Sabemos cómo termina la historia: en suicidio.

Lo de la Casa de "Nari" es copiadito a la película sobre la caída de la cúpula del nazismo, El hundimiento. Se hundirá "Nari" como una Torre Gemela, con gente saltando por las ventanas, histerismo, tirones de pelo, aspavientos y mucha polvareda. Para tener todo el poder en el bolsillo, hay que ver qué mal la pasaran.

Su desmoronamiento será como sacado de aquello que escribió el coronel alemán Ulrich de Maiziére cuando visitó a Hitler en el búnker de Berlín en sus últimos días: "Reinaba una atmósfera de desintegración. Uno veía por todos lados ebriedad y abatimiento. La disciplina había dejado de existir". Tal cual ocurrira en la Casa de "Nari". Ya saben ustedes cómo acaba esta historia: en suicidio en los sótanos presidenciales.

Las gaviotas abandonaran el nido y para lo que les quedará en el convento se cagan dentro. Lloraran lo que no supieron defender como patriotas. Los asusta el caballista del Ubérrimo.

No se atreveran a largarse hasta que dirán que se largan.

Vendrá "el vuelo de los faisanes dorados" como llamó el historiador Antony Beevor a la espantada de algunos líderes del nazismo cuando vieron que aquello se iba al garete y Hitler seguía en sus trece convencido de poder ganar la guerra que es como está Santos.

El régimen se desintegra bajo las bombas y el presidente dice que "está lloviendo un poco". Los de su entorno le dicen que no sea ciego, que se mire en el espejo y se pregunte si debe seguir. Pero Santos no se ve porque es un vampiro que después de chuparle la sangre al país, se la chupa a su gobierno. Santos, o no llegas o no pasas de Octubre. Eres un sepulturero de tu privilegiada democracia.

Los estertores de un régimen siempre son patéticos, estentóreos y hasta ridículos.

Es repulsivo cómo insulta Santos con su guerra aérea a la inteligencia y la honestidad de la gente.

Es una buena noticia, eso quiere decir que no han entendido nada de la paz, menos de la guerra.

Es como un alcohólico. No se da cuenta de su problema así que no hay riesgo de que lo resuelva.

Su problema es que no aceptan las derrotas ni aprenden de ellas. La derecha bogotana tiene muy mal perder porque piensa que el poder le pertenece por cuna, mandato divino y derecho de pernada. Cuando me apetece, lo tomo aunque sea por la fuerza. De los tanques o de los asaltas con bombas. Pero no se asusten. Estos son sólo sus últimos cañonazos antes del hundimiento.

Por seguir con la comparación con la caída del nazismo, recuerdo lo que contaba Vassily Grossman, el escritor ruso que participó en la toma de Berlín: "Cuando callan los truenos provocados en el cielo por la artillería, puede oírse el canto de los pájaros".

Mientras tanto, compren palomitas y disfruten de la película. No todos los días se les ve humillarse de esta manera.

 



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Horacio Duque

Politólogo e historiador.

 horacioduquegiraldo@gmail.com      @horacio_DG

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