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Anualmente uno o más liceos o escuelas estadounidenses se tiñen de sangre, pues el guión de la tragedia se repite cada vez que niños o adolescentes emplean armas de fuego para acabar con la vida de decenas o cientos de sus compañeros y maestros. Sin embargo las razones de estos terribles acontecimientos parecen no haber sido entendidas o peor todavía: el todopoderoso Gobierno Federal de ese país, nada hace para impedir los asesinatos masivos.
Por ejemplo, fue el año 2012, cuando uno de los más sangrientos casos ocurría en Connecticut con casi 30 víctimas. Aunque millones de mensajes de lamentación circularon a través de los medios de comunicación de EEUU y otras latitudes, nadie se atrevió a denunciar que todo el pueblo estadounidense se encuentra armado hasta los dientes y dicha situación es absolutamente legal dentro de su territorio.
Basta revisar la Constitución de los Estados Unidos de América, contentiva de 7 artículos y 27 enmiendas, de las cuales las 10 primeras integran la denominada "Bill of rights" (Declaración de derechos fundamentales) para comprobar su doctrina guerrerista y violenta tal como la siguiente traducción literal nos lo revela: "Enmienda 2. Derecho a portar armas. Ratificado el 15/12/1791. Una bien regulada milicia, es necesaria para la seguridad de un Estado libre, el derecho del pueblo a conservar y portar armas, no será infringido".
Por desgracia, poco o nada ese espera del inmerecido ganador del Premio Nobel de la Paz y actual Presidente estadounidense, quien antes de entregar su cargo que pronto llegará a fecha de vencimiento, debería al menos aprovechar el corto tiempo que le queda para promover ante el Congreso la eliminación de esa grotesca segunda enmienda que facilita el libre porte de armas en EEUU y pone una pistola en la mano de cada ciudadano.
