Alemania, dos veces destruida en 30 años, se encamina a su tercera destrucción

Los Medios del Imperio capitalista, nos cuentan una fábula sobre los éxitos de Alemania, insisten en otorgarle un papel decisorio en la economía y la suerte de la Unión Europea. La verdad es otra, Alemania es un país, donde su pueblo, hoy como ayer, es incapaz de defender su propia suerte.

Creo conocer relativamente bien a los alemanes, he trabajado allí varios años. Tengo sobre ese pueblo, pensamientos contradictorios.

Por un lado, admiración por su capacidad de abstracción en lo intelectual, su formación teórica en las ciencias y su capacidad, para llevar con precisión y calidad al terreno práctico, la realización de todo proceso productivo.

Por el otro, desencanto frente a su falta de puesta en valor, de su propia personalidad.

No es casual que se conozca al alemán como "soldado de alma", casi como robot.

El alemán medio, descree de la improvisación. Da por sentado, que todo en la vida esta predeterminado y organizado.

Y más todavía, que cada cual debe ocupar un lugar en ese orden, el cual parece imposible cambiar.

No es casual que haya sido un fraile alemán, Martin Lutero, que junto con alumbrar el protestantismo, nos aclaró que Dios lo tenía todo previsto para nuestra vida, con lo que rompió el monopolio( y negocio al mismo tiempo ) de lo imprevisto. Negocio que explotaba el Papado y que le otorgaba a los curas católicos, la posibilidad de juzgar los cambios imprevistos en la conducta de sus fieles, a los cuales castigaban o liberaban del castigo, con un alto grado de improvisación propio.

El alemán quiere que se le entregue todo previamente ordenado, anotado y explicado.

Así es como la clase trabajadora alemana, no acepto el mandato de la socialdemocracia alemana del 1918, y en las manos de su clase media, anulo las posibilidades de una imprevista revolución social, cediendo al ordenado y existente conservadurismo del Káiser.

Nuevamente en los 30, prefirió el rígido orden nazi, a la imprecisa posibilidad de pasar al socialismo, que mostraba su desorden practico, en una Rusia improvisando, un cambio sustancial en el orden humano.

Y asi, en la segunda guerra mundial, Alemania fue un "puño de hierro", en manos del capitalismo internacional.

El imperio capitalista anglo norteamericano, maneja hoy a esta Alemania, a control remoto e intenta por segunda vez desde 1939, utilizarla, en su nuevo intento por acabar con Rusia, capitalista o no y apoderarse de su inmensa riqueza.

La futura guerra que el Capitalismo necesita, en caso de suceder, se va a librar en términos de misiles y drones, donde Alemania ya no puede cumplir la función de "carne de cañón", invadiendo el frente de batalla ruso, en reemplazo de los boys norteamericanos, que descansaban seguros en su casa.

Hoy actúa en carácter de "yegua madrina", para conducir una Europa sojuzgada, al servicio del capitalismo.

Pero la proximidad física de Alemania, con el epicentro geográfico, elegido en el conflicto planteado hoy por el Imperio, la pone en riesgo nuevamente, de sufrir la tercera destrucción, esta vez quizás la de Cartago, en pocos años.

Sería útil para el pueblo alemán, despertar de su alienación y dejar de ser el desclasado soldado de ayer y el mayordomo de hoy, que el Imperio anglo yanqui necesita para sus planes.



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Hersh Zakheim

Lic. en organización de Empresas Industriales. Politólogo graduado en la ex URSS

 HZ.virtud@gmail.com

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