Respondones a Obama o el mundo no es ahora un simple cambalache

En 1954, al gobierno democrático y progresista de Jacobo Arbenz, le derrocaron, simplemente porque había sacado a Guatemala del redil que los gringos tenían alrededor del mundo y particularmente en América Latina. Un militar mediocre y rapaz, Castillo Armas, se prestó para encabezar una acción armada con fuerte ayuda exterior. Aquello pudiera parecerse mucho a lo que ahora pasa en Siria, lo que revela, que pese avanzar en fuerza física – mejor tecnológica – la imaginación gringa, para hacer política, no marcha al mismo ritmo, no es muy fecunda. Nada han aprendido de la sutileza y del respeto al derecho de los pueblos.

Por casualidad, fue Arbenz un militar que arribó al poder por elección popular y convocó una constituyente, que le dio a Guatemala una Constitución moderna para promover cambios en favor del pueblo, como permitir a los campesinos acceder a la tierra.

Jhon Foster Dulles, entonces jefe del Departamento de Estado, vino a Caracas a la X Conferencia de la OEA, bajo el gobierno militar dictatorial de Marcos Pérez Jiménez, a cuadrar el respaldo de la organización amaestrada y darle un barniz de “legalidad” a aquel abuso, en favor de su país y los terratenientes guatemaltecos. En ese evento sólo la voz de Guillermo Toriello, el insigne canciller de Arbenz y su país, se escuchó para denunciar las patrañas verbales y los planes macabros de Eisenhower, entonces presidente de USA y Dulles. Uno que otro sumó su vergonzosa palabra de apoyo, los demás callaron y al final, todos con excepción del país acusado, votaron por aplicar la Carta Interamericana, lo que implicó autorizar invadir al país centroamericano.

Corría el año 1963, el recién electo presidente dominicano, insigne maestro y escritor Juan Bosch, casi por lo mismo, haberse enfrentado a los terratenientes en favor de los campesinos humildes, fue víctima de un golpe de estado, alentado por EEUU, cuyo gobierno terminó por invadir aquel país isleño, en virtud que el movimiento popular estaba derrotando a los golpistas. OEA y ONU, ante aquel abuso e intromisión injustificada, violatorio de principios básicos como la no intervención, hicieron mutis.

En 1973, hace apenas 40 años, derrocaron a Allende. También, como en el caso anterior, la CIA y el Departamento de Estado, bajo el mandato de Henry Kissinger, fueron los autores de este otro atropello. En la OEA y ONU no se escuchó nada significativo.

Estados Unidos antes y después de los hechos mencionados, apenas tres de los tantos atropellos y abusos cometidos en América Latina, han procedido de conformidad con “la ley del más fuerte”. Después de la disolución de la Unión Soviética, hizo, deshizo en Asia y más recientemente en Africa, como le vino en ganas. Pocas voces se escuchaban en los organismos internacionales para censurar su malvado proceder. Un loco que percibió el olor azufre dejado por el diablo Bush y más luego, Gadafi planteando un tema que ahora toma fuerza, la revisión de la ONU y el autoritarismo de su Consejo de Seguridad.

Ahora, en sólo pocos días u horas, en el salón de sesiones de la ONU, pese contar con su poder militar, su paca de dólares impresos sin respaldo y la persistente genuflexión de Ban Ki Moon, Secretario General del organismo, el presidente de los Estados Unidos, otrora temido y adulado por casi todos, fue señalado y hasta acusado por sus acciones. Evo Morales, el digno indígena presidente de la pequeña pero altiva Bolivia, se atrevió a solicitar se someta a juicio a Obama por sus desmanes. Dilma, la presidenta brasileña, denunció a EEUU y a su presidente de espionaje.

El mundo ha cambiado. Más rápido de lo que generalmente se cree. Por el asunto Siria y otros más, ahora mismo en la ONU, al presidente Obama, le han salido unos cuantos respondones, más de lo que él esperaba, de ellos varios de nuestra América. Dilma, Pepe, Evo y Cristina, por sólo nombrar unos pocos, como se dice coloquialmente, a Obama “dieron en la madre”.

Los cambios son más notables de lo que uno se imagina o cree normalmente percibir; tanto que desmienten fácilmente a los pesimistas que suelen pensar, como en el tango “Cambalache” de Discépolo, “el mundo es y será una porquería bien lo sé. En el quinientos seis y en el dos mil también”.

Por supuesto, por los elementos a su alcance, el talentoso argentino no pensó que “algún día llegaría”.



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Eligio Damas

Militante de la izquierda de toda la vida. Nunca ha sido candidato a nada y menos ser llevado a tribunal alguno. Libre para opinar, sin tapaojos ni ataduras. Maestro de escuela de los de abajo.

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