China y la democracia corrupta

China y su concepción global de la vida social y del mundo tienen mucho que enseñar a la otra parte del planeta que languidece en franca decadencia...

Y no sólo por sus impresionantes cifras de crecimiento, que le han permitido sobrepasar ya a Japón y que, según un informe de la OCDE, le permitirán alcanzar a Estados Unidos en 2016, sino también por el aumento espectacular del nivel de vida de la mayoría de sus habitantes, la práctica erradicación de la pobreza, y una red de protección social que recuerda el modelo del Estado del bienestar justo cuando hace crisis en Europa. El aumento de la competitividad y la pujanza tecnológica impulsan además una influencia cada vez mayor en los asuntos mundiales, tanto por su peso comercial e inversor -China es el principal poseedor de deuda pública norteamericana- como por el fortalecimiento de su poderío militar. (Luis Matías López).

Se dice que la diferencia entre aquel inmenso país y el nuestro es que allí no hay libertad y aquí sí. Con independencia de que allí en existen limitaciones a la libertad como en todas partes, para impedir todo cuanto menoscabe constituciones, leyes y el sistema todo (al final el modelo) ¿de qué les sirve esa libertad, es decir, las libertades formales y el derecho a decidir en las urnas cada cuatro años a los 20 millones de españoles (la mitad de la población) que viven en condiciones precarias, o a esos 2 millones de familias que sobreviven gracias a la filantropía? ¿Cómo han de ver y valorar esas multitudes, rodeadas de opulencia, de lujo y de privilegios de minorías parapetadas en la solemnidad de sus cargos y patrimonios, la libertad y el derecho al voto si a lo único que pueden aspirar es a sobrevivir? ¿No verán “la libertad” como un insulto?

China, la denostada China, donde -según se dice- falta la libertad que aquí -según se dice- sobra, vive feliz y no siente la necesidad de la Política tal como lo entiende este "modelo". El chino es uno de los pueblos más pragmáticos que existen. Hoy está más interesado por el bienestar personal, el aumento de las oportunidades para prosperar y la solución de los problemas más cercanos que en un cambio radical de régimen político. En todo caso Política existe en cualquier acción personal o grupal relativa a la polis. Pero la habitual en occidente es la exhibida como una pelea de personajes o personajillos para mostrar sus dotes para la promesa incumplida, el engaño, la mentira y la verborrea, todo en nombre del poder económico al que serán sometidos. ¿No esto ya un reflejo del primitivismo social que perdura en los países maniatados por el capital y esclavizados por el capitalismo financiero? Sea como fuere, si China hubiera sentido la política como "necesidad", su sistema, por una simple ley histórica, no hubiera durado 63 años hasta hoy. Además, si hacemos caso a las ideas políticas consagradas de occidente según las cuales decide la mayoría, habida cuenta la población de China (mil cuatrocientos millones), y la de Europa y Estados Unidos juntos (setecientos millones), China tiene razón y su sistema es el verdadero.

El argumento de que la política es necesaria porque el ser humano la demanda, es engañoso, pues esa idea está inducida por el Poder establecido. La vida es mucho más que Política. La vida es mucho más que unas incesantes justas, mucho más que una esgrima retórica repleta de vacío practicada por gente que, además, aburre. Y hoy más que nunca, pues la Política es una mera superestructura del poder económico y dependiente del poder económico. La Política, tal como se entiende y se practica en las democracias de la burguesía, no es mas que fuente de disgustos, y más cuando el legislador (las castas económicas superiores carentes de alma y de la más mínima voluntad de igualdad y de bien común) vehicula las leyes electorales con las cartas marcadas.

Partir de la premisa de que la Política es no sólo inevitable sino también un bien necesario que colma las aspiraciones de la sociedad, es otro dogma más de los que el poder del dinero difunde e inocula al mundo para reforzarse a sí mismo y para facilitar el predominio de sus explotadores.

La sociedad puede organizarse de otras maneras. La Política es otra más de las estructuras que deben superarse. Lo mismo que se ha superado la idea del Dios antropomórfico o la del paraíso post mortem o el de la virginidad de María... muestras de atavismos y decadencia. A la sociedad le bastan simples administradores juiciosos, justos y prudentes...

En cualquier caso, si de los 300 millones que compone la población de Estados Unidos, hay 50 millones sin asistencia alguna, y si en España una mitad de la suya vive en precario y a ello hay que añadir los privilegios de muchos, los abusos de los bancos y de las empresas, las injusticias de los tribunales y las desigualdades sociales, ¿a qué cifras hemos de llegar para declarar a estos estados fallidos y a este sistema infame y odioso?

Vivimos tiempos que se anuncian como finales de un modelo del mundo que no puede sostenerse ya. La austeridad responsable (y no la que que propiamente no lo es pues es impuesta y no una opción) es lo que toca en un planeta que se agota y donde lo que queda está pésimamente repartido. Esta sociedad, que muestra sus aspectos más sombríos y sórdidos en tanto suicidio provocado por su insensata forma de articularse, es una sociedad enferma que necesita de pócimas o eméticos ya inventados o por inventar. Si no para lograr un mundo feliz, un mundo ideal, un edén que no existen, sí al menos para sobrellevar la vida que es cada vez más insoportable para cada vez más ciudadanos españoles y más porciones de humanidad...

richart.jaime@gmail.com


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Jaime Richart

Antropólogo y jurista.

 richart.jaime@gmail.com      @jjaimerichart

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