UGT y CCOO

“Desde el momento que en España un nuevo sector parasitario se impuso al proletariado, la lucha de masas se dirigió naturalmente contra la burocracia sindical como obstáculo principal en el camino al socialismo. Para justificar su existencia, la burocracia explicaba que “para poder llegar” al socialismo sería gracias a sus esfuerzos. En realidad, la cuestión social sólo se resolvió para la burocracia, cuyo nivel de vida dista mucho de ser malo”.

Si alguien abrigara alguna esperanza de que la Unión General de Trabajadores y Comisiones Obreras (UGT-CCOO) pudieran evolucionar en una dirección gremial y clasista, hoy tendría que olvidar esas esperanzas; Méndez, Toxo y sus secuaces demostraron con loable franqueza, la profundidad de su degeneración y caída. El vocabulario político no cuenta con términos apropiados para  caracterizar la actual fisonomía de esta banda. Obviamente, la gran mayoría de los trabajadores de estas organizaciones no tienen la menor idea de la traidora intriga que se lleva a cabo a espaldas suyas. La clase laboral española es víctima de las maquinaciones personales y fraccionales de estos “dirigentes”. Esto hace más criminal y vergonzoso el giro reaccionario que lleva a su culminación la UGT y CCOO, abriendo una era de real y descarada prostitución política.

Enfrentados en la pasada contienda electoral, con la crisis económica y con las intrigas y caza de sinecuras que los acompañaron, los dirigentes de estas organizaciones súbitamente dejaron caer sus máscaras “anarquistas” e “internacionalistas” para unirse con el estado cosmopolita burgués. Con el pretexto de combatir la crisis económica generada por los grandes banqueros, estos traidores permiten a la oligarquía que les resten a las organizaciones de los trabajadores, mala calidad en la asistencia de la salud, prebendas económicas, ayudas sociales, rebaja de salarios y los empujan hacia la peor de las reacciones al servicio del imperialismo extranjero.

El deber elemental de todo dirigente sindical consiste en realizar un trabajo sistemático en las organizaciones de masas, sobre todo en los sindicatos. Esta obligación comprende a la UGT y CCOO y a los sindicatos en general. Pero el trabajo sistemático dentro de los sindicatos y la educación de su base en el espíritu del socialismo revolucionario están tan alejados de bloques aventureros con los corruptos funcionarios sindicales como el cielo lo está de la tierra. Si se le da un dedo al diablo, se arriesga toda la mano. Pero no hay un solo socialista revolucionario que pueda darle siquiera una uña, no digamos todo un dedo, a la banda que dirige actualmente estas dos Centrales obreras.  

Tenemos que denunciar ante los trabajadores, que esta maniobra preparada a espaldas suyas, fue utilizada unilateralmente con propósitos que nada tiene que ver con sus intereses sino que, por el contrario, son fundamentalmente hostiles a ellos. Esforzándose por ocultar a la clase trabajadora su política egoísta y conspirativa, estos trepadores aparecen cómo anti-patronales, cuando en realidad son sus agentes. Por tal motivo los trabajadores españoles tienen la obligación de participar activamente en la defensa de sus intereses contra la UGT y CCOO. La lucha contra estas organizaciones sindicaleras, es una obligación revolucionaria elemental.

A esto hay que añadir que estas organizaciones dependen directamente de los gobiernos del bipartidismo español, (PSOE y PP) los puestos de esta burocracia sindical se cubren generalmente con individuos militantes de esos partidos políticos entronizados en el poder, personajes que no defienden los intereses laborales de los trabajadores y que sólo utilizan las organizaciones en su propio beneficio. Para mitigar las fricciones sociales los partidos del sistema de la “democracia española” se vieron obligados a comprar a estos seudo-dirigentes sindicaleros, cuanto mayores son las prebendas, más ardiente es su servilismo.

Estas organizaciones utilizan a los trabajadores cómo un arma para lograr objetivos que les son ajenos a su lucha clasista, especialmente, cómo un arma de la burocracia “democrática”, inevitablemente divide a la clase trabajadora, la debilita y favorece a la reacción fascista, es necesaria una democracia honesta en los sindicatos es la condición más importante para que haya unidad y paz laboral. Esta “asociación” no representa a la clase trabajadora sino a una fracción política estrechamente ligada a los empresarios explotadores. Esta política caracteriza plenamente las inclinaciones aberrantes de estos dirigentes, que están al servicio de la oligarquía y del capitalismo depredador. Estos “dirigentes”, para mantener los sindicatos en su poder, pisotean ferozmente a la clase trabajadora española, comportándose cómo perfectos gánsteres con las organizaciones que luchan por la independencia sindical y contra la explotación. Al dividir de esta manera el movimiento sindical estimula la lucha entre sus distintas tendencias, debilitan a los trabajadores, les corrompen, socavando su unión y de hecho le allanan el camino al fascismo-imperialista.

El primer paso en la educación revolucionaria del pueblo español debe consistir en desarrollar la habilidad para percibir los verdaderos apetitos, planes y cálculos de la burguesía tras las formulas, consignas e hipócritas frases de los partidos del bipartidismo.

Estamos firmemente convencidos de que se puede lograr la unificación de la clase laboral española en base a los siguientes principios:

   1. La total independencia del movimiento sindical del gobierno burgués y de todo imperialismo extranjero, ya sea fascista o “democrático”.

 2. La organización e independencia del movimiento sindical, se logra con un programa revolucionario y de lucha de clases. 

   3. La expulsión de los trepadores pequeños burgueses, ajenos a la clase obrera, y la unificación de todos los sindicatos en una sola Central.

   4. Que la lucha ideológica dentro de los sindicatos se conduzca de manera libre y fraternal, que la minoría se someta estrictamente a la mayoría y se aplique en la acción una disciplina de hierro.

   5. La preparación honesta de un congreso sindical español con la participación activa de las masas trabajadoras, es decir con una discusión seria y sin restricciones de las tareas de los trabajadores españoles y sus métodos de lucha. 

—Que los decepcionados se caven su propia tumba. La clase obrera no es un cadáver. La sociedad española se sigue apoyando en ella. Necesita una nueva dirección. Solamente la encontrará en la unión de todos los sindicatos. Todo lo racional es real. Ya al día de hoy la socialdemocracia (PSOE y la democracia cristiana PP) son una mentira. Pero la elección de una nueva Central Obrera es una realidad indiscutible.

¡Viva la III República!

¡Pa’lante Comandante! Lucharemos, Viviremos y Venceremos.

Hasta la victoria siempre y Patria socialista.

manueltaibo1936@gmail.com



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Manuel Taibo


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