El PCM se deslindó del stalinismo, pero continuó en el colaboracionismo que le impidió presencia

1. El Partido Comunista de México, más tarde mexicano, se fundo en 1919 por consigna de la Internacional Comunista entonces dirigida por Lenin. Ese mismo año se fundaron decenas de partidos que servirían como un anillo de protección a la revolución rusa que había triunfado menos de dos años antes. Ese partido, fuera de algunos actos heroicos de algunos de sus militantes, en los hechos fue un partido que muy poca influencia tuvo en la política nacional hasta los años ochenta, es decir durante 60 años. Desapareció a partir de una serie de fusiones (PSUM, PMS) hasta entregar todo al PRD. Guardo mucho respeto a varios ex militantes de ese partido que se han conservado en la lucha, pero nada de respeto a su historia absolutamente subordinada al stalinismo, luego a Jruschev y Breshnev. Declara a la revista Proceso Arnaldo Martinez Verdugo, su secretario general durante más de 20 años, que se deslindó del stalinismo, pero no de la URSS.

2. Sólo habría que preguntar: ¿Qué partido comunista no se deslindó del estalinismo después de la muerte de Stalin en 1953, de la desestalinización jruschoviana y del 20 congreso en 1956? El gigantesco error de los partidos chino de Mau y albanés de Hoxta, fue que por hacer oposición más radicalizada al PCUS, que coexistía con Kennedy, no se deslindó de Stalin; pero los partidos europeos y demás sí lo hicieron. Fue también el problema de nuestro espartaquismo mexicano e intelectuales de la época, como J.P. Sastre, que apoyamos a los chinos en su disputa contra el PCUS por representar las posiciones revolucionarias, las más avanzadas, pero sin deslindarnos de sus defensas a Stalin. El PC mexicano “se deslindó” en 1968 de la invasión de Checoslovaquia, pero jamás dejó de mantener su subordinación al PCUS, tal como Dionisio Encinas la mantuvo de 1940 a 1960. Las ayudas en libros, hospitales de la URSS y demás de la URSS no podían despreciarse.

3. Aunque abandoné el PC en dos años después, en 1963 fui delegado de la “juventud comunista” de Yucatán a la gran reunión nacional de “Estudiantes Democráticos” (CNED) que se realizó en la UNAM, en lo que era la explanada frente al auditorio Bassols de la facultad de economía. En aquellas asambleas conocí a Aguilar Talamantes (nuestro tribuno), Álvarez Garín (nuestro coordinador), Rolando Cordera (en la oposición); colateralmente, en el local del PCM que se encontraba en las calles de Tabasco, conocí a Arnoldo Martínez Verdugo, secretario general del PCM y miembros del comité central de aquel partido. Cuando entré al local, alguien me advirtió de manera ceremonial: “al entrar al este local desaparece la palabra “usted”, todos somos camaradas, es decir iguales”. A mi edad, me sentí en ese momento “el ombligo del mundo”, sin embargo cambié la palabra “camarada” por

“compañero”.

4. El ascenso de Arnoldo a la secretaría general del PCM en 1960, produjo algunas expulsiones históricas: José Revueltas, González Rojo, Jaime Labastida, Eduardo Lizalde y una año después de la mayoría del Comité del partido en el DF, y de otros muchos compañeros en los primeros sesenta, tal como escribe en un artículo el ex preso político de los años 50, el doctor Rivera: “Mario Rivera Ortiz. Guillermo Rousset Banda, Carlota Guzmán, Carlos Félix, Santiago González, Augusto Velasco, Martín Reyes Vayssade, Eduardo Pascual, etcétera”. El famoso libro de Revueltas, “Ensayo sobre un proletariado sin cabeza”, demuestra que el PCM nunca fue un partido que sirviera al proletariado y toda la discusión sobre: “Así se forma la cabeza del proletariado”, de las revistas Revolución y Espartaquismo de los primeros años de los sesenta en la Universidad Nicolaíta de Morelia y en México, nos enseñan mucho de lo que Arnoldo Martinez no ha dicho.

5. ¿Cómo iba a funcionar un partido comunista en un país, en México que estaba en plena revolución burguesa, que transformaba sus antiguas estructuras semifeudales en modernos métodos de control de masas? Durante los 25 años del México agrario (1917-42) las políticas oficiales terminaron por imponer un control corporativo sobre los campesinos, obreros y sectores medios que muchos estudiosos han tenido dificultad para entender. En los siguientes 40 años (1942-82) el PCM no pudo independizarse de las políticas dictadas por la URSS. Pero lo grave es que tampoco nosotros los espartacos, maoístas, trotskistas, guevaristas, pudimos construir alguna organización de izquierda de masas como Rosa Luxemburgo recomendaba o de cuadros como pedía Lenin. Hoy lo que existen son organizaciones socialdemócratas electorales y parlamentarias en peligro de convertirse en más de lo mismo, es decir, en igual al priísmo y el panismo.

6. Es doloroso que después de 160 años de Marx, después de explicar con detalle en sus voluminosas obras filosóficas, históricas y económicas, lo que era el capitalismo y lo que será su sepulturero, sigamos viendo cómo este sistema de explotación sigue sufriendo recambios pero para seguir igual, es decir, para continuar dominando. Capitalismo mercantil, de libre competencia, de Estado, imperial, todo parece afinar sus métodos de control para impedir su derrumbe. Algunos, para tranquilizarme me han dicho que la sociedad esclavista duró decenas de siglos, que el feudalismo por los menos diez y que el capitalismo lleva apenas seis. Sin embargo, de lo que podemos estar seguros es que este sistema no caerá como la fruta del árbol cuando este madura, sino que nosotros tenemos que ayudar a su maduración y sacudir el árbol para que se desplome. Sólo habría que imaginar cuantos millones de seres mueren cada día por causa del la miseria, la explotación y las guerras.

7. Arnoldo Martínez, como cualquier dirigente, no fue ni bueno no malo; actuó respondiendo a las circunstancias que lo rodeaban. No fue culpable de la ineficacia o insignificancia del PCM en sus 60 años de vida. El PRI que nació en 1829 y el PAN que surgió diez años después, tuvieron más presencia porque fueron consecuentes con el sistema dominante. El primero fue sostenido como partido oficial de la Revolución y el segundo por poderosos núcleos empresariales y del clero. El PCM –fuera del profundo oportunismo de muchos de sus dirigentes- nació en otras circunstancias y con otra ideología que le impidió penetrar abiertamente en el sistema. Durante el gobierno cardenista(1934.40) creció en número enormemente, pero se diluyó dentro del gobierno y el sistema; no supo mantener una independencia relativa para crecer como organización. De todas maneras hay muchos juicios al respecto.



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Pedro Echeverría V.


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