“Los guardianes de Chávez”

Tremendo escándalo mediático ha creado, premeditado y alevosamente, la empresa de comunicación CNN con un reportaje titulado “Los guardianes de Chávez”. Lo repiten con el ímpetu impulsivo con que el nazismo fundamentó su metodología de convertir mentiras permanentes en verdades temporales, porque son éstas las que sirven de eslabones para lanzar ataques orquestados en los laboratorios de la política imperialista intervencionista. Vivimos, lo quieran o no reconocer los ideólogos que van delante anunciando los apetitos de la economía, la era del imperialismo donde el factor internacional es primordial a la hora de pensar y actuar para la transformación del mundo como también para darse el imperialismo la potestad de tener injerencia en los asuntos internos de otras naciones.

No nos vamos a ocupar del derecho o el deber que tienen los medios de comunicación o los periodistas de buscar lo que creen es más que una noticia, sino eso que llaman “tubazo” periodístico o noticioso. Que unos grupos o movimientos políticos venezolanos digan que van a defender con las armas al gobierno presidido por Chávez en caso de un golpe de Estado o de una intervención militar de una potencia extranjera para derrocarlo, no sólo es normal sino mil veces más justo que lo que cotidianamente escuchamos de los voceros del Estado estadounidense, que gritan a los cuatro vientos que atacarán, bombardearán y derrocarán aquellos gobiernos que pretendan romper con la armonía de los postulados y dejen de obedecer a los intereses económicos y políticos del imperialismo capitalista. Por lo demás, es necesario decir que es muy lamentable, producto de las atrocidades especialmente del capitalismo, reconocer que en muchos casos para hablar de paz es imprescindible hacerlo con un fusil en la mano. Si en la lucha de clases pudieran resolverse todas y cada una de sus contradicciones (fundamentalmente las antagónicas) por los medios pacíficos o por diálogos donde las palabras sean un arma de credibilidad y de compromiso cumplido, entonces enseñar un arma de la guerra sería una ofensa a la paz, pero este mundo no es así.

El reportaje “Los guardianes de Chávez”, ex profeso o a propósito, deja por fuera un elemento esencial y que es el pilar fundamental entre los guardianes: la masa de pueblo que cree en él y le sigue con fidelidad sus políticas de gobierno. Y si no le han dado un nuevo golpe de Estado es, simplemente entre otras cosas, por temor a la reacción vio9lenta de esa masa de pueblo cobrándose la venganza. Algo así como lo acontecido en Colombia luego del asesinato del líder Jorge Eliécer Gaitán. Pero, además, de ese elemento, el reportaje es demasiado extraño y más bien revela en varias de sus partes como algo específicamente preparado para poder justificar una campaña diabólica contra Chávez. Y ese género de campaña comienza cuando ya se tienen las fuerzas listas, organizadas y armadas, para lanzarlas a una acción ofensiva que busque el derrocamiento de un gobierno o el asesinato de un líder gubernamental.

No sabemos si el reportero hizo algún esfuerzo por entrevistar a algún alto miembro del gobierno para que también diera su opinión sobre “Los guardianes de Chávez”. La grabación con la policía fue chabacana y superflua y los tiros una pantomima de película de comiquitas. El reportero español, haciéndose el inocente, quedó extremadamente sorprendido y consternado que una persona le haya dicho que consideraba a Obama Bin Laden como revolucionario y que estuviese al lado del Che Guevara, a quien el periodista sí cataloga como tal. Por la respuesta de esa persona el reportero quiso hacer ver que el gobierno bolivariano tiene como líder espiritual al famoso y reconocido terrorista de origen árabe formado en las escuelas del terror bajo la dirección de la CIA. Sin embargo, nada dijo el reportero del terrorismo de Estado imperialista como un elemento esencial en la generación de terrorismo individual o de grupo como tampoco se ocupó de investigar a un alto funcionario del gobierno para que opinara sobre las diversas expresiones de terrorismo. De otra parte, el reportero, buscando hacerle creer a la opinión pública del carácter violento del gobierno venezolano, se alarmó que una señora le dijera que el libro más vendido en Venezuela era el de “guerra de guerrillas” del Che Guevara, pero nada dijo delos millones de libros que el gobierno del presidente Chávez ha regalado al pueblo y entre los cuales destacan: “Los miserables” de Víctor Hugo; “Don Quijote de la Mancha” de Cervantes; de historia, de geografía, de castellano, de literatura, de teatro y poesía, de ciencia natural.

Sin embargo, repetimos, existen algunos elementos demasiados extraños en el reportaje que le hacen descubrir la verdadera intención mediática del mismo.

En primer término, resulta ub absurdo y hasta chabacano que para creerlo se necesita no sólo ser un recién nacido sino, igualmente, carecer del normal desenvolvimiento de los sentidos. El periodista nos vende la idea de que cualquiera puede llegar a un campamento guerrillero sin ser invitado y a su encuentro sale una persona que le dice “Soy guerrillo y retírese”. Ni la más remota idea tiene el periodista de “Los guardianes de Chávez” para lanzar al aire esa grotesca mentira. Si llegase esa circunstancia en que se presente alguien, sea periodista o no, desconocido a un campamento guerrillero lo primero que hace quien esté de guardia es retenerlo y enviar por el mando y es éste quien decide lo que a continuación vivirá el “intruso”, sea periodista o no. Y si el guerrillero tallo que hizo el “guerrillo”, por su propia cuenta, en el reportaje, tendrá que vérselas con Dios y con el Diablo a ver quién de los dos lo salva de la inevitable sanción. No negamos que un caso de esos se haya dado hace algunas décadas atrás, pero en la actualidad eso es una ficción y no una verdad o realidad.

El otro elemento, se trata de la facilidad con que el reportero o periodista español llegó al puesto militar de frontera; la forma tan autoritaria con que hizo las primeras interrogantes; la potestad de mando con que entró al recinto del puesto militar; y, lo más insólito, la manera tan inocente del militar que le facilitó toda la información sobre la presencia de guerrilla colombiana y guerrilla venezolana en territorio venezolano. Sabemos de lo difícil y hermético que son los militares en esos puestos fronterizos para dar información a periodistas, sean éstos de donde sean. Hay que ser un experto en cartografía y gozar de una memoria privilegiada para haber dibujado el mapa donde el periodista, según el militar venezolano, le precisó los doce campamentos guerrilleros (nueve de las FBL y tres de las FARC), pero lo extraño es que no haya dibujado ninguno del ELN en la zona fronteriza entre el estado Apure y el departamento de Arauca, cuando el mismo gobierno colombiano lo mencionó, con bastante ahínco, en el apresurado y arrogante informe presentado en la OEA. Por otro lado, es ridículo pensar que la guerrilla colombiana vaya a instalar un campamento guerrillero estable, en territorio venezolano, sólo a diez minutos del puesto o cuartel militar venezolano. Eso no lo cree ni Tarzán que tiene el poder “divino” de gobernar a los animales más feroces que conozca el género humano.

En verdad, desde el punto de vista periodístico o de la noticia, el reportaje “Los guardianes de Chávez” no es un mérito de quien lo planificó, de quien lo hizo y de quien lo publicitó, por lo cual es justo rebelarse contra él, desmontándole sus mentiras y, especialmente, su intención mediática de diabolizar la realidad de la frontera colombo-venezolana tratando de hacer creer que el gobierno venezolano es el culpable de la misma, y, específicamente, en un momento en que las condiciones estaban permitiendo el restablecimiento de relaciones diplomáticas entre los Estados de Colombia y Venezuela.



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El Pueblo Avanza (EPA)


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